Dr. Ricardo Soto, “Con Medicina Consciente, queremos devolver la espiritualidad al mundo científico”

Desde principios de este año, el Dr. Ricardo Soto Olhabe (34 años, casado, 1 hija), es rostro habitual del matinal “Bienvenidos” de Canal 13, donde se ha ganado un espacio televisivo gracias a sus puntos de vista sobre la salud y el bienestar de las personas que a muy pocos han dejado indiferentes. Tanto así que, continuamente, enfrenta duras críticas de sus pares, mientras el rating del programa se mantiene imbatible. Pero este polémico doctor –que se niega a colgar la bata blanca– es también un incasable estudioso y formador, compartiendo sus conocimientos no sólo en la pantalla chica, sino también en centros de salud y desde la academia. En entrevista exclusiva, aborda su desarrollo personal caracterizado por la superación de los miedos y su particular enfoque de la salud, entre otros temas.

 

Por Antonio Muñoz B., Periodista PUC

 

¿Qué es Medicina Consciente?

“Es un nuevo paradigma respecto de lo que comprendemos por atención de salud, donde por fin se nos preste atención como corresponde, considerando al ser humano en todas sus dimensiones y no sólo centrado en el cuerpo físico, mediante un enfoque puesto en la salud y no en la enfermedad, como estamos habituados en la medicina convencional; un nuevo enfoque en el que el “paciente” deje de serlo y se convierte en un “activo” hacia su propia recuperación en este proceso de curación. Y que, fundamentalmente, lo que se fomenta como herramienta terapéutica sea la toma de consciencia, que le permita al consultante efectuar cambios genuinos en sí mismo”.

 

-¿Cuáles son las bases científicas de este nuevo enfoque?

“Medicina Consciente es parte del concepto amplísimo de medicina integrativa, que a su vez, como su nombre lo indica, constituye un complemento adecuado entre la medicina científica convencional, con muchas bases en la evidencia, más algo que se ha perdido y que, a nuestro juicio, nunca debió desligarse, que es la consideración de la espiritualidad. Cuando esa separación ocurre con René Descartes, la ciencia pierde algo muy valioso, que es aquello que no es evidente, pero que todos nosotros llegamos a sentir. Hoy, se hace más necesario que nunca volver a esa espiritualidad, que siempre debió estar ligada con el mundo científico. Y ese es el propósito genuino que tiene Medicina Consciente: devolver la espiritualidad al mundo científico”.

 

-Entonces, ¿usted es un médico integrativo, alópata…?

“Por cierto, yo vengo del mundo científico, fui muy escéptico como muchos. Estudié medicina convencional, por eso no me saco el “delantalcito blanco”. No es que rehúya o rechace sus principios o sus herramientas; para nada, me gusta mucho. No obstante, la vocación dentro de Medicina Consciente va más allá y necesita de una amplitud, de una flexibilidad mental, que la da el conocer el mundo de las medicinas complementarias. En esta integración real es que llego al concepto de medicina integrativa, que no es un invento nuestro, porque lleva más de 40 años de vida en el mundo. Pero Medicina Consciente incluye, dentro de esta medicina integrativa, a la espiritualidad, que, aclaramos, es distinta a la religión y es primordial para comprender lo que ocurre en nuestra vida”.

 

-¿Qué papel desempeña la alimentación en la medicina?

 “Es fundamental, porque estamos en un plano físico donde venimos a sentir, a aprender del dolor y de los momentos alegres. Y como dice el Ayurveda: “Somos lo que comemos”. Nos define, y la relación con los alimentos es una de las que debemos tener más armónicas. Ocurre en nuestra sociedad actual que estamos muy olvidados de los reales alimentos y llamamos “alimento” a algo que viene en paquete, envasado, con una serie de ingredientes que no nacieron de la tierra, que no los sacamos de un árbol, sino que los procesaron. Las personas mayores tenían muy clara la diferencia. En su época había mejor salud que ahora. Y este cambio, entonces, tiene que ver con una mala alimentación”.

 

-Hablando de alimentación, ¿qué erradicó de su régimen diario?

“Dentro de los cambios que he iniciado, hace ya varios años, dejé los  lácteos procesados de vaca, lo que para mí fue muy importante, porque era “ternerito” de chico. Me lo comía todo con leche, yogures, todo tipo de postres. Jugaba a la pelota y, en vez de tomar agua por sed, tomaba leche, y leche con manjar, ¡terrible! Estaba lleno de flemas, muy tieso físicamente, con triglicéridos altos y con una mente muy densa. Eso cambió drásticamente cuando dejé los lácteos. Luego dejé la carne roja, lo que no significó ningún sacrificio, porque  nunca fui bueno para el asado; era más por el carrete que rodeaba al asado que por la carne en sí. Hoy, no echo de menos nada de eso. Y las personas me preguntan: “Pero, ¿cómo no le dan ganas de comerse unas costillitas?” No, nada. De hecho, con mi señora hicimos el gran cambio para un 18 de septiembre.

Ese fue un cambio dramático en el sentido de salud, porque se recupera mucho equilibrio, y ahí los veganos me comprenderán, en el sentido de que, después de años de dejar de comer carne, uno pasa por fuera de una carnicería y le da asco”.

 

-¿Come carnes blancas como pescado, por ejemplo?

“Sí. Nosotros no somos veganos, para nada. Creo que todavía en Chile es muy difícil ser vegano estricto. Nosotros hemos decidido, por salud, seguir comiendo pescado. No lo compramos, sino que cuando vamospara algún lado, para no ser tan mañosos socialmente, aceptamos pescado fresco y de tamaño pequeño para no tener la contaminación de metales

pesados. Comemos mariscos también, y a veces pollo de campo, que no tiene nada que ver con el marinado, lleno de hormonas. No comemos pavo hace rato. Comemos huevos de gallinas libres y ahí está nuestra gran fuente de proteína animal, que nos permite evitar suplementarnos con B12 y con otras vitaminas que necesitan los veganos estrictos”.

 

-¿Qué fue lo que más le costó dejar?

“El dejar no; es el enfrentar los propios miedos. En mi personalidad, son los miedos al juicio externo, los miedos al juicio de los pares y, luego, el gran miedo es al juicio interno, al juicio que uno mismo hace de sí mismo. Eso, creo yo, es el gran desafío de vida no sólo para mí, sino también para muchas personas: superar los propios miedos, lo que los Rishis Kun-Li hablan de vencerse a sí mismo, vencer todas esas resistencias respecto del cambio”.

 

Ricardo Soto Olhabe es médico-cirujano de la Universidad de Chile, especializado en Medicina Integrativa. Además, es Discípulo del Linaje Kun-Li, tiene estudios en Medicina Bioenergética de Linaje Kun-Li; en Medicina Cuántica o Bhut-Vidya y en Tai Kuang, en Dharmashala; y en Visión Holística de la Cancerología, Laia Naturopatía (España). Ha realizado postgrados de MBA en Salud, Calidad y Acreditación en Salud y, actualmente, cursa un Diplomado de Gestión de Procesos, en la Facultad de Economía y Negocios (FEN) de la Universidad de Chile, el cual concluye en septiembre. Es fundador y director de Medicina Consciente (www.medicinaconsciente.cl). Tiene consulta particular en CasaFen (www.casafen.cl) y hace clases en este centro y en la Facultad de Medicina de la Universidad Finis Terrae, porque, como afirma con su característico tono apacible, “me encanta la docencia y espero no dejarla nunca”. Desde principios de este año, es integrante del matinal “Bienvenidos”, de Canal 13.

 

-¿Recomienda la suplementación alimenticia?

“Quizás me habrán escuchado hablar del magnesio, de la zeolita y de otras cosas que nos regala la naturaleza. Ocurre que, por ejemplo, el magnesio estaba en los suelos cuando eran bien abonados, antes de que la industria de transgénicos arrasara con ellos. Hoy, como los suelos son pobres, debemos suplementarnos. Lamentablemente (para la industria), es imposible imitar la naturaleza con suplementos sintéticos, por ejemplo de minerales y vitaminas hechas de manera artificial en laboratorios. Tan solo por ser natural no asegura que sea inocuo. Por esto, promovemos el uso de complementos y suplementos con moderación y, sobre todo, lograr incorporarlos a través de productos naturales, por ejemplo en fruta orgánica, en vegetales, en hortalizas, en legumbres –frescas y orgánicas–, ojalá cultivadas de forma biodinámica como era antiguamente, en culturas mucho más sabias que lanuestra, donde se respetaban los ciclos de la naturaleza”.

 

-¿Cómo fue su proceso de cambio?

“Como usted dice el cambio es un proceso, y aún queda mucho por cambiar. Estoy muy reconciliado con mi pasado. Mi pasado es el típico de un cabro que quizás fue visto como “perfectito” de niño, un “mateito” del colegio, que era bueno para el deporte, hacía cosas y le resultaban. Y yo quise cambiar esa visión que se tenía de mí y me desbandé, carreteándomelo todo en la universidad, pero sin dejar de pasar los cursos. Una “rebeldía responsable”, como le llamo, con el objetivo de aprender de los porrazos, de equivocarme, algo que estaba intuyendo que no habíasentido antes. Lo busqué y lo logré. El cambio empieza a ocurrir cuando uno se cuestiona a sí mismo ese camino, si es correcto, si lo lleva a sus propios sueños o no. Particularmente, en mi caso, uno de los grandes hitos fue conocer, el último año de la carrera, los principios básicos de la medicina complementaria, momento en que decidí ser yo mismo mi primer paciente, en el entendido de que “uno no puede entregar lo que no tiene”, como dice Mahatma Gandhi. Empecé por criticarme cómo estaba llevando mis relaciones en la vida: con los alimentos, con todas las personas que me rodeaban, con mis parejas, con mi familia por cierto, conmigo mismo, con todo. Intenté entonces mejorar eso, de a poco, apoyado en todo momento por la que entonces era mi polola, actualmente mi señora, que me fue guiando desde el inicio. Conocer los principios de la medicina complementaria y, después de egresado de la carrera, atreverme en un buen gesto de coraje a estudiar, formalmente, medicina oriental, me permite conocer a mi Maestra, la Yatiri Xiwli Germain, mujer iniciada en el Linaje Kun- Li. Ya llevo 8 años bajo su alero, donde recién este año he sido aceptado como discípulo y es el gran aval que me permite hablar de todo lo que patudamente hablo en la televisión, en las conferencias, en donde sea, porque ahí me siento respaldado. Habitualmente, estamos esperando resultados distintos, haciendo lo mismo, y eso es absurdo. Algo muy importante es comprender que “el Universo capacita al autoescogido”. Esto quiere decir que, actualmente, todos estamos siendo invitados por el Universo a iniciar nuestro propio proceso de cambio, pero como somos seres con libre albedrío (conciencia),  es cada uno de nosotros quien decide si empezarlo o no. No es una moda, es la preparación para un cambio que afectará a la humanidad. Es algo que estaba escrito y es insostenible. El cambio es ahora, y para verlo reflejado en el mundo, lo debemos hacer en cada uno”.

 

-Desde su posición actual, ¿qué les diría a quienes están en la búsqueda de un nuevo paradigma?

“Primero es que se escuchen; porque siempre podemos obtener referencias o información de muchas personas, de gente en la televisión, en charlas, en libros o de culturas distintas. No obstante, el gran juez de lo que aceptamos o no es nuestro propio juicio. En términos alimentarios, nuestro organismo nos dice qué realmente nos hace bien y qué no, porque al último juez al que usted le tiene que consultar respecto del cambio alimentario es a su propio cuerpo: cómo responde el intestino, el estómago, su mente después de alimentarse así. Entonces, se debe buscar aquellas sugerencias que le hagan sentido, y no las dietas rápidas para bajar de peso para el verano. Esas son las dietas que nos tienen restringidos en libertad. Y la gran virtud del ser humano es la libertad. Eso es conciencia. Es por ello que nosotros no promovemos dietas cuando nos consultan por ello; promovemos conciencia para que sea un cambio genuino, un cambio real de hábitos que logre perdurar en el tiempo”.

 

-¿Cómo armoniza ser médico estando en dos posturas que no siempre se llevan?

“El objetivo de desarrollar esta Unidad de Medicina Integrativa en Clínica Bicentenario es, justamente, para que el sistema de salud actual chileno –que conocemos como convencional– se abra a la oportunidad de contar con, al menos, una unidad como la que existe ahora. Pero esperamos crecer, y que esto llegue por ejemplo a la Atención Primaria en Salud (APS) y que no sólo esté disponible en centros médicos o en clínicas privadas, para que así haya una convivencia real y respetada para ambos lados con el mundo de las medicinas no convencionales. En esta Unidad de Medicina Integrativa recibimos consultantes de otros especialistas y, por cierto, también derivamos cuando es necesario. Creo que pudiera cometerse el error en concebirla como medicina “alternativa”, en circunstancias de que nunca hemos hablados de eso; siempre ha sido “integración”, de complemento entre ambas medicinas. La alternativa viene del error tan típico del médico alopático, por ejemplo, que puede decirle a un paciente: “No venga nunca más conmigo si se está haciendo terapia no convencional”. Pero, también, el error puede darse en un terapeuta que le dice a su paciente: “No consulte nunca más a la medicina alopática, ésta es la buena”. Lo correcto, para nosotros, es la integración respetada, con exigencias para ambos lados y contemplando siempre la espiritualidad”.

 

-Ha logrado una exposición mediática importante gracias al matinal de Canal 13. ¿Qué siente al respecto?

 “Primero, la recibo con la humildad y el coraje que corresponden. Siempre he dicho que lo importante es el mensaje y no el que lo entrega, y es por ello que acepto este rol de “vitrina”. Mi llegada viene, como todo cambio, después de un decreto y de varios momentos de coraje, donde reafirmo ese decreto y la oportunidad que se me está dando la agradezco a diario. Hoy, gracias a la globalización, esos videos quedan dando vueltas y, por eso, recibimos apoyo de muchas partes del mundo. En Canal 13 me he encontrado con gente preciosa, muy inteligente y muy abierta a esta espiritualidad ligada al mundo científico, como los directivos y los panelistas. Yo siento que los telespectadores ven y perciben la honestidad en ellos también. Más encima, la competencia empieza a promover esto y nos parece maravilloso, pues ahora nos atrevemos a hablar de emociones, que terminan afectando nuestro cuerpo físico. Nos atrevemos a revisar cómo está nuestro mundo espiritual, sin tanto miedo y sin creer que eso viene solamente del esoterismo y que está desligado de la ciencia. Esta gran vitrina permite sacar verdades a flote que la industria no quiere que se sepan y que tienen que ver con que empecemos, por fin, a despertar, que dejemos de ser tan pasivos, tan  pacientes y nos volvamos más activos hacia nuestra propia salud”.

 

-Usted ha sido objeto de críticas por parte de sus pares. ¿Cómo las asume?

“Esto fue una advertencia de mi Maestra, quien me asesora en todo desde el inicio, mucho antes de que ocurrieran las mayores críticas. Por cierto, me mostró que el valiente no es el que no tiene miedo, sino el que lo sabe enfrentar. Probablemente, la oportunidad que se me dio de encarar esas críticas fue lo que más me permite crecer hoy y comprender que quizás, cinco años atrás, yo hubiera estado tratando de salir del país o cambiándome el nombre para no hacerme cargo. Como dice la Yatiri Xiwli: “Toda acción genera una reacción”. Por eso, tomo las críticas con hidalguía y con la humildad que corresponden. Comprendo ahora que las críticas me permiten identificar mis miedos y enfrentarlos para seguir el camino, porque hay un propósito mayor que supera cualquier miedo. Mientras uno se alinee con ese propósito trascendental, esas reacciones, de verdad, las agradezco de corazón. Tener un propósito mayor es lo que me mantiene de pie”.

 

-Tiene más seguidoras que seguidores. ¿Se considera un sex symbol?

“No, para nada. Siempre he dicho que yo no soy el importante, sino el mensaje, el linaje que se está expresando a través mío. Que me puedan piropear lo agradezco mucho y lo recibo con mucha humildad; pero el único piropo que realmente me importa es el de mi señora. Hay mujeres muy importantes en mi vida, como es mi señora, mi hija, mi madre y mi Maestra. Pero de verdad, no me creo el “mino de la tele” ni mucho menos. Insisto, el mensaje es el importante”.

 

Nota: Al momento de la entrevista, el Dr. Soto era parte de Clínica Bicentenario, situación que varió desde el lunes 21 de agosto.

 

Entrevista publicada originalmente el la edición 160 del mes de septiembre del año 2017 en El Guardián de la Salud.

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