Por Lorena Castillo, Iridióloga / Naturópata holistica
Los niños hiperactivos son dueños de una intensa actividad motora, es decir, se mueven continuamente. La hiperactividad se considera un “trastorno conductual” porque se altera el entorno y su normalidad. Se considera, también, que estos niños padecen una disfunción cerebral mínima conocida como “encefalitis letárgica”, que afecta el área del comportamiento. De ahí la consecuente explosividad en la actividad voluntaria, impulsividad orgánica e incapacidad de estarse quietos. Un niño hiperactivo es un niño que destaca sin duda, pero que necesita ser guiado con mucha paciencia y amor para que encauce la energía extra en cosas que lo beneficien, y beneficien al resto.
Características conductuales generales
Si alguna vez ha estado en presencia de un niño que va de un lado a otro constantemente, comenzando alguna tarea para abandonarla incompleta, hay que tener ojo, especialmente si su hiperactividad aumenta cuando está en presencia de otras personas, sobre todo frente a quienes ve poco o extraños. Son los niños que “se lucen cuando hay una visita”, pero que se normalizan cuando están solos.
Para ser hiperactivo, un niño aparte de “inquieto” debe ser especialmente problemático. Es decir, poseer un espíritu destructivo, ser impulsivo, insensible a los castigos, desobediente y nervioso. Por esto es que son malos alumnos, porque son difíciles de educar, ya sea por los padres, como por los profesores. Es más, son niños que no pueden mantener durante mucho tiempo la atención puesta en algo, lo que se verá reflejado en sus notas, a pesar de tener una capacidad intelectual normal o superior.
Son considerados rebeldes, pues no hacen lo que sus padres les indican, o incluso hacen lo contrario. Tienen muy poca tolerancia a las frustraciones, con lo que insisten mucho hasta lograr lo que desean, siendo especialistas en “rabietas”.
La alimentación necesaria para equilibrar sus emociones y saltos de energía
Frutas crudas de estación como jugos en las mañanas (piña, melón) y como colación para los recreos (plátano, pera).
– Vegetales con aporte de clorofila, como los de hoja verde: acelga, apio, perejil, albahaca, orégano.
– Carbohidratos como la quínoa, que contienen tritopfano, un estimulante neurotransmisor y antidepresivo, importante para el desarrollo cerebral.
Pescados de agua fría (atún, salmón, arenque), ya que contienen ácido docosahexaenoico (DHA), fundamental para el desarrollo del cerebro y cuya carencia se vincula a las personas con síndrome de hiperactividad.
Suplementación de DHA. Se toma en la mañana, antes de ir al colegio, 1 cápsula con agua.
Carbohidratos complejos que se encuentran en las legumbres, la mejor fuente vegetal de proteínas. Contienen un 22% más que cualquier otro tipo de vegetales. Al contrario de las proteínas derivadas de animales, las proteínas de las legumbres están libres de colesterol y normalmente son pobres en grasas. Contienen, además, vitamina B6 y tiamina, y minerales como hierro, zinc, potasio y cobre. Por esto, 2 o 3 veces por semana los niños deben consumir porotos, lentejas, garbanzos, arvejas o habas.
Vitamina B6: Conocida como piridoxina, estimula la capacidad de atención, disminuye la irritabilidad y colabora con la producción de importantes sustancias químicas del cerebro, como la serotonina. Además, la vitamina B6 es necesaria para el óptimo metabolismo de los hidratos de carbono (ej. arroz integral, granos, plátano, palta, nuez y legumbres)
Vitamina B12: Esencial para el funcionamiento del sistema nervioso, ya que ayuda adesarrollar las funciones neurológicas. Su consumo mejora la concentración y la regulación de los neurotransmisores. Tenga en cuenta que la vitamina B12 se asimila de la misma forma que la vitamina C, por lo que se debe mantener como mínimo una diferencia de 3 horas entre la ingesta de una y otra. La B12 está presente en huevos, lácteos, carnes y pescados como salmón, arenque y sardina principalmente.
Hierro: Un excelente alimento para consumir este mineral es la lenteja, que además puede prepararse de diversas formas como germinados, zumos, ensaladas o croquetas.
Zinc: Este mineral es muy beneficioso para mejorar la capacidad de procesar datos y tomar decisiones por parte del niño, siendo destacada su influencia en la regulación de los neurotransmisores cerebrales y de la secreción de melatonina (hormona nocturna, que favorece el desarrollo emocional). El zinc está presente en alimentos como champiñón, rabanito y yema de huevo.
Valeriana: Esta hierba, preparada en infusión con sus raíces, estimula la producción y las actividades de algunos neurotransmisores del cerebro. Excelente opción completamente natural para desarrollar las capacidades mentales de niños hiperactivos. Hierva, durante 5 minutos, 1 taza de agua y luego agregue 2 cucharadas de valeriana. El niño debe tomar media taza en la mañana y media en la tarde.
Cambios en el estilo de vida
Así como la alimentación es clave para ayudar a equilibrar la hiperactividad del menor, los cambios en su estilo de vida y en su entorno emocional y afectivo son claves para acompañar este proceso.
En vez de exponerlo excesivamente a la televisión, a los juegos electrónicos y de video; lo mejor es promover la realización de actividades y juegos al aire libre. Especialmente si el clima acompaña.
En vez de seguir con la misma rutina de tareas largas y tediosas que los niños “normales” hacen en el colegio; para estos niños lo mejor son las actividades o tareas que no sobrepasen los 15 a 20 minutos. Es importante crear una rutina diaria clara, y ser concreto en las instrucciones dadas (hacer la cama, poner la mesa, leer, ordenar la habitación, entre otras).
En vez de premiarlo con comida chatarra, dulces o juguetes; prémielo con paseos o elementos que fomenten su estabilidad como dibujar, pintar, hacer deportes, etc. Trate paulatinamente de retirar los elementos que puedan distraerlo de su rutina diaria, y planifique programas que permitan incrementar gradualmente su grado de concentración. Cuando se comporte mal o esté alterado, use ‘tiempos de espera’ como castigo.
ESTRATEGIAS SALUDABLES PARA TRANQUILIZAR A UN NIÑO ALTERADO
Enséñele a su hijo maneras saludables y agradables para relajarse:
Ponga música suave y relajante mientras juega.
Deje que se siente en su regazo mientras mira la televisión para inculcar un sentido de seguridad, o cántele mientras prepara las comidas.
Convierta la calma en un juego: dígale que se imagine un lugar seguro y feliz, lleno de todas sus cosas favoritas. Cada vez que diga “Vamos a jugar el juego tranquilo”, tiene que sentarse tranquilamente y pensar que él está en su lugar especial. Además de tener un efecto calmante, este ejercicio puede ayudar a que la imaginación de su hijo crezca y se desarrolle.
Homeopatía
Si el nivel de actividad de su hijo es muy elevado, intente con la homeopatía. El Arsenicum Album es un componente que presta bastante ayuda en los desequilibrios infantiles.
Alimentos que debemos evitar para no interrumpir el equilibrio
Moderar o evitar la leche y los lácteos en general. No sobrepasar una vez por semana de cada tipo.
El trigo (y el gluten) en forma de pan, galletas, pastas y alimentos refinados. Reemplace por galletas de arroz, de avena o centeno.
Alimentos comerciales con abundancia de azúcar refinada (carbohidratos simples), ya que, según investigaciones, se ha podido detectar que los niños con hiperactividad presentan, en pruebas de laboratorio, curvas anormales de tolerancia a la glucosa.
Comida chatarra y todos los alimentos que contengan saborizantes o preservantes artificiales como glutamato monosódico (MSG) incluido en sopas instantáneas y salsas principalmente. Evite darle todos los alimentos procesados de color rojo, amarillo y verde.
Tabletas de antiácidos, pastillas contra la tos o dentífrico comercial. Prefiera la homeopatía como la Camomilla D6, bacterias amigables para trastornos digestivos, o Propóleo con equinácea para los trastornos del resfrío común. Busque algún dentífrico natural sin endulzantes ni saborizantes químicos.
Bebidas carbonatadas, pues contienen grandes cantidades de fosfatos, responsables de la hiperkinesia (exceso de actividad muscular).
Tres remedios naturales para controlar la hiperactividad
1) Deje remojando dos cucharadas de avena con agua purificada (o jugo de pera o membrillo) durante la noche y cuele. Dé el líquido todos los días en la mañana, para el fortalecimiento del sistema nervioso y el mejoramiento del autocontrol del niño.
2) Vierta dos cucharadas de hojas de ginkgo biloba en una taza con agua hirviendo. Tape y deje enfriar. Cuele y dé media taza en la mañana y media en la tarde. Este remedio ayuda a mejorar la concentración.
3) Lave y pele dos peras pequeñas y ponga a hervir en media taza de agua con dos hojas de melisa, durante cinco minutos. Retire del fuego y deje enfriar. Dé media taza en la mañana y media en la tarde. Este remedio ayuda a relajar el sistema nervioso.
Finalmente, es importante tener en consideración que la intoxicación con metales pesados como el plomo y el cobre se ha vinculado con problemas de conducta y con la hiperactividad en niños. Se recomienda realizar un análisis en Medicina Cuántica para descartar esta acumulación o saturaciones de tóxicos inorgánicos.
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