Por Paola Ramírez, Nt. en Medicina Biológica Ortomolecular /Diplomado en Homotoxicología y GNM
La osteoporosis es definida metódicamente como la enfermedad en la cual los huesos se vuelven porosos y débiles debido a la pérdida de tejido óseo. Las estadísticas indican que es más recurrente en mujeres mayores post menopausia, y que alrededor del 50% de mujeres y 25% de hombres sufrirán alguna fractura debido a la osteoporosis.
Pero ¿por qué ocurre?, ¿por qué se encuentran las mujeres postmenopáusicas en mayor riesgo?, ¿por qué no toda mujer postmenopáusica la desarrolla?, y ¿por qué algunas sufren mayor pérdida de tejido óseo que otras?
Cuando las emociones tienen un rol fundamental
Como respuesta a estas preguntas, y tras un análisis sistematizado, varios médicos experimentados –entre ellos el Dr. Ryke Geerd Hamer– han encontrado una correlación siempre presente en los casos de osteoporosis. Observaron que el tejido óseo siempre es afectado cuando una persona experimenta una inesperada pérdida de autoestima, a modo de shock emocional. Trauma que puede ser desarrollado en esa persona por medio de una crítica insensible o injusta, por ser minimizada, por fallar en el trabajo, las relaciones, los deportes o en la escuela, o cuando nos sentimos sin apoyo, enfermos, viejos o pasamos por procesos de transición difíciles como lo son la menopausia, los retiros y las jubilaciones, los cuales proveen infinitas situaciones que pueden disparar una pérdida de la confianza propia y un repentino sentimiento de auto-devaluación.
La zona del cuerpo afectada por esta pérdida ósea guarda directa relación con el área donde la persona siente haber perdido su utilidad, fuerza o valoración.
La solución y el comienzo del dolor
En el momento en que recuperamos nuestra autoestima, los espacios serán rellenados y el hueso afectado será reconstruido (fase curativa). El aumento de volumen que viene con el proceso de reparación produce estiramiento en el periostio, que es la piel del hueso, lo que puede ser muy doloroso.
¿Intervienen las hormonas?
Las investigaciones sobre el común denominador en la osteoporosis nos dejan en claro que los cambios hormonales no son la causa directa, sino que más bien precipitan la pérdida de la autoestima en muchas mujeres.
Ahora podemos preguntarnos por qué parece funcionar contra la osteoporosis la terapia de reemplazo hormonal. Veamos. Es bien sabido que el estrógeno hace que una mujer se vea más joven, lo que consecuentemente la hace sentir más atractiva, haciendo el truco de resolver su conflicto de auto-devaluación. Así que no es el estrógeno propiamente tal el que mejora la salud del hueso, sino el efecto de esta hormona sobre la psique de una mujer.
¿Y qué hay de la nutrición?
Claramente el paso del tiempo y el auto flagelo inducido por malos hábitos de alimentación, sedentarismo y exceso de medicación acidificante, predispone al cuerpo humano a sufrir de osteoporosis.
El exceso de flúor en la dieta moderna, proveniente del agua potable, puede ser uno de los grandes responsables, ya que en dosis altas el flúor debilita los huesos y provoca depresión.
La alimentación juega un rol fundamental en la recuperación
Analizando el grueso de la población actual, muy por el contrario de haber evolucionado, podría decirse que hemos involucionado. La industrialización y refinación de los alimentos marcan claramente que somos una especie de consumo autodestructivo; las comodidades modernas han reemplazado el trabajo físico y las actividades físicas agradables, a lo que se suman horas de sedentarismo. Los medicamentos que se utilizan prometen resultados rápidos sin cambios en nuestro estilo de vida, pero finalmente traen como consecuencia más enfermedad (ver artículo sobre fracturas de cadera, ed.108, pág 23).
Entre los alimentos a evitar para revertir la osteoporosis debemos mencionar: aceites refinados, harina blanca, arroz blanco, café, té, azúcar, edulcorantes artificiales, alcohol, cigarrillos y gaseosas, todas sustancias que acidifican la sangre y estimulan la pérdida de calcio.
Calcio, pero no de la leche
Es importante asegurar una buena asimilación de calcio, cosa que no se logra obsesionándose con el consumo de lácteos, sino promoviendo una alcalinización de la sangre y asegurando una alimentación saludable rica en verduras, frutos secos y hortalizas, las cuales son fuente de vitaminas y minerales como magnesio y calcio, en particular, las verduras de hoja verde, el brócoli, la quínoa, las almendras, el sésamo, los champiñones, etc. Al ingresar el calcio al organismo, el magnesio protege y evita que sea eliminado a través de la orina, atrayendo al calcio y llevándolo directamente al hueso, para evitar que se deposite en otras partes del organismo. La vitamina D, por su parte, actúa facilitando la absorción del calcio.
Tengamos presente que hoy en día somos la generación de toda la historia de la humanidad que mayor importancia le da al consumo de calcio. Estamos adicionándolo artificialmente en la mayoría de todos los productos del supermercado y, sin embargo, padecemos más debilidad ósea que nunca. ¿No le parece que hay una ecuación que está fallando? Entonces, ¿realmente podemos decir que la predisposición a sufrir osteoporosis es por falta de calcio?
¡Prevenga!
Asegúrese de consumir unas cuantas porciones de frutas y verduras frescas, legumbres y frutos oleaginosos como almendras, nueces, etc., cereales integrales, aceites prensados en frío (como oliva extra virgen), e incluya pescados y huevos en su dieta. Con esto nuestro cuerpo recibirá la nutrición básica para unos huesos fuertes. Paralelamente, realice actividad física variada y unos ejercicios moderados con pesas para favorecer una constante osteogénesis (generación de hueso). Finalmente, procure tomar sol. En horarios saludables, el sol es la mejor fuente de vitamina D y un gran amigo de los huesos.
¡Trátese!
Si ya padece osteoporosis, la estrategia diseñada para prevención será insuficiente y deberá sumar alimentos ricos en minerales como boro (ej. pasas, miel, habas, frutillas, manzanas, peras, espárrago), calcio (almendras, sésamo, espinacas, cebolla, berro, acelga, legumbres, brócoli), silicio (pimentones, avena, arroz integral, cebada, pasas, pepino, espinacas), magnesio (semillas de maravilla, almendras, avellanas, germen de trigo, garbanzos, cacao) y zinc (ostras, salmón, cacao, ajo, germen de trigo, garbanzos, yema de huevo, semillas de zapallo). También es de gran ayuda el betacaroteno, que se encuentra en fuentes como zanahoria, espinaca, zapallo y cereza.
Es primordial promover la confianza y seguridad con su familia y amigos. Así que están a la orden del día muchos abrazos. Incluso los masajes son una buena terapia en este sentido.
En caso de comenzar a sentir dolor (lo que significa que está en recuperación) procure agregar algunos complementos nutricionales para disminuirlo: vitamina C pura y aceite de sardinas (rico en omega 3), y para ayudar en la osteogénesis: spirulina y maca.
Después de completarse la reparación, el hueso es mucho más fuerte que antes. Biológicamente, este proceso tiene el propósito de reforzar el tejido óseo que fue afectado por la auto-devaluación, para que en la siguiente ocasión que suframos un conflicto de esta naturaleza, nuestro organismo se encuentre mejor preparado.
Fuentes:
http://www.germannewmedicine.ca/
documents/osteoporosis-s.html
http://www.coachnutricional.net/
2009/10/terapeutica-ortomolecular-de-la.html
http://www.dr-ortomolecular.com/noticias_proc.asp?Seleccion=9
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