Por Paulina Pizarro, escritora independiente
Cada año, millones de personas sufren de rebrotes de herpes zóster. La medicina convencional nos dice que no hay cura para esto, que su rebrote no tiene una causa estudiada, y por eso es que sólo los medicamentos pueden derrotarlo. Es más, ahora existe una vacuna para prevenirlo (!).
¿Qué es el herpes zóster?
La varicela y el herpes zóster son parientes. Cuando se contrae varicela en la niñez, el virus se mantiene latente dentro de las células nerviosas o ganglios autónomos. Cuando se escapa de estos sitios de almacenamiento y viaja por los axones de los nervios, aparece el herpes zóster.
Se manifiesta generalmente en zonas donde hay nervios espinales, conocidos como dermatomas, y se caracteriza por una erupción de ampollas muy dolorosas en la piel. Estas erupciones, por lo general, aparecen en un lado de la cara o del cuerpo. Otros síntomas pueden ser fiebre, dolor de cabeza, escalofríos y malestar estomacal. El ciclo normal del herpes zóster dura entre
3 a 5 semanas. A pesar de ser muy doloroso, las personas pueden recuperarse y no tenerlo de nuevo.
Sin embargo, quienes tienen sistemas inmunes comprometidos pueden experimentar complicaciones graves. Una de éstas, la principal, es la neuralgia postherpética o NPH, donde el dolor puede durar varios meses o incluso años después de que los sarpullidos desaparecieron. La sensación es de un “toque eléctrico”, otras veces se manifiesta como “quemante” en la misma zona, y es intenso y continuo.
La varicela previene el herpes zóster
La naturaleza tiene un hermoso plan trazado para protegernos del herpes zóster. Después de contraer la varicela infantil, al ir creciendo, nuestra inmunidad natural se va “reforzando” al estar en contacto con niños con varicela (enfermos o en recuperación). Es decir, cada vez que un adulto entra en contacto con un niño infectado con varicela, está creando defensas para el herpes zóster.
Con la masividad de la vacuna para la varicela, cada vez hay menos niños con la enfermedad pura obteniendo inmunidad y al mismo tiempo inmunizando a los adultos que lo rodean. Entonces, a medida de que las cifras de niños contagiados con varicela decae (“gracias” a la vacuna), la cantidad de adultos que desarrolla herpes zóster aumenta.
Si bien la varicela es muy contagiosa, es una enfermedad leve que se caracteriza por pequeñas heridas (ronchas) en la piel que causan picazón, dura dos semanas y su recuperación natural deja al niño con inmunidad de por vida. El herpes zóster –al contrario de la varicela– es una enfermedad complicada y puede ser activado por estrés, sistema inmune debilitado e incluso algunos medicamentos (prednisona, quimioterapia o radiación) independiente de la edad.
¿Una vacuna para el herpes zóster?
En el 2006 se aprobó una vacuna contra el herpes zóster, Zostavax, pensada para usarse en adultos sobre los 60 años, edad en que la enfermedad es más común; no obstante, estudios han demostrado que apenas previene la enfermedad en la mitad de los casos.
Ahora, el mercado para esta vacuna es inmenso. Sólo en Estados Unidos hay alrededor de 50 millones de personas sobre los 60 años y más del 95% tuvo varicela de niños. En el 2002, un estudio reveló que la vacuna contra la varicela infantil incrementa el riesgo de que un adulto contraiga herpes zóster. Es decir, en un intento por “controlar una epidemia que mataría a miles de niños inocentes” (aseveración completamente errónea y exagerada), se creó otro desastre innecesario, que la industria farmacéutica (en este caso Merck, el creador de la vacuna para la varicela) pretende controlar con otra vacuna, que sigue siendo completamente inútil.
¿No sería más lógico DETENER la vacunación contra la varicela, para permitirle a este virus hacer su trabajo de inmunización de por vida?
¿Cuál es la solución entonces?
El primer mecanismo de protección contra cualquier enfermedad es el sistema inmune (en vez de confiar en una vacuna). Sin importar la edad, seguir hábitos alimenticios saludables y actividad física apropiada son dos de los mejores refuerzos para la inmunidad a las enfermedades.
De hecho, existe un estudio del 2007, publicado por la revista Journal of the American Geriatrics Society que descubrió que el tai-chi era capaz de prevenir la incidencia de herpes zóster en adultos mayores. Es más, la práctica del tai-chi fue responsable de duplicar la inmunidad de estos ante el herpes zóster, en comparación con el grupo de control, durante las 25 semanas que duró el estudio.
El enfoque ortomolecular
Existen sorprendentes estudios sobre la vitamina C y el herpes zóster.
Frederick Klenner, MD, publicó los resultados que obtuvo al tratar a 8 pacientes que sufrían de herpes zóster con vitamina C.
El tratamiento consistió en dar 2.000 a 3.000mg de vitamina C intravenosa cada 12 horas, complementando con 1.000mg en zumo de fruta por vía oral cada dos horas. En siete de los ocho pacientes, se reportó alivio completo del dolor al cabo de dos horas de la primera inyección de vitamina C. Todos recibieron un total de cinco a siete inyecciones de vitamina C. Por otra parte, las ampollas de los pacientes comenzaron a sanar rápidamente, con una resolución completa dentro de las primeras 72 horas.
En comparación a las terapias de hoy en día, estos resultados son –al menos– sorprendentes. Lo que muestra claramente que la medicina convencional debería comenzar a incluir esta vitamina dentro de su enfoque terapéutico.
Alternativas fáciles y sencillas que usted puede realizar en casa
Una buena combinación para deshacerse del herpes zóster reúne a la plata coloidal, las enzimas proteolíticas y el extracto de hoja de olivo.
La plata coloidal es un destructor muy efectivo de patógenos que puede usarse internamente y aplicarse en forma tópica también. Las enzimas proteolíticas se producen naturalmente por el páncreas para ayudar a digerir las proteínas, y se ha descubierto que son capaces de destruir las capas protectoras de los virus. Podemos encontrar estas enzimas en papayas y piñas, y en forma de suplementos. El extracto de hoja de olivo es un antiviral muy efectivo y se ha demostrado que puede derrotar incluso a ciertos virus que la medicina tradicional considera inmortales, como el de la Hepatitis C.
Consejos para aliviar los síntomas:
-No reviente las ampollas, sin importar lo tentador que sea -Aplique compresas frías y húmedas para reducir el dolor con una mezcla de agua y bicarbonato de sodio -Evite permanecer en lugares calurosos, manteniendo la zona fresca -Aplique crema de capsaicina (componente activo de los pimientos picantes) -Pruebe con acupuntura para acelerar la recuperación -Mezcle media taza de vinagre de sidra de manzana en dos tazas de agua y use un algodón para humedecer el área afectada -Mezcle gel de aloe vera, miel cruda y jugo de puerro y aplique en el sarpullido -Lave con una esponja las ampollas y sarpullido con una mezcla de aceite de vitamina E, vinagre de sidra de manzana, goldenseal (raíz de sello de oro), artemisa y té de menta, en partes iguales.
¿Sabías que la miel cruda tiene propiedades increíbles para ayudar a vencer el herpes?
La miel era la terapia tradicional para tratar infecciones hasta principios del siglo XX, cuando la penicilina fue introducida y popularizada. Es importante destacar que no toda la miel es buena para hacer tratamientos. Algunos tipos nunca deberían aplicarse en una herida abierta, como por ejemplo la miel procesada que se vende en supermercados.
Existe una miel de Nueva Zelanda llamada Manuka Honey, que es la que mejor resultados reporta. Sin embargo, la miel cruda sin procesar es utilizable y beneficiosa:
-Extrae líquidos de las heridas
-Suprime el crecimiento de microorganismos -Las abejas mieleras secretan una enzima (glucosa oxidasa) al néctar, que después suelta pequeños niveles de peróxido de hidrógeno cuando la miel hace contacto con la herida.
Fuentes:
Naturalnews.com
Orthomolecular.org
Mercola.com
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