Alimentación idónea para perros, más allá del pellet

Por equipo El Guardián

Es interesante ver que la mayoría de los alimentos comerciales secos (pellets) son principalmente cereales (maíz, trigo y arroz), haciéndonos creer que son una fantástica fuente de proteína para los perros. La realidad es que ellos tienen dificultad en utilizar esta proteína, al contrario de lo que ocurre con la proteína de la carne cruda.

Una de las claves de la alimentación de nuestra mascota es entender su sistema digestivo: cómo funciona y qué capacidades tiene para digerir los alimentos que le proporcionamos.

  • Los perros tienen uno de los mejores sistemas digestivos de toda la fauna. En su mandíbula disponen de 42 dientes diseñados para cortar, desgarrar, morder y triturar –algo propio de los carnívoros– lo cual contribuye a limpiar, cepillar y pulir sus dientes y encías.
  • No tienen enzimas digestivas en su saliva, al contrario de los humanos que tenemos amilasa, que ayuda a romper los carbohidratos complejos (verduras, cereales integrales, legumbres, pastas, fruta). Según su anatomía y fisiología, el perro tiene dificultad para digerir alimentos con carbohidratos complejos tipo almidón, como los que se encuentran en los cereales y féculas.
  • Tienen un tracto digestivo cuya longitud está entre un tercio y un medio de la longitud de los omnívoros, diseñado para la adaptación a una rápida digestión de carne y huesos crudos.

¿Sabías que a nivel mundial más del 40% de los perros con dueños sufren de sobrepeso? Y no hay la más mínima duda de la influencia del alimento, ya que en su gran mayoría es de mala calidad y caro.

Viendo esto, parece lógico que si se incluyen cereales en la dieta de los perros, estos no deban nunca ser la fuente principal de proteína, y a la hora de elegir uno apropiado debemos tener en cuenta que de todos los cereales, la harina de avena es la que mejor digieren los perros.

¿Sabes por qué los perros salen a la calle como aspiradoras a comer todo?

Porque sus dietas son pobres en nutrientes, enzimas y bacterias, entre ellos está la falta de triptófano. Las posibilidades de que un perro modifique este comportamiento aumenta cuando es alimentado con carne y huesos crudos o poco cocidos, porque son una fuente riquísima de triptófano, encargado de producir la serotonina que ayuda a relajar a los mamíferos.

¿Cuál es el hueso más apropiado?

Las características que tiene que cumplir son las siguientes: que sea grande (lo bastante para que nuestro perro no se lo pueda tragar, ya que podría asfixiarse), que no tenga aristas (los huesos perfectos son los redondeados), que no sea muy blando para que no lo pueda romper a la primera y, lo más importante, que cuando se rompa no se astille. Entonces, ¿qué hueso debe comprar? El perfecto es el hueso de rodilla de ternera, que cumple a la perfección todas estas condiciones. Se puede comprar en cualquier carnicería y de seguro que cuando los pidamos nos los regalen porque son desperdicios.

¿Crudo o cocido?

Si los huesos son frescos, podemos simplemente lavarlos y dárselos crudos. Si dudas de la frescura, puedes escaldarlos: ponemos el agua a hervir y cuando ya esté en ebullición los metemos y al momento los sacamos. Es muy importante la rapidez porque si se cuece pierde sus cualidades de hueso duro y difícil de romper.

¿La yema de huevo es buena para los perros?

La yema de huevo es una excelente fuente de proteínas y grasa; las primeras construyen músculo y la segunda estimula la energía y contiene vitaminas A, D, E y K, también conocidas como vitaminas solubles en grasa.

La grasa de la yema de huevo es beneficiosa para la piel y pelaje caninos, fomentando una apariencia brillante. La vitamina A ayuda a los ojos y mantiene húmedas las membranas mucosas del cuerpo. La vitamina D ayuda a los perros a absorber calcio, que a su vez promueve la salud de los huesos. La vitamina E protege los tejidos del cuerpo y estimula la formación de glóbulos rojos sanos. La vitamina K es esencial para el mecanismo de coagulación de la sangre. Todas estas vitaminas son esenciales para el bienestar canino y deben provenir de su alimentación.

En definitiva, usa el sentido común, la dieta de un perro no necesita cebolla, ni chocolate ni ninguno de los llamados “alimentos tóxicos” para los perros; sin embargo, no hay nada de malo si le das una pizca de tu comida que tenga algo de cebolla o compartes con él un bocado de los alimentos tóxicos.

Ten presente la frase de Paracelso, válida en lo que respecta a la nutrición de perros, gatos, humanos y cualquier ser vivo en general: “Nada es veneno, todo es veneno, el secreto está en la dosis”.

Fuentes:

www.veterinariaportalmayor.cl

www.taringa.net/posts/mascotas/14893761/Alimentacion-de-las-mascotas-salud-animal-vs-marketing.html

Publicado originalmente en El Guardián de la Salud, edición 121, en su versión impresa.