Para las mujeres que atraviesan la mediana edad, la grasa abdominal parece un hecho inevitable de la vida. Sin embargo, estudios recientes han revelado que esta grasa puede no sólo ser común entre las mujeres de 50 años. Ciertos factores como el estrés y un estilo de vida sedentario han dado como resultado un aumento en la obesidad y una creciente preocupación sobre la grasa abdominal a cualquier edad.
Por Aurora Geib para Natural News
Para las mujeres que atraviesan la mediana edad, la grasa abdominal parece un hecho inevitable de la vida. Sin embargo, estudios recientes han revelado que esta grasa puede no sólo ser común entre las mujeres de 50 años. Ciertos factores como el estrés y un estilo de vida sedentario han dado como resultado un aumento en la obesidad y una creciente preocupación sobre la grasa abdominal a cualquier edad.
Además, el descubrimiento de que la obesidad tiene repercusiones en la salud como la diabetes, ha impulsado una industria de millones de dólares en productos para bajar de peso. Desde las dietas más populares hasta los suplementos, e incluso implementos para hacer ejercicio, el cliente sólo tiene que mirar a su alrededor para encontrar una variedad
de opciones de donde elegir. Esto sin siquiera contar los procedimientos médicos disponibles para las personas muy obesas y para aquellos que no han bajado de peso por medio de la medicina, el ejercicio o la dieta.
Opciones saludables
Frente a todos los costosos programas para bajar de peso, todavía es posible hacerlo sin tener que recurrir a dietas de moda, suplementos o drásticas medidas tales como la liposucción que puede hacer más daño que bien a largo plazo. Afortunadamente, la obesidad abdominal se puede bajar fácilmente llevando una alimentación apropiada junto con una pauta de ejercicios.
En el 2004, un estudio publicado en The New England Journal of Medicine reveló que la remoción de grasa subcutánea por medio de liposucción en 15 sujetos obesos no tuvo ningún efecto en sus niveles de azúcar en sangre, presión sanguínea, respuesta a la insulina o colesterol. Sin embargo, se descubrió que la pérdida de peso por medio del ejercicio y de la dieta sí desencadenaba cambios positivos de salud.
Por otro lado, bajar la grasa matándose de hambre puede no ser la mejor idea tampoco. Pasar hambre, irónicamente, induce al cuerpo a almacenar grasa, porque enlentece el metabolismo. Si ha estado leyendo sobre cómo bajar de peso, de seguro se ha tentado con la idea de seguir una dieta baja en calorías. Si bien estas dietas son efectivas para bajar la grasa abdominal, una vez que las punzadas de hambre se vuelven frecuentes, se hace difícil mantener la dieta, y en la primera oportunidad que se presenta, se puede caer en un atracón.
Además, las dietas bajas en calorías no vienen sin indeseables efectos secundarios tales como cambios de ánimo, falta de memoria y pérdida de cabello por nombrar algunos. Los síntomas empeoran con el tiempo y pueden transformarse en enfermedades,contradiciendo por completo el propósito original de bajar de peso para obtener salud.
Saber qué comer: Comer de manera generosa no significa comer de manera irresponsable. Lo importante a recordar es comer alimentos naturales y densos en nutrientes así como alimentos integrales que el cuerpo sabe cómo usar en forma apropiada. A continuación, le doy 8 buenos ejemplos:
Manzanas
Hay sabiduría en el dicho… “Una manzana al día aleja al médico de tu vida”. En un estudio brasileño sobre el peso, los sujetos que comieron tres manzanas al día mientras hacían dieta bajaron más de peso que los que no. Esta fruta contiene pectina, un compuesto que es conocido por inhibir el cáncer de colon. Las manzanas están llenas de nutrientes y son una rica fuente de vitamina C, betacaroteno, fibra dietaria, fitosteroles, flavonoides, antioxidantes, vitaminas y minerales.
Sandía
Un estudio conducido por la Universidad de Kentucky reveló que la sandía tiene un efecto significativo en los depósitos de las placas arteriales, debido a que altera los lípidos sanguíneos y reduce el riesgo de acumular grasa abdominal. En el experimento, los investigadores trabajaron con animales que tenían colesterol alto inducido por la dieta, y a un grupo le dieron jugo de sandía mientras que el otro siguió una dieta típica con agua. Ocho semanas después, los animales a los que se les dio jugo de sandía presentaron menor peso corporal que aquellos que recibieron sólo agua. Al parecer, no hubo una disminución de la masa muscular y la baja de peso fue debido a la pérdida de grasa abdominal.
Tomate
Un tomate grande contiene sólo 33 calorías. Además, un estudio reciente identificó un compuesto extraído específicamente de esta fruta llamado 9-oxo-octadecadienoico, que ha mostrado influir en la cantidad de lípidos sanguíneos en circulación. De acuerdo al Dr. Teruo Kawada, líder del estudio, “encontrar un compuesto en los alimentos que ayude a la prevención de las enfermedades crónicas relacionadas con la obesidad es una gran ventaja para abordar estas enfermedades, y el tomate permite a las personas manejar la aparición de la dislipidemia por medio de su dieta diaria.” La dislipidemia es una condición causada normalmente por la dieta y el estilo de vida, en la que hay demasiados lípidos en la sangre.
Platano
Es una fruta que usted puede disfrutar como un nutritivo refrigerio sin preocuparse de subir de peso. Al igual que las manzanas, contiene una fibra llamada pectina conocida por inhibir el cáncer de colon. También contiene vitamina A, C, E, B6, así como potasio, calcio y magnesio. Los plátanos dependiendo de su tamaño, contienen sólo entre 75 y 135 calorías.
Cordero
Contiene vitaminas B, zinc y triptófano. Esto ciertamente es una opción mejor a las carnes procesadas, y es una fuente saludable de proteína. El cordero contiene ácido linoleico conjugado (CLA). De acuerdo al Dr. James Howenstine, autor de “Guía de un Médico para Productos Naturales Saludables que Funcionan”, bajos niveles de CLA en el cuerpo pueden conducir a obesidad, dado que la grasa dietaria no puede ser usada como energía y es trasladada al interior de las células, resultando en un almacenaje de grasa.
Cerezas ácidas o guindas
En un estudio conducido por la Universidad de Michigan, se encontró que las dietas que incluían cerezas ácidas podían ayudar a reducir los síntomas de enfermedades cardíacas y del síndrome metabólico. Éste último es un término usado para referirse a un grupo de síntomas que aumentan el riesgo de una variedad de enfermedades cardíacas, diabetes y grasa abdominal. En el estudio, los animales alimentados con cerezas tuvieron niveles de colesterol reducido y un contenido de grasa de sólo el 54% comparado con el 63% de grasa abdominal del grupo que no fue alimentado con cerezas. Las cerezas han sido identificadas también por tener propiedades antioxidantes.
Apio
Es un alimento de calorías negativas* que contiene sólo 8 calorías por porción. Es alto en vitamina C y calcio, y es mejor si lo disfruta crudo. Tomar un vaso de jugo fresco de apio antes de una comida puede incluso ayudar a bajar de peso. Además, contiene apigenina, un compuesto activo que reduce el riesgo de cáncer de ovarios.
*Las calorías negativas pertenecen a aquellos alimentos cuya digestión produce más gasto calórico que la cantidad de calorías que aporta el ali-mento en sí.
Palta
Esta fruta tiene propiedades antibacterianas y anti-fúngicas. También contiene lecitina que ayuda en la prevención de la sobrecarga hepática, y ayuda también a la memoria y a equilibrar el peso corporal.
En un estudio, se descubrió que las personas que consumieron una cantidad considerable de palta mostraron una clara mejoría en su salud. Equilibra además los niveles de colesterol y previene los ataques cardíacos y cerebrovasculares.
Es tiempo de reconsiderar la teoría de la dieta baja en calorías y reconocer que sólo los alimentos naturales pueden nutrir en forma apropiada al cuerpo y ayudar a reconstruirlo. Los alimentos pueden ayudarnos a lograr una buena salud y un correcto manejo del peso corporal. Cuando se combinan con ejercicio, pueden ayudarnos a lograr una baja de peso sustentable, evitar la obesidad y prevenir un sinfín de otras enfermedades crónicas, aumentando los beneficios saludables que directamente mejoran nuestra calidad de vida.
Fuente:
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