Por Equipo el Guardián
“A la gente le han lavado el cerebro durante mucho tiempo (…) A los médicos sólo se les permite utilizar aquellos tratamientos que ya han sido probados como ineficaces. Hacen mucho dinero por la venta de fármacos”.
Charlotte Gerson, continuadora del gran legado de su padre, Max Gerson, es conocida por su integridad y por su profunda comprensión intuitiva de la enfermedad crónica. Utiliza la iridología, la observación aguda del cuerpo, de los tonos de piel, y otras pistas que evalúan con precisión el estado de sus pacientes. A menudo, detecta condiciones y dolencias que ni sus pacientes habían descubierto.
Tras la muerte de Max Gerson el 8 de marzo de 1959 por envenenamiento con arsénico, la menor de sus tres hijos, Charlotte Gerson, fundó en 1976 el Instituto Gerson, en San Diego. El objetivo del centro es perpetuar la sabiduría y el trabajo de su padre.
Bajo la tutela de su progenitor, Charlotte aprendió la terapia nutricional que ha salvado la vida de miles de personas, incluida la del doctor Albert Schweitzer, premio Nobel de la Paz (1952). El doctor Schweitzer es defensor de la terapia Gerson, método que lo curó de diabetes tipo 2. “Veo en él (Max Gerson) a uno de los genios más eminentes de la historia de la medicina. Muchas de sus ideas básicas se han adoptado sin tener su nombre relacionado con ellas. Sin embargo, ha logrado más de lo que parecía posible en condiciones adversas. Él deja un legado que llama la atención y que le asegura su debido lugar. Quienes hemos sido curados ahora damos fe de la verdad de sus ideas”.
Sobre la medicina oficial, Charlotte Gerson opina que “a la gente le han lavado el cerebro durante mucho tiempo (…) A los médicos sólo se les permite utilizar aquellos tratamientos que ya han sido probados como ineficaces. Hacen mucho dinero por la venta de fármacos”.
Charlotte Gerson, con más de 90 años, continúa difundiendo la obra de su padre
Si el doctor Gerson hubiese fallecido cuando intentaron asesinarlo por primera vez, instancia en que además le robaron el original de su libro, nadie habría conocido su obra: un escrito con la cura para el cáncer. Y no habría quedado nada que su hija pudiese difundir. En el momento de su muerte, Max Gerson seguía la salud de 1.500 pacientes que había curado. Todos estaban saludables. Los archivos han sido preservados por su hija Charlotte.
Albert Schweitzer (1875-1965) fue un médico, filósofo, teólogo, y músico alemán nacionalizado francés, misionero médico en África y Premio Nobel de la Paz en 1952. También fue conocido por su vida interpretativa de Jesús y su profundo conocimiento de los textos bíblicos. Poner en práctica en su propia experiencia su filosofía de “Reverencia por la vida” fue lo que le valió el Premio Nobel y el reconocimiento mundial. Expresó dicha actitud de muchas formas. La más famosa fue haber fundado y mantenido el Hospital Albert Schweitzer en Lambaréné, ahora Gabón, al oeste de África Central.
Este empeño caritativo y humanitario es algo natural para Charlotte. Siempre ha estado interesada en el trabajo de su padre. Pasa gran parte de su tiempo libre traduciendo y redactando sus artículos. Escuchaba y criticaba sus conferencias, a los profesionales de la salud y a los usuarios de servicios médicos. Con frecuencia, Charlotte hacía rondas hospitalarias con su padre y actuaba como una de las ayudantes médicas en su Clínica del Cáncer en Okland Manor, en Nanuet.
Cuando la familia huyó de Alemania antes de la Segunda Guerra Mundial, con 11 años de edad, Charlotte contrajo tuberculosis ósea, considerada entonces una enfermedad incurable. El doctor Gerson la sanó usando su ahora famosa terapia, antes de que tuvieran que huir de nuevo a Francia. Cuando su padre murió, ella juró que su trabajo no moriría con él.
Con fondos escasos y una férrea oposición de las poderosas compañías farmacéuticas y la Asociación Médica de Estados Unidos, Charlotte demostró una determinación sin límite. Nunca ha vacilado en su dedicación a la obra de su padre. Ha capacitado a sus hijos, Howard Straus, ahora de 68 años, y Margaret Straus Dego, de 64, para continuarla después que ella fallezca. Tal como Max Gerson la entrenó a ella.
Howard habla sobre su madre. “Es absolutamente una roca sólida. Mantiene sus promesas, es generosa, literalmente un tesoro en el mundo. Cirujanos, naturópatas, quiroprácticos y pacientes la buscan con admiración y honor”.
Charlotte Gerson es autora de cuatro libros. El más exitoso y aclamado es ‘Curación del camino Gerson: La derrota del cáncer y otras enfermedades crónicas’. Este libro, una actualización de la obra de su padre, se ha traducido a un total de doce idiomas y ha sido publicado en ocho países. Sus últimos libros son ‘Sanar la diabetes’, ‘Sanar la artritis’ y ‘Sanar las enfermedades autoinmunes’.
Pacientes del hospital Gerson en Tijuana
Hace 39 años, el Instituto Gerson ha enseñado a miles de personas desahuciadas por la medicina oficial a curarse de enfermedades catastróficas y aparentemente incurables. En 1977, Charlotte Gerson ayudó a establecer en Tijuana, México, el primer hospital dedicado en su totalidad a la terapia Gerson. ¿Por qué no pudo instalarlo en Estados Unidos? Porque por ley, allí está prohibido utilizar cualquier otro tratamiento distinto a la radiación, la quimioterapia y la cirugía. Hoy todo el mundo sabe que la quimioterapia no cura el cáncer, y que por lo general, envenena y mata a los pacientes. A pesar de que se ha demostrado la efectividad de la terapia Gerson, es ilegal usarla para tratar y curar a pacientes en Estados Unidos.
Incidencia de cáncer en el mundo
En 1992, en la Facultad de Medicina de Fukushima, ubicada en la isla de Hokkaido, en el norte de Japón, el profesor de medicina Yoshihiko Hoshino (médico y doctor en medicina) supo que había desarrollado un cáncer de colon. Durante el transcurso de la intervención quirúrgica para eliminar el tumor, su cirujano oncólogo vio que el cáncer del doctor Hoshino ya se había metastatizado al hígado. Mientras estaba en la unidad de cuidados postoperatorios, el cirujano oncólogo, que era su amigo personal y antiguo compañero de clase, le recomendó que se sometiera a múltiples sesiones de quimioterapia.
Debido a los conocidos efectos colaterales adversos y al elevado porcentaje de fracasos en casos de cáncer de colon/recto (un 93 % de los pacientes fallece tras recibir quimioterapia), este profesor de medicina rehusó tomar agentes citotóxicos.
En lugar de ello, como poseía una de las copias de la ampliamente distribuida traducción al japonés del libro del doctor Gerson, el doctor Hoshino siguió sus instrucciones y se dispuso a seguir por su cuenta la terapia Gerson.
Hoy, tras haber transcurrido un nada despreciable intervalo de tiempo de casi nueve años desde que le diagnosticaron su enfermedad, el doctor Hoshino y su oncólogo han afirmado que el paciente “se curó” de su cáncer de colon y de sus metástasis hepáticas.
Aquí tenemos la carta que recibió Charlotte Gerson del profesor Yoshihiko Hoshino:
“Como sabe, padecí un cáncer de colon y cáncer de hígado metastático en 1992 y me recuperé mediante la terapia Gerson. He escrito un libro presentando la terapia Gerson a los usuarios de los servicios médicos de Japón. Mi libro se publicó en agosto de 1998 y es el primero sobre la terapia Gerson escrito en Japón por un médico. Ha causado gran sensación entre los japoneses, ya que gracias al programa Gerson, doce pacientes más afectados por el cáncer se curaron. Mi libro no sólo habla de mi recuperación, también incluye las historias de doce japoneses que ya no están afectados por esta enfermedad”.
Fuentes:
-https://gerson.org/gerpress/checking-in-with-charlotte-gerson/
-https://gerson.org/gerpress/gerson-clinic-mexico/
-www.youtube.com/watch?v=yWynQLB1IyM
-www.youtube.com/watch?v=ShqKk3fasZA
-www.youtube.com/watch?v=8OIC3oOtAQI
(Artículo publicado originalmente en El Guardián de la Salud, edición 140, en su versión impresa)
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