Por Sergi Jover Autor investigador / Naturópata especialista en nutrición metabólica
En repetidas ocasiones hemos abordado este tema, pero en el presente número le daremos un enfoque realmente diferente para que sepan erradicar de manera contundente y de raíz, todo y cuanto se relaciona con el hipotiroidismo.
Es obvio que cada persona es un universo, por ende, las necesidades variarán según sean las circunstancias que se estén atravesando. Pero antes de entrar en materia y a modo de párrafo corto, refresquemos un poco la memoria.
La glándula tiroides se halla en la base del cuello. Está vinculada al centro energético de la garganta, y el papel que desempeña esta glándula es de suma importancia, pues entre otras cosas se encarga de secretar y sintetizar dos hormonas: la tiroxina (T4) y la triyodotironina (T3), ambas contenedoras de yodo –conocido oligoelemento que se caracteriza por ser un poderoso antiséptico necesario para el buen funcionamiento del cuerpo, que todos deberíamos obtener de manera natural mediante la alimentación. Es por ello que, cualquier tipo de bloqueo en dicho proceso acarrea graves consecuencias para la salud.
Las alteraciones más frecuentes son: bocio simple, cretinismo endémico, hipertiroidismo, hipotiroidismo y tiroiditis.
Los síntomas que pueden presentarse en el hipotiroidismo, algunos de los cuales se detallan a continuación, pueden manifestarse de manera más suave, dando lugar a que la patología pase inadvertida durante largo tiempo.
S.O.S
Unos tres años y medio desde mi llegada a Chile, recibí la llamada de una importante abogada de Antofagasta solicitando una guía para poder solucionar su problema de hipotiroidismo. Se sentía cansada, desanimada, sufría de estreñimiento, dolores musculares, ansiedad, debilitamiento de cabello y uñas, sequedad de piel, hormigueo y frío en las extremidades, cambios de humor y disminución de sus reflejos.
Tras un intercambio vital de información entre la participante y yo, y unas pocas sesiones, su recuperación fue exitosa y contundente.
Simplemente había que reeducar y equilibrar su organismo a nivel energético, entre otras cosas, mediante unos buenos hábitos alimentarios y una precisa suplementación; pero lo más importante, era dar a conocer las causas que la habían llevado hasta ese estado. Éste es un punto crucial en la rápida recuperación de las personas juntamente con una buena predisposición al cambio.
He mencionado la palabra participante porque es importante que la persona se entregue e interactúe para que se produzcan los cambios que desea ver. Los pacientes se quedan de brazos cruzados esperando a que alguien les solucione sus problemas. Nada más lejos de la realidad.
Un dato que me llama la atención es que en España fueron muy pocos los casos atendidos de dicha dolencia; en cambio en Chile, han sido muchos, pues existe un porcentaje realmente elevado de personas con sendos desajustes glandulares en la tiroides. Las personas reflejan lo que sucede en la sociedad, y la sociedad chilena necesita urgentemente expresar sus verdaderas necesidades, sus deseos y emociones en vez de reprimirlos.
Recomendaciones básicas
- La primera recomendación en caso de hipotiroidismo o de cualquier otro trastorno es una buena higiene mental. ¿Verdad que se ducha cada día? Pues también es necesario mantener un estado emocional óptimo, ya que un exceso de preocupaciones, disgustos, estrés, tensiones, etc., desajustará la tiroides.
- La segunda recomendación es la realización de ejercicio físico. El cuerpo lo pide a gritos. Tan sólo hace falta observar. Por lo tanto, si usted quiere librarse de esta carga para siempre, ejercítese.
- Tercera recomendación a tener presente es la ingesta de grasas saturadas saludables (tales como yema de huevo cruda o levemente cocida, mantequilla, aceite de coco, etc.), como ya se habló en artículos publicados con anterioridad en El Guardián de la Salud.
- Y por último, pero no menos importante, debe aumentar sustancialmente el consumo de vegetales crudos y cocidos, y de algas marinas.
Alimentos a evitar
-Harinas refinadas, azúcares, tabaco, alcohol, café y cualquier tipo de sustancia que pueda interferir en la actividad tiroidea y dañe el sistema nervioso.
-Carnes rojas en grandes cantidades. Sustitúyala por pescado y proteínas vegetales.
–Vegetales crucíferos, nabo, mandioca, pimiento, berenjena, tomate, papa, nueces y maní, ya que no favorecen la asimilación de yodo.
-Aceites vegetales de girasol o maravilla, canola, soya, maíz, semilla de algodón, de pepita de uva, etc., ya que todos son procesados con calor (hidrogenación) y ralentizan el metabolismo.
-Sal común, agua de la llave y metales pesados.
Suplementos a tener presentes
A continuación se detallan a modo general algunos de los suplementos a tener presentes. Las cantidades y necesidades variarán según la persona, por lo que no todos deben seguir las mismas recomendaciones.
–Vitaminas del grupo B: Son indispensables para el metabolismo de los hidratos de carbono y su transformación en energía. Buenas fuentes:vegetales de color verde oscuro, granos integrales (fuente de levadura de cerveza, germen de trigo, etc.), yema de huevo (contiene lecitina), hígado y spirulina (con todo el complejo de vitaminas B). Si no consume estos alimentos regularmente deberá suplementar con sus concentrados.
Vitamina B12: Participa en el buen funcionamiento de la tiroides. En la modernidad solemos tener deficiencias por dejar de lado la costumbre de consumir sopa de médula, panitas, huevo a la copa, etc.
-Vitamina E: Imprescindible para el buen funcio-namiento de la tiroides.
Debe ser de fuente natural y si no especifica la fuente alimenticia de donde se extrajo (ej. germen de trigo), al menos puede verificar su origen natural con el nombre del tipo de vitamina E: d-alfa-tocoferol. Aun así, es importante que sea con extracción en frío, como los aceites extra virgen.
-Vitamina C: Ayuda a la absorción y asimilación de las vitaminas del complejo B, además de protegerlas de la oxidación. Para obtener suficiente, a menos que sea fanático del pimentón crudo, puede suplementar con
-Omega 3: Entre otros beneficios, por sus espectaculares propiedades antiinflamatorias. Se requiere de aproximadamente tres gramos de algún aceite de pescado de cadena larga para asegurar la dosis necesaria de EPA y DHA.
Fuente de la información: “Tu salud en los nuevos tiempos”, Sergi Jover (Ed. Obelisco)
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