Compilado por Carolina Pérez A.
El envejecimiento se produce cuando las células del cuerpo mueren a una tasa más rápida de lo que se generan nuevas células. Las personas envejecen de manera prematura principalmente debido a una dieta inadecuada y baja en nutrientes. Ello estimula la destrucción celular y aumenta el potencial para sufrir obesidad, diabetes, cáncer y otras enfermedades crónicas. Con una dieta incorrecta, el cuerpo produce grandes cantidades de moléculas de oxígeno altamente reactivas, conocidas como radicales libres, que dañan las células saludables y aceleran el proceso de envejecimiento. Los radicales libres se generan, en especial, cuando consumimos alimentos altos en grasa. También cuando nos exponemos a contaminantes ambientales, como smog o pesticidas, cuando vivimos en constante estrés o cuando consumimos demasiadas calorías.
La idea es envejecer, pero con salud y cuando nos corresponde, y no acelerar el proceso con malas elecciones alimenticias y de estilo de vida. A continuación te presentamos una serie de nutrientes que debes incorporar a tu dieta diaria. Con ellos evitarás el envejecimiento prematuro y fomentarás la salud de tu piel y de tu organismo.
1. Vitamina C. Es fundamental para nuestro organismo. Tiene un importante papel en la mantención de una buena salud en general y en la elasticidad de nuestra piel. Mientras que las pieles jóvenes están llenas de vitamina C, con la edad la piel naturalmente pierde este nutriente. Otros factores, como la exposición prolongada al sol, a contaminantes y al humo del cigarrillo, también reducen los niveles de vitamina C en nuestro organismo, contribuyendo a las señales de envejecimiento. Una de las funciones más poderosas de esta vitamina es su participación en la producción de colágeno, una proteína que da a la piel su elasticidad. A medida de que envejecemos, el colágeno se rompe y comienzan a aparecer arrugas. Por esto, estabilizar los niveles de vitamina C de la piel puede ayudar a contrarrestar la formación de arrugas. Para estos efectos, consume entre 2.000 mg y 3.000 mg diarios de ácido ascórbico o ascorbato de sodio puro, sin colorantes ni endulzantes, en varias tomas durante el día.
Puedes usar esta misma vitamina C disuelta en un poquito de agua para aplicar directo sobre la piel, antes de acostarte. Como es un potente antioxidante, ayudará a atenuar las manchas de la piel y a suavizarla. Se requieren de unas 6 a 8 semanas para ver diferencias, pero al cabo de 6 meses, se alcanzarán los máximos beneficios.
2. Vitamina E (natural con tocoferoles mezclados). Es un compuesto soluble en grasa que repara la piel seca y agrietada cuando se usa en forma tópica. Ayuda a retener la humedad de la piel. Una apropiada ingesta de este antioxidante previene y limita el daño causado por los radicales libres y la oxidación. Mejora el funcionamiento del sistema inmunológico. Previene la formación innecesaria de coágulos, reduciendo el riesgo de ataques cardíacos o de accidentes cerebrovasculares. La vitamina E también mantiene a raya el colesterol LDL (“malo”), que puede contribuir a la aterosclerosis. Asimismo, podría proteger contra el cáncer. En forma de suplemento, asegúrate de que la vitamina E provenga de fuentes naturales como el aceite de germen de trigo. La vitamina E sintética no sirve. Consume entre 300 y 1.200 mg al día. La vitamina E de fuente natural y procesada en frío no sólo contiene tocoferoles, también se le han descubierto otras sustancias llamadas tocotrienoles, que sinergizan con el poder antioxidante de los tocoferoles de la vitamina E. Puedes obtenerla comiendo frutos secos, semillas (girasol y linaza), almendras, verduras de hoja verde, palta, aceite de oliva y germen de trigo sin tostar, entre otros.
3. Vitamina A. Otro importante antioxidante que ayuda a neutralizar los efectos dañinos de los radicales libres. Las cremas o lociones tópicas con vitamina A (retinol) han demostrado reducir los signos de daño en la piel, exfoliándola y aminorando las arrugas y líneas de expresión finas. La vitamina A también puede ayudar a atenuar los círculos bajo los ojos, al igual que la vitamina K. Además, en cantidades apropiadas, esta vitamina es importante para la salud ósea en general, ayudando a compensar los efectos de la osteoporosis. En forma de suplemento se debe tomar en las cantidades justas, unas 10.000 UI o 3.000 mcg al día, puesto que al ser soluble en grasa y almacenarse en el hígado podría ser tóxica a largo plazo en grandes cantidades. En fuentes naturales se encuentra en frutas y vegetales amarillos o anaranjados, vegetales de hoja verde, levadura de cerveza, granos integrales, legumbres, huevos, hígado, carnes blancas, rojas y mariscos, entre otros.
4. Aceite de pescado. Contiene ácidos grasos omega 3. El omega 3 ayuda a mantener la hidratación de la piel, participa en el correcto funcionamiento del cerebro y del sistema inmunológico. También reduce el riesgo de enfermedades cardíacas y de cáncer. Ayuda a aliviar el dolor y la inflamación. Toma entre 3.000 y 5.000 mg de aceite de pescado al día.
5. Frutos del bosque o berries. Frutillas, frambuesas, arándanos y moras, así como uvas y cerezas, contienen fitonutrientes valiosos llamados flavonoides. Estos tienen una potente actividad antioxidante que combate los radicales libres y reduce el riesgo de enfermedades cardíacas. El ácido elágico, polifenol presente en estas frutas, también fomenta la excreción de químicos carcinógenos. Consúmelos en abundancia.
6. Té verde. Este té viene de las hojas de la planta Camellia sinensis, la misma planta usada para hacer té negro. Pero al no ser fermentado, contiene mayor cantidad de los potentes antioxidantes llamados polifenoles, que ayudan a combatir los radicales libres y a prevenir el envejecimiento prematuro. El té verde también protege el hígado, reduce los niveles de colesterol, combate las caries dentales y fomenta la pérdida de peso. Bebe dos o más tazas de té verde al día, endulzado con stevia, o toma al menos 1.500 mg de extracto de té verde en forma de cápsulas o tabletas.
7. Spirulina. Es una nutritiva alga verde-azul que crece en las aguas tibias de África, América Central y Hawái. Contiene todos los aminoácidos esenciales en una forma altamente absorbible. Es una rica fuente de proteína. También contiene carotenoides (pigmentos solubles en grasa que actúan como antioxidantes), clorofila (pigmento que tiene potentes propiedades antioxidantes y anticancerígenas) y fitocianinas, que estimulan la producción de glóbulos rojos. Puedes encontrarla en forma de suplemento y consumir entre 2.000 y 3.000 mg al día.
Otros hábitos que debes cambiar para conservar la salud de tu piel
• Deja de consumir alimentos perjudiciales. Sobre todo aquellos con exceso de azúcar y alcohol. Renuncia a la comida rápida o chatarra, alta en grasas. Todos ellos generan radicales libres.
• Abandona el hábito de fumar. Sólo te aporta toxinas y carcinógenos que dañan tus órganos, incluyendo el más grande: la piel.
• Deja de vivir en constante estrés. No sólo te está haciendo miserable ahora, también te está envejeciendo prematuramente, volviéndote más susceptible a las enfermedades cardiovasculares. El estrés afecta tu salud en general.
• Ten siempre un sueño reparador de al menos 8 horas diarias, para que tus células y tejidos se regeneren, para restaurar tu piel y para renovar tu tono muscular.
• Haz ejercicio físico, ya que aumenta el flujo de sangre. Ello ayuda a nutrir las células de la piel. Además, el ejercicio favorece la eliminación de desechos celulares por medio de la transpiración, limpiando la piel desde el interior. Es una herramienta para combatir el estrés.
• Aumenta el consumo de agua. Mantener tu organismo hidratado, con al menos 8 vasos de agua pura al día, es esencial para tu salud en general. Y sobre todo, para lucir una piel más fresca, sana y radiante.
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