Microbioma humano: ¡todos somos bacterias!

Por Paulina Pizarro

Nuestro cuerpo está lleno de bacterias. El mundo está lleno de bacterias. Por siglos hemos temido a los microbios. Nos obsesionamos con controlarlos, estudiarlos y aniquilarlos. Siempre hemos hablado de ellos como “formas primitivas de vida”. Decimos que son “tan pequeños que necesitamos microscopios para verlos”.

La hipótesis de los “viejos amigos”

Las superficies y cavidades de nuestro cuerpo que están en contacto con el exterior, están plenamente habitadas por bacterias y microorganismos. Muchas funciones fisiológicas necesarias para nuestra salud dependen de estos organismos, que habitan en simbiosis con nosotros. Se ha demostrado que alteraciones en el equilibrio de dichas especies afectan a diversas áreas de nuestro metabolismo, incluso áreas tan sorprendentes como nuestro comportamiento.

“El término simbiosis se refiera a una íntima relación de ayuda o apoyo mutuo que se establece entre entidades o entre diferentes organismos, para beneficiarse mutuamente en su desarrollo vital”.

El siguiente reporte es parte del trabajo del doctor Francisco Guarner, Director de la Unidad de Investigación del Sistema Digestivo del Hospital Universitario Vall d’Hebron, de España. Guarner habla sobre los últimos descubrimientos acerca de la microbiota. Estos resaltan la importancia de la simbiosis.

Los viejos amigos microbianos

Hoy existe una nueva hipótesis sobre la higiene: la de los “viejos amigos”. Ésta postula que la pérdida de contacto con los “viejos amigos microbianos” puede ser un factor fundamental en el incremento de una gama aún más amplia de enfermedades graves. La hipótesis sugiere que además de alergias, hay otras enfermedades inflamatorias crónicas, como la diabetes tipo 1, la esclerosis múltiple y algunos tipos de cáncer que parecen tener su origen en problemas de regulación de nuestro sistema inmunológico. La deficiencia en la exposición microbiana podría ser clave en el aumento de alergias y de enfermedades inflamatorias.

No necesitamos volver a las infecciones, dice el doctor Guarner. Pero en la lucha contra las infecciones, han desaparecido muchísimas bacterias que ancestralmente estaban con nosotros. Hemos generado otro tipo de bacterias que son resistentes a los sistemas de limpieza. Por ejemplo: a los antibióticos.

El contacto ancestral con bacterias es lo que ha hecho que haya una gran masa de células reguladoras que ayudan a que el sistema inmune no se equivoque, lo ayudan a que no rechace a su propio cuerpo. Es decir, existe un contexto en donde el sistema inmune es tolerante a los alérgenosal gluten y a las sustancias que generalmente causan una respuesta inmune descontrolada.

No podríamos imaginar un mundo sin bacterias

¿Cómo ejemplificar la importancia del trabajo de las bacterias en el cuerpo? La vaca, que transforma pastos frescos en proteína de la más alta calidad, puede ayudarnos a responder esta pregunta. El secreto es el sistema digestivo.

La vaca tiene un estómago que contiene diferentes cavidades que albergan bacterias con capacidad de reducir el nitrógeno y los nitratos, muy comunes en las plantas. Al producir amonio y urea, las bacterias son capaces de sintetizar aminoácidos esenciales que los mamíferos no pueden. Y sintetizan también proteínas, creando una biomasa que pasa por el intestino delgado de la vaca sin haber cruzado el umbral de su boca. Cientos de gramos de proteínas que luego se lleva el lechero, fueron producidos por simbiosis bacteriana.

Esto revela la importancia vital de las bacterias. Sin ellas no podríamos vivir. ¿Por qué? Porque las bacterias se adaptan realmente a cualquier condición de vida. Desde el círculo polar Ártico hasta el Sahara, se adaptan. Porque son comunidades de diversas especies, que comparten, contribuyen y actúan realmente como un ser multicelular. De hecho, nuestras células humanas están insertas en una comunidad de bacterias.

Todos somos bacterias

Las bacterias que viven en el intestino han demostrado ser capaces de cambiar incluso la anatomía de un individuo.

En experimentos de hace ya varias décadas cuando científicos lograron producir animales germ free (libres de gérmenes) en entornos de cuidado se observó que ellos eran distintos a los que fueron criados en forma normal, junto a sus madres, y que adquirieron microflora. Los animales germ free tenían órganos más pequeños (corazón, hígado y pulmones). Además tenían una actividad gastro-cardíaca más baja, consumían menos oxígeno y necesitaban mayor ingesta de comida. Para crecer menos, necesitaban comer más. De esto se dedujo que la simbiosis de las bacterias ayuda en la nutrición del individuo.

Sabemos hace años que hay una simbiosis necesaria entre el mamífero y sus bacterias. En años recientes se ha creado el concepto de microbioma humano, que se refiere a una colectividad de microorganismos que vive en asociación con nuestro cuerpo humano.

Tenemos bacterias que viven en nuestras superficies: en la piel, en las mucosas, en las cavidades que están en contacto con el exterior, en la boca, en la luz del tubo digestivo, en la vagina. La máxima diversidad está en el colon, que es un órgano muy adaptado a alojar bacterias.

Las bacterias tienen un rol importante en el sistema inmune

Nuestra lucha eficaz contra las enfermedades infecciosas, ha conseguido que desaparezcan muchas patologías, incluso virales.

Pero probablemente hemos extinguido bacterias, helmintos y protozoos que ponían en marcha sistemas reguladores y que evitaban el crecimiento epidemiológico que hemos observado desde 1950. Hoy nos enfrentamos a condiciones extrañas. En el caso de la diabetes tipo 1, el sistema inmune combate y destruye a las células promotoras de insulina. Otras veces aniquila a las células mielínicas del sistema nervioso. En el caso de la enfermedad de Crohn, embiste contra la flora. En el asma, antígenos del aire que no matan ni dañan desencadenan una respuesta inflamatoria que puede poner en peligro la vida humana.

La línea de investigación más prometedora ha descubierto que probablemente las bacterias no se encargan del trabajo duro por sí mismas, en su interacción con el sistema inmunitario. Gozan de la ayuda de asistentes: los metabolitos que producen. Estos elementos, engendrados cuando las bacterias desarrollan sus actividades diarias, son los que afectan a las células inmunitarias clave y ajustan la inflamación.

Sin duda éste es un tema interesante y muy reciente. La actividad científica se volcará a este nuevo mundo por descubrir. Resulta muy esperanzador para aquellas personas que buscan causas desconocidas de enfermedades. En este enfoque de la enfermedad la alimentación es crucial. La investigación científica así lo prueba.

(Artículo publicado originalmente en El Guardian de la Salud, edición 144, en su versión impresa)

Fuentes:

-Dr. Francisco Guarner, El Microbioma Humano, Grup de Recerca en, Fisiologia i Fisiopatologia Digestiva (IR-HUVH).

XII Conferència Anual: Dr.Guarner, El Microbioma Humano

Dr. Francisco Guarner: “Microbiota intestinal, un órgano más para la gastroenterología”.

Ajustar las respuestas inmunitarias mediante los microbios intestinales

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Revista Soluciones Digital Nº9 Defensas y memoria