Alfredo Lamadrid: “La vida empieza hoy, cada día”.

Con más de cuatro décadas en televisión, Alfredo Lamadrid se ha ganado el reconocimiento público gracias a su carrera periodística y a un currículum que incluye, también, su paso por la actuación, la academia, el teatro y la dirección de diversos programas emblemáticos de la pantalla chica y hasta de una película, “Todo por nada”.
Incondicional de su esposa y de sus 3 hijos, se declara maravillado con la Internet y las redes sociales, renovándose gracias a su lema de que la vida comienza cada día. Y le queda cuerda para rato, adelanta este prestigioso profesional galardonado con innumerables premios y quien, aparte de seguir al aire en La Red, prepara nuevos libros que se sumarían a los dos que ya tiene en circulación, “Detrás de la pantalla” (Edimpres) y “Nada es como era” (Zig Zag).

 

Por Antonio Muñoz, Periodista PUC

 

Sabemos que no le gusta hablar de su edad. ¿Tiene conflicto con ese tema?

“Nunca digo mi edad. Es que yo creo que hay 3 edades. La edad psicológica, que es cómo uno se siente; la edad que se aparenta, que es la que uno demuestra, cuando la gente dice: ‘Este señor no tiene más de 50 o 60 años’; y la edad del carné de identidad, que es la menos importante”.

 

¿De qué edad se siente?

“Me siento con el alma muy joven, aunque el envoltorio se deteriore. Y tengo una creencia en mi vida que es clarísima: la vida empieza hoy, cada día”.

 

A su edad, ¿cómo se mantiene en buena forma y productivo?

“Como dice Mirtha Legrand, quien es una persona grande, porque a ella no le gusta que le digan vieja; prefiere que le digan
una persona mayor. En mi caso, me siento bien de salud; me gusta el trabajo que he hecho toda mi vida. Estoy empezando a
escribir otros libros, porque ya he publicado dos. Además, tengo algunas actividades empresariales en el rubro inmobiliario,
aparte de lo que hago en televisión. Paso mucho tiempo en mi casa, porque con el modernismo trabajo desde la oficina
que tengo en mi casa. Me conecto con la gente y con mis colaboradores a través de WhatsApp, y así vamos haciendo el
programa. No tengo interés en parar todavía. Me siento bien, cómodo, tranquilo. A mí, la televisión me parece como si fuera
mi casa porque llevo tantos años en ella; ¡45 años! Empecé el año 73, y me parece como si estuviera empezando”.

 

¿Sigue alguna dieta para conservarse bien?

“No, no. Como de todo. Pero nunca en exceso”.

 

Luce una piel saludable. ¿Algún cuidado en especial?

“No utilizo ningún producto. Cada cierto tiempo, Sonia Fernández me hace un tratamiento para la cara en su Centro de Salud y Estética, porque desde muy joven empecé en teatro, a los 20 años, y me he maquillado toda la vida. Entonces, la piel a veces se resiente”.

 

¿Toma suplementos vitamínicos para energizarse?

“Sí, unas pastillas que me trajeron de Estados Unidos, que bajan el colesterol porque ese es mi problema, lo tengo que estar controlando. Y, por orden médica, tengo también unas pastillas para el corazón y para las articulaciones, porque tengo hipertensión”.

 

¿Practica deportes?

“Desde joven. Hoy practico tenis y estoy empezando en yoga. Además, hago bicicleta 3 veces a la semana. Dicen que el ejercicio es básico para mantenerse bien”.

 

En otras palabras, mejora su calidad de vida.

“El ejercicio, sin duda, me da un tipo de bienestar. Me interesa mucho el yoga, aunque no podría decir que hago yoga, porque estoy recién empezando. He hecho 3 veces, 3 horas. Todo se empieza. Mi profesora es mi nuera, la polola de mi hijo mayor, Alfredo. Ella se dedica a eso, es su actividad”.

 

¿Es partidario de la cirugía estética para lucir bien?

“Creo que los artistas deben someterse a tratamientos para verse más jóvenes, porque resulta desgarrador ver, por ejemplo,
a un cantante que se ve muy mayor jurando y pidiendo amor a través de sus canciones. Por eso, ellos deben cuidar un poco su aspecto físico, al igual que los actores, para que puedan acceder a un buen papel. Así es que soy absolutamente partidario de que la gente que trabaja con su rostro o con su físico se haga cirugía y cuide su apariencia. Yo, ya no, porque se me pasó el tiempo”.

 

Antes de titularse de periodista en la Universidad de Chile, usted trabajó como actor. ¿Cómo llegó a las tablas?

“Cuando estaba en la Escuela de Periodismo, comencé a trabajar en la compañía de Lucho Córdoba (pseudónimo de Luis Alberto Garreaud Fernández), famoso actor peruano que se avecindó en Chile y que hacía comedia. Por esa época, estaba dirigiendo un espectáculo y un compañero de la Escuela, Federico “Perico” Gana, me dijo: ‘Mira, mi hermana está casada con el hijo de Lucho Córdoba. ¿Te interesa grabar con él?’ Entonces le dije que sí, porque era un actor conocido. Luego, Lucho Córdoba me vio dirigir y me dijo: ‘¿Por qué no me vas a ver un día?’ Y fui a verlo. Me preguntó si quería trabajar en teatro y,
la verdad, es que me interesaba, porque antes de ser periodista, quise ser actor. Pero, por diversas razones –mi familia y la incertidumbre laboral– me decidí por el periodismo. Me enamoré de mi carrera y nunca repetí un curso. Y estuve 2 años y medio, casi 3, trabajando de actor con Lucho Córdoba”.

 

¿Estudiaba y trabajaba en forma paralela?

“Pero, ¿qué es lo que era paralelo? ¡Vermouth y noche todos los días; y sábado y domingo, matiné vermouth y noche! Claro, y los otros días en la mañana ir a la Escuela de Periodismo. Y, de repente, una fotonovela. Entonces, faltaba a la Escuela, hacía la fotonovela y me iba al teatro. Cuando uno es joven, tiene más energía y tenía inquietudes de ese tipo. Lo curioso es que no tenía ningún pariente mío que estuviera relacionado con el periodismo o con nada del teatro”.

 

Actor, periodista, director, productor, escritor y profesor universitario. De todos estos roles profesionales que ha desempeñado, ¿cuál le ha dado más satisfacciones?

“El rol de Gerente de Producción y de Programación de lo que hoy es Chilevisión y antes fue Canal 11 de la Universidad de Chile, porque pude desarrollar muchos programas con otra gente. Hicimos el primer matinal de la televisión chilena, que se llamó Tele 11 al despertar; hicimos El club de los bochincheros, el Chilenazo y también 525 líneas, que era un matinal que se
transmitía los domingos en la mañana, con Juan Guillermo Vivado. Pude conocer Hollywood, Los Ángeles y Miami, donde viajaba a comprar películas y a pelear por los “envasados” buenos. Aprendí lo que son los envasados y cuánto influyen en la programación, etc. Me sentí muy realizado porque estaba en diferentes áreas. Era un gerente atípico. Iba a una comida y pasaba a las 2 de la mañana al canal a ver cómo iban las transmisiones. Estaba medio rayado con la cosa, jajaja”.

 

¿Cree que su forma de gestionar marcó un precedente en cómo hacer televisión en Chile?

«La verdad es que todo lo he hecho con mucho entusiasmo y con mucha pasión, cosa que se ha perdido, en el mundo moderno, en el periodismo. Lo hice lo mejor que pude, no más”.

 

¿Qué recuerda de su experiencia haciendo clases en la universidad?

“Muchas cosas. Me gustó mucho hacer clases. En Comunicación Audiovisual, hacía un ramo que se llamaba Televisión Profesional y, en Periodismo, hacía Entrevista Periodística. Esta experiencia se dio porque conocí a Andrés Guiloff, que
fue Director y dueño de la Universidad de Artes, Ciencias y Comunicación (UNIACC), quien me llevó a trabajar con él. Tengo muy buenos recuerdos de la UNIACC en esos tiempos, donde estuve 20 años. ¡Ojalá las personas a las que les enseñé algo hayan aprendido!”.

 

¿Cuáles son sus proyectos laborales para este año, aparte de su programa “Cada Día Mejor”, de La Red, con más de una década al aire?

“No hago muchos proyectos en mi vida, porque grandes proyectos son grandes decepciones. Y como la decepción es una prima hermana del estrés, entonces nunca me hago grandes ilusiones de que vamos a hacer esto o esto otro. Es indiscutible que también tengo que aceptar que estoy en el final de mi carrera, no en el comienzo. Siempre converso con la gente de La Red sobre algunas posibilidades de hacer alguna cosa. No me proyecto mucho en nuevas programaciones, pero tengo algunas ideas que estamos manejando. Cuando era más joven, cuando empecé en esto, quería hacer un programa de radio, un programa de televisión, una película y conducir, todo el mismo día y a la misma hora. Eso es algo absolutamente imposible. Ahora tomo las cosas con más calma. Ya tengo una situación económica formada. En todo caso, sigo en La Red con Cada Día Mejor”.

 

Respecto de sus libros en preparación, ¿cuándo tiene contemplado publicar?

“Cuando tenga un poquitito más de tiempo, porque me he hecho un partidario  de la siesta, que antes nunca lo había hecho. Uno se llama Historias de mi vida. Es autobiográfico, pero no de esos que empiezan a contar: ‘Nací en tal parte…’. No, a nadie le interesa. Cuenta historias que tuve alguna vez con la CNI por ejemplo, o las historias de los clásicos universitarios, que hay dos mil, de las fotonovelas, del teatro, de la televisión, de los personajes que he conocido, de las discusiones que he
tenido con ellos”.

 

¿Qué personaje recuerda en particular?

“Recuerdo a dos. Julio Iglesias, con quien tuve una dificultad que derivó en una discusión. Por eso lo recuerdo. Resulta
que él me citó a las 6 de la tarde a su suite. Llegué a la hora con 2 fotógrafos de la revista Ritmo. Él apareció 25 para  las 7. Estaba al lado, conversando con amigos y riéndose. Entonces, le pregunté si tenía algo en contra mío. Me dice: ‘Pero, ¿por qué?’ ‘Porque me has hecho esperar media hora. Yo soy un modestísimo periodista, pero también mi tiempo vale. Tú eres un cantante internacional muy famoso. Respeta para que seas respetado’. Estaba muy tostado. Y, la verdad, es que él se cortó bastante, porque no estaba acostumbrado a cosas de ese tipo. Al final le dije: ‘Si tú no quieres que te haga la entrevista, no te la hago y me voy’. Entonces, trató de culpar a la revista. Yo abrí un porta documentos y le pasé la revista del día siguiente, que salía el martes y esto era un lunes. Le dije: ‘Tú, que hablas contra la revista, vienes en la portada’. En resumen, hicimos la entrevista que yo titulé La vida es una carta por jugar. Volvió a Chile Julio Iglesias más en gloria y su representante me invitó a almorzar solo con él. También me dijo que mi entrevista había sido una de las mejores que le habían hecho. Y, durante mucho tiempo, Julio Iglesias me mandó tarjetas de Navidad y algunos regalos para Pascua”.

 

¿Y el otro?

“Sandro, que me pareció una persona muy sencilla, muy simple. Estuvimos conversando más de 3 horas. Me encantó. También su representante no me daba la entrevista, y pasaban los días. Llega Sandro (pseudónimo de Roberto Sánchez Ocampo) y me coloqué frente a él, cuando iba caminando hacia el escenario. Le dije: ‘Roberto, este señor que va a tu lado, Óscar Anderle, no me ha querido dar una entrevista contigo. Te pido que tú me la otorgues’. Entonces, él me respondió: ‘¿De qué medio eres tú?’ ‘Revista Ritmo’. Se da vuelta y le dice a Óscar: ‘La revista Ritmo nos ha ayudado mucho’. Y a mí: ‘Terminado el show, 30 minutos después te espero en mi suite, número tanto y tanto’. Y llegamos y nos atendió estupendo”.

 

¿Sobre qué tratan los otros libros en preparación?

“Cien cartas al Mercurio, publicadas y no publicadas, donde pienso incluir una carta mía que apareció el 1 de febrero donde hago una alabanza al Presidente Eduardo Frei Montalva, del que fui un gran admirador. Y el otro es Humanamente hablando. Personas y personajes, donde me refiero a cómo fue la trastienda del programa Humanamente hablando. De aquí puedo
adelantar que, cuando entrevistamos al General Gustavo Leigh, lo perseguimos durante 2 años. La productora, que es mi señora, Patricia Ojeda, lo buscó dos años hasta que consiguió la entrevista y fue la única vez que el General Leigh asistió a un estudio de grabación, porque siempre daba las entrevistas en su casa o en su oficina. También entrevisté a la señora Lucía Hiriart de Pinochet, quien se quería ir porque le molestó una pregunta que yo le hice sobre los detenidos desaparecidos. No recuerdo bien lo que me contestó, porque se corrió por el lado y justo ahí teníamos que ir a comerciales. En ese momento, ella quiso irse. Le dije: ‘Pero, señora, cómo se va a ir si estamos a mitad de la entrevista’. ‘Es que usted me está haciendo preguntas desagradables’. ‘Pero, por qué, si usted tiene que tener una opinión. Mire, en las preguntas y respuestas, siempre gana el que responde. Usted tiene todo el tiempo que quiera para contestar’. Entonces me pidió que sacara esa pregunta y yo accedí. Ese fue un momento difícil, porque estaba empezando en Mega y estuvimos unos 20 minutos conversando con ella hasta que aceptó seguir. Al otro día me mandó pedir la cinta para verla antes. Hubo otros personajes como Eduardo Bonvallet, que lloró mucho cuando lo entrevisté. O Daniel Lencina, con quien tuvimos que parar la grabación. La gente dice: ‘Les gusta hacerlos llorar’. No, ¿para qué? Uno nunca quiere que la gente llore, porque se desordena la pauta, el libreto, todo. A lo mejor Mario (Kreutzberger) alguna vez lo quiso, pero era en el contexto de un concurso, pero eso es otra cosa, no es una conversación o una entrevista”.

 

Mirando hacia atrás, ¿se siente pleno con lo que ha logrado en su trayectoria?

“Aunque me parece un poco vanidoso de mi parte, desde el primer día de mi carrera nunca pensé que iba a lograr algo que me dio la vida, que ha sido muy generosa conmigo, que es el prestigio. Porque uno aspira a ser conocido, a que lo contraten de una parte o de otra, pero no al prestigio que me han otorgado el público y muchos periodistas que me han entrevistado, además de los muchos premios que he logrado –más de los que merecía– porque me he sacado 2 veces el APES y 2 veces el TV Grama. Todo eso se junta en una palabra que es prestigio, de lo cual estoy muy agradecido. No sé cómo se logra, pero siento que llega un momento en que tú sientes que la gente te da este título, no te podría decir si hace 10 años, hace 5 o hace 3. Pero estoy consciente de ello porque, cuando hablo en alguna reunión, soy muy escuchado. Si le digo a algún otro
conductor en La Red, siempre con la mejor intención: ‘¿Te puedo hacer una sugerencia?’ Siempre hay una disposición: ‘Encantado, por favor’. Por eso, hoy me siento muy satisfecho y muy reconocido”.

 

Entrevista publicada originalmente en la Edición 178 de El Guardián de la Salud. Marzo 2019.

Dr. File: “Siempre que esté la pipa del Doctor File, ahí va a estar la búsqueda de la verdad”.

Si bien lleva años en la pantalla chica, no fue sino hasta su incursión en el programa estelar “Mentiras Verdaderas”, donde ya lleva 5 temporadas, que Cristián Contreras Radovic (49 años) –más conocido como el Doctor File–pasó al salón de la fama. Y también de la polémica, a causa de sus teorías para muchos transgresoras. Periodista de profesión, Doctor en Filosofía con mención en Filosofía de la Ciencia por la Universidad Autónoma de Barcelona, conferencista, autor de tres libros, ex corresponsal de la NBC y ex atleta de alto rendimiento, hoy su tiempo está dedicado por completo a su pasión –el conocimiento– y a su familia. En esta entrevista, se refiere a varios temas polémicos y nos adelanta su participación en “El Encuentro” y su regreso a La Red.

 

 

Por Antonio Muñoz, Periodista PUC

 

Es hermano de la actriz Ángela Contreras. ¿Cómo fue para usted convivir con la exposición mediática de ella?

“Empecé en la televisión antes que mi hermana, como estudiante en práctica en el Departamento de Prensa de La Red. Al
año, ella se tituló de actriz y protagonizó la teleserie Ámame, por la que se hizo famosa. Para mí, fue un orgullo que haya
tenido reconocimiento por su profesión, por sus propios medios y cualidades, además de ver que, de alguna forma, representaba la imagen de la mujer chilena en un momento dado. Siempre fue bueno, aunque pocas veces hice referencia al
hecho de que fuera mi hermana”.

 

¿Y hoy cómo es convivir con la fama ahora más inclinada de su lado?

“Una anécdota no más. Cuando me encuentro con mi hermana, me cuenta: “Adivina lo que me pasó: me detuvieron en la calle, pensé que me iban a pedir un autógrafo y me dicen: ‘¿Usted es la hermana del Doctor File? La felicito’”. Jajaja. Pero a ella –incluso hasta el día de hoy– la reconocen, pese a que está retirada. Se dedicó a su familia y al deporte, porque apoyó mucho a sus hijos en todo lo que es el enduro en bicicleta.

 

¿Usted también es deportista?

“Toda mi vida de juventud fui deportista, hasta como los 20 años, cuando entré en la universidad, lo que significó ir dejando el deporte por los estudios. Siempre lo lamento, porque a las universidades de nuestro país les falta apoyar a los deportistas para que se destaquen, como es en los Estados Unidos. Desde pequeño participé en varios deportes. Después hice fútbol. En su momento, estuve a punto de debutar en la primera división, pero ya era muy tarde porque, cuando terminé la carrera de Periodismo, tenía 22 años y ya era muy viejo a esa edad para iniciar mi carrera profesional en el fútbol. Ahora hago tenis, aunque me queda poco tiempo. Mi hijo menor, Batista, que tiene 8 años, es bien deportista”.

 

¿Cómo saltó de la filosofía al estudio de los fenómenos paranormales?

“Más que lo paranormal, porque suena a fantasmas y cosas por el estilo, comencé a investigar enigmas de la ciencia. Cuando tenía 20 años, me hice la pregunta sobre las causas del Big Bang, esa explosión que dio origen al universo. Y me dediqué a investigar esta pregunta que Stephen Hawking calificó en una revista como un misterio de la ciencia, porque nadie la había contestado. Y yo, después de 15 años y 6 títulos, le di una respuesta que está en mi primer libro titulado ¿Por qué ocurrió el Big Bang? En ese camino por responderla, partí del enigma del origen del universo, que a su vez me llevó al enigma de las grandes civilizaciones. Y he recorrido todas las civilizaciones del mundo. En resumen, mi profunda fuente de inspiración son los enigmas, los misterios del universo, la historia, las conspiraciones. Y, claro, eso te lleva a ciertos fenómenos paranormales, en una derivada muy lejana de mi profesión, porque yo más bien soy un filósofo de la ciencia”.

 

Cuéntenos cuándo y cómo nació el Doctor File.

“Desde hace mucho tiempo, yo tengo una página web que se llama www.docfiles.cl, donde comencé a poner mis cosas, los archivos del doctor. Cuando entré como panelista estable al programa Mentiras Verdaderas, de La Red –al que me habían invitado varias veces antes–, me preguntaron: ‘¿Cómo le ponemos a tu sección?’ Ahí aparecieron los productores, Carlos Lobos y Jorge Abate, quienes me dijeron: “Doctor File, pues’, a partir de los docfiles, que son los archivos del doctor. De ahí que la gente me dice Doctor File, porque mucha veces ni sabe mi nombre”.

 

El Doctor File fuma pipa. ¿También lo hace Cristián Contreras en la vida real?

“El Doctor File es una parte de mi personalidad. Pero es mucho mejor que uno. Es la parte académica que uno tiene, la parte de investigación, la parte de la búsqueda de la verdad con mucha profundidad. A veces lo veo como el filósofo de nuestro pueblo. Que quede claro que nuestro pueblo también tiene filosofía y pensamiento. Y el Doctor File se debe a nuestra ciudadanía, a aquellas personas que muchas veces no pueden entrar en la universidad y a las que, a través de él, les llevo conocimientos fantásticos. Muchas veces, al estar en los programas de televisión, en vivo, y sube el rating, hay mucha presión, por lo que uno puede equivocarse en cosas más superficiales como fechas. Pero, en lo profundo, el Doctor File siempre busca la verdad y entrega sabiduría. En eso, no lo pueden cuestionar. Y esa es una tarea muy difícil, ser filósofo en un país al que le están quitando las horas al pensamiento reflexivo. Así y todo, estamos ahí y hay que seguir caminando. Siempre que esté la pipa del Doctor File, ahí va a estar la búsqueda de la verdad”.

 

Gracias a “Mentiras Verdaderas”, logró posicionarse como un referente mediático. ¿Cómo valora su participación en ese programa estelar?

“Para mí, Mentiras Verdaderas, de La Red, es el mejor programa de conversación que tiene la televisión chilena. Y la verdad es que la televisión depende del rating. Si uno está ahí es porque, básicamente, hemos logrado tener un público al que le interesan los temas que estamos exponiendo. Además, en Mentiras Verdaderas no tengo censura. Nunca me han dicho: ‘No hables de esto ni de aquello’. Uno tiene que hablar como hablamos siempre: prudentemente, con respeto. Pero la libertad que
tengo para hablar ahí es invaluable para mí. Es un gran programa, el mejor que hay de conversación y de exposición de los pensamientos de los chilenos. Por eso reclamo cuando se entregan estos premios como el Copihue de Oro, porque Mentiras Verdaderas pelea con estelares que son de otro género”.

 

Como consecuencia de su popularidad en La Red, pasó luego a Chilevisión, donde participó en “La Hermandad”
y “Las Últimas Horas de…” ¿Cómo fue su experiencia allí?

“Mi experiencia en Chilevisión fue muy buena. Primero, trabajé con un equipo fantástico de profesionales de televisión. Cuando me fui, había una visión editorial que, lamentablemente, se impuso en enero del año pasado. Ya se venía conversando, por parte de los mandamases del canal, de un cambio en la línea editorial. Entonces, decidieron hacer una
señal televisiva de entretención familiar. Y, en ese contexto, lo que yo desarrollo no era prioridad. Como consecuencia, los proyectos que teníamos para hacer la segunda parte de La Hermandad y Las Últimas Horas de… quedaron en la mesa. Frente al escenario de tener que quedarme ahí en el matinal con los proyectos detenidos, sin saber por cuánto tiempo, justo se dio la posibilidad de volver a Mentiras Verdaderas, y lo hago encantado, porque en este programa podemos desarrollar temas de investigación, que son más profundos”.

 

¿Cómo asume los comentarios negativos de sus detractores?

“Habría que ver crítica por crítica. En realidad, cuando uno está ampliando los paradigmas, contando historias que estuvieron en el silencio durante muchísimo tiempo, la gente evidentemente va a criticar y, si quiere hacerlo, que critique. Siempre es positivo, hay que enfrentarlas y sirven sobre todo cuando uno tiene alguna imprecisión que mejorar. Las descalificaciones son otra cosa, aunque tampoco me afectan mucho. Pienso que hay gente que se quedó con una versión de los hechos y estructuró su vida sobre una versión religiosa, política, económica, filosófica. Y, cuando uno muestra otra versión, más descriptiva o con verdades que habían estado ocultas, evidentemente se puede generar mucha controversia y polémica, porque es una reacción desde el miedo. Hay algunas personas a las que les duele más que a otras lo que uno dice. Pero, así es el mundo. Aunque insisto, la crítica con argumento es válida. La descalificación gratuita no lo es, aunque hoy es parte del asunto por las redes sociales. Siempre digo: si todos pensaran igual, nadie estaría pensando. Siempre es bueno el diálogo, la discusión, el debate”.

 

¿Puede dar crédito de las experiencias paranormales que ha investigado?

“Todos estos fenómenos paranormales se verifican caso a caso. No los puedes repetir a voluntad como un experimento, según lo requiere el método científico. Entonces, lo único que te queda es hacer algún registro del fenómeno paranormal.
Y, en este sentido, yo sí he tenido más de una experiencia. Por ejemplo, en dos ocasiones he visto objetos voladores no identificados. Una vez fue en grupo,como a los 15 años, en el sur de Chile, en el horizonte, sobre unos cerros, siendo ya de noche. La otra vez fue en Bolivia, el año 2012, cuando estaba haciendo una expedición con mi señora y tuvimos una observación de un objeto volador no identificado u OVNI, es decir, la típica luz en el cielo con un movimiento extraño, pero inteligente. No era un satélite ni algo explicable, sino un fenómeno muy extraño. Respecto de experiencias paranormales, recuerdo que hace mucho tiempo tuve una experiencia, pero de tipo energético. Enfrentar estos temas cambia cuando tú tienes la experiencia.Pero si nunca la tienes, es muy difícil. Lo que sé es esto y es muy importante: tanto los fenómenos OVNI como los fenómenos paranormales propiamente tales –como fantasmas, espectros y otros afines– son explicables en el 99% de los casos, o son datos falsos. Pero hay un 1% de casos que son fantásticos, lo que te permite dejar ese campo de investigación abierto y no negarlo como si fuese una tontera. En cuanto a los OVNI, de las miles de observaciones que hay al
año, al menos hay una que vale la pena estudiar y que te abre hacia un nuevo paradigma. Eso es lo hermoso de los enigmas. Para resolverlos, la clave es ampliar la visión que tienes de la misma disciplina. Entonces, esos ejemplos te permiten tener una visión más amplia de la realidad y no negar estos campos de lo humano. El racionalismo y materialismo del siglo XX prácticamente disecaron el espíritu humano. Desde hace unos pocos años, ese espíritu humano está volviendo a renacer y yo
estoy en esa línea de equilibrar lo físico y lo metafísico”.

 

En algunos programas, usted se ha referido al virus del VIH y al SIDA. Nos interesa conocer su postura frente a las declaraciones que vertió en torno a este tema y sus vínculos con la industria farmacéutica.

“Es una pregunta muy amplia, pero lo que me interesa afirmar es lo siguiente: esta enfermedad hay que prevenirla utilizando
los medios señalados oficialmente. Lo que sucede es que esta polémica con el SIDA se suscitó cuando el doctor norteamericano Robert Willner se inyectó públicamente, a fines de los años 80, el virus del VIH con el objetivo de probar que no necesariamente es la causa del SIDA. También realizó este acto para instar a la comunidad científica a revisar, estudiar e investigar el AZT, que era la droga que entonces se utilizaba para combatir el SIDA. Simplemente, aludí hace algunos años a este episodio de la historiografía médica en el programa Mentiras Verdaderas y, el año pasado, me volvieron a preguntar sobre lo mismo en Vértigo, de Canal 13. Entiendo que no se sepa mucho lo que es la disciplina de la historiografía médica o científica, pero, insisto, mi intención fue simplemente recordar lo que este doctor hizo, que, por lo demás, es de conocimiento público, ya que existe el vídeo circulando en las redes sociales de ese momento en que el doctor Willner se inyecta el VIH. Lo
que yo sostengo es que es importante que esta acción sirva y motive para investigar sobre las causas y las curas de una  enfermedad que, a la fecha, ha costado alrededor de 85 millones de muertes, la mayoría en África. Es, evidentemente,
un problema humanitario y de política pública de salud que, hasta ahora, no tiene solución y que debe incentivar la investigación científica en pro de una cura, porque todas las medidas que se han ejecutado no han detenido el problema. Quiero dejar bien en claro que, quienes padecen la enfermedad del SIDA, deben seguir las indicaciones médicas y respetar los protocolos establecidos. Así y todo, hay mucho que investigar sobre el SIDA”.

 

Sabemos que formará parte de la versión 2019 de “El Encuentro”. ¿Qué nos puede adelantar al respecto?

“Voy a concentrar mi participación en proponer una visión sobre el nacimiento de una nueva cultura. Creo que, cuando uno observa la civilización en la que estamos, uno ve una decadencia cultural, que significa que solamente los ámbitos científicos han avanzado. Son los campos humanistas los que están en decadencia y hablo de la antropología, la filosofía existencialista, la economía capitalista, la política maquiavélica, de la educación, de la religión devastada, el erróneo orden lineal del calendario y las nefastas posturas antimetafísicas que tanto daño le hacen al alma humana. Todos estos campos, que son los pilares de la cultura, están en decadencia sin excepción. Entonces, tú puedes decir: ‘Bueno, parchémoslos’. Y yo digo: No,
reformulemos, propongamos una visión nueva para levantar una nueva cultura en nuestro país y en nuestro continente, que
sea original y auténtica, que es lo que no tenemos. Sobre eso va a versar lo que voy a exponer en El Encuentro”.

 

¿Confía en que aquello pueda ocurrir?

“Esa es una pregunta del millón. Te la voy a responder, pero pregúntame en 500 años más. Todos los procesos de cambio cultural demoran siglos a veces. Piensa en Jesús. Durante 300 años el Cristianismo fue perseguido. ¡300 años! Ni 10 ni 20 ni 30. Y solo después de ese tiempo pasó a ser la religión oficial del Imperio Romano, perpetuándose hasta hoy. En este sentido, yo siempre me inscribo dentro del calendario maya, de 13 lunas. Por lo tanto, el 21 de diciembre del año 2012 comenzó una nueva era. Eso quiere decir que estamos en el año 6. Entonces, lo importante es crear y partir con una visión nueva. Nosotros, los chilenos, nunca hemos tenido una  cultura original y auténtica. Somos un híbrido. No hemos reconocido nunca las tradiciones de nuestros pueblos originarios, entre muchos otros problemas. La economía es de afuera; la visión de
la historia que se tiene es de afuera. Todo es de afuera y trabajamos para financiar lo de afuera. Entonces, lo que voy a proponer, aquello en lo que he trabajado, es una gran reformulación de estas disciplinas culturales para levantar o crear una nueva cultura en nuestro país y en nuestro continente”.

 

Libros publicados :

¿Por qué ocurrió el Big Bang? El enigma del origen del universo (Editorial Universitaria, 2005)

La teoría del Big Bang y la perfección de la sabiduría. El vacío como síntesis ontológica de todo cuanto existe (Editorial Universitaria, 2009)

Politikon 2012. Una teoría política sobre una fundación cultural en Sudamérica y el rol de Chile (Editorial Universitaria, 2012)

 

Entrevista publicada oficialmente en la Edición 177 de El Guardián de la Salud. Febrero 2019.

Teresita Reyes: “Me transformé en mina de un día para otro y tenía que lidiar con eso. No me reconocía a mí misma”.

A un mes de cumplir 69 años, esta actriz de origen palestino por el lado materno, con 4 hijos y 3 nietos, declara estar lejos de su mejor papel. Quizás por eso –y luego de su célebre, aunque malvado personaje de Verdades ocultas de Mega, canal televisivo donde renueva contrato en abril–, se sumó al elenco de Piratas del Caribe, una comedia musical con fecha de estreno para enero y en la que, nuevamente, personifica a una auténtica villana. Registro muy diferente al de personajes que encarnó en otras dos recordadas teleseries, como Machos y Hippie, ambas de Canal 13. En esta entrevista, comparte su experiencia de vivir con sobrepeso y de cómo logró, a punta de esfuerzo y constancia, reinventarse como flaca, y mina, además.

 

Por Antonio Muñoz, Peridista PUC

 

Cómo era tu vida antes de someterte a la operación?

“A mí me iba bien. Gordita o no gordita, nunca me faltó la pega. Si lo hice, fue más porque mis compañeros, con los que estaba haciendo Machos, se preocuparon mucho porque estaba muy gorda. Estaba pesando 117 kilos. Como Canal 13 tenía ese programa Diagnóstico, donde me estaban ofreciendo todo gratis, dije: ‘¡Ya, me opero no más!’. A los 15 días ya estaba operada. Fue una decisión totalmente emocional. Pero ¡qué bueno que lo hice!, porque cuando me mandaron a hacerme los exámenes, ya me estaba enfermando. Tenía hígado graso, glicemia y ácido úrico alto. No sé si hubiera podido con un tratamiento en vez de la operación, porque 117 kilos, a punta de fuerza de voluntad, mmm, la verdad es que ya se me había ido, porque yo subía, bajaba, subía, bajaba”.

 

¿Desde siempre tuviste este tema del sobrepeso?

“Desde siempre. Es genético, totalmente. Como a los 8 años empecé a engordar, pero nunca tan exagerado, porque egresé del colegio con 78 kilos. Y, en la universidad, me dijo una profesora: ‘Mira, tú eres muy buena, pero, ¿qué quieres hacer de tu vida: que se rían de ti o que se rían contigo?’ Me mató esa pregunta. Y me puse a dieta desde enero hasta marzo. Volví con 30 kilos menos. Como estaban las anfetaminas y todos esos remedios que te daban antes, me mantuve en ese peso hasta casarme, 5 años después, pero empepá, que no es la gracia. Después, de nuevo empecé a ganar peso. Cuando me embaracé de mi primer hijo, eso ya fue una cosa terrible. ¡Subí 37 kilos! Y vinieron altiro el segundo, el tercero y el cuarto hijo. Ya no pude adelgazar más. Y me operé. Pero me puse la banda gástrica, no el bypass, que es como una pitita en la boca del
estómago y te lo cierran un poco para que pase una mínima cantidad de comida. Me demoraba un siglo en comerme algo.
Y había cosas que no podía comer. Me iba a vomitar como una loca. Fueron 3 años bien espantosos”.

 

¿Cuánto lograste bajar en ese período?

“Después de 3 años y medio de dieta, bajé 52 kilos. Pero me tomé mi tiempo, porque habría podido bajar eso en 6 meses, pero no era la gracia, porque lo que quería era educar la cabecita. Por eso me apoyé en un tratamiento psicológico que duró dos años y cuyo objetivo era llevar mi cuerpo y mi mente de nuevo. Era un tratamiento como: ‘Hazte cargo de tu vida, de tu
cuerpo, de los kilos’. Estuve dos años con nutrióloga. Fue bien intensiva la cosa, y lo logré. Logré no vomitar tanto, porque de
repente la carne se me atravesaba y quedaba muy mal. Espantoso. Me mantuve así durante muchos años. Y, hace 3, me
saqué la banda. Ahora estoy sin nada”.

 

¿Cómo fue la transición desde la Teresita Reyes con sobrepeso a la que eres hoy?

“Me costó mucho. Afectó todos los ámbitos de mi vida. Tenía ojitos por ahí que miraban, que antes eran muy amigos no más. Entonces me dije: ‘Chuta, no puedo estar ni abrazando ni webeando’. Me transformé en mina de un día para otro y tenía
que lidiar con eso. O sea, iba caminando en la calle, pasaba frente a una ventana, me miraba y me decía: ‘Uy’. Y volvía de
nuevo. No me reconocía a mí misma. Y, claro, cambiaron varias cosas. Empecé, también, a sentir un poquito de celo hacia
mí. Todas esas cosas que no sentí nunca. Pero no es que no haya sido atractiva antes. Siempre fui atractiva, porque era una
gordita simpática, buena moza y, lo mejor de todo, con buen sentido del humor. Pero lo que sí me estaba faltando era la amistad incondicional. Entonces, sentí que la gente cambió conmigo. También lo hablamos con mi psicólogo y lo superamos”.

 

¿Fue como renacer?

“No sé si renacer. Es quererte más. Es saber que tienes que preocuparte de ti, que tú eres importante, que tú tienes que
quererte. Es todo un círculo esta cuestión. O sea, me va mal y recurro a la comida; me va bien, recurro a la comida. Y no
podía romper ese círculo hasta que ¡ya!, se produjo la cosa. Pero me saqué la banda porque me estaba haciendo una úlcera en el estómago, y fue como que abrieran el establo y soltaran al potro, porque fue tener toda la libertad del mundo. Todo
me entraba, no tenía que vomitar. Me descontrolé completamente. Esto fue hace 3 años, en el 2015, y pesaba 15 kilos más que ahora”.

 

¿Y te desordenaste con las comidas?

“Claro. Cuando empecé a verme gorda, pero no tanto, la gente no se daba cuenta, porque soy de ese tipo de gordita que le
engorda todo parejo, desde el pelo hasta abajo. Pero yo me veía, veía que se me salía el rollo, que estaba más ancha, más
“sanita”. De la talla 40 pasé a la 48. ¡Las vestuaristas estaban indignadas conmigo! Así que decidí: ‘¡Se acabó esta cuestión!’.
Me fui a hacer ese examen de saliva que te permite saber lo que puedes y no puedes comer, y salió que era alérgica al gluten y a la lactosa. Me cagaron la vida, porque no sabía qué comer. Empecé a buscar en Internet y hoy me estoy alimentando
más sano. Bajé 9 kilos y no quiero bajar más. Me vi en unas fotos de esa época y tenía el rostro muy demacrado, enfermo.
No vale la pena, si ya estoy vieja. No me voy a preocupar del rollo más o del rollo menos, pero la carita tiene que ser más o menos agradable. Por eso me he mantenido en 66 kilos, con la galletita de arroz, con mermelada dietética. Con cuatro son 50 calorías y quedo bien. Me demoro en comerlas para que no se acaben, porque de repente me baja la ansiedad. Me hago mi desayuno de frutas con avena, con chía, linaza, ¡hasta con Goji! Todo saludable. Y me acostumbré. Ahora no soporto las frituras. Solo puedo comer sopas de verduras en el almuerzo, y muchas ensaladas de todo tipo. Puedo comer 4 frutas en el día, hasta 5, pero antes de almuerzo. El pollo no me gusta mucho ya, pero sí como mucho pavo y mucho pescado. Huevos, también. En la noche mi comida es ensalada con huevos revueltos con semillas”.

 

¿Tomas algún suplemento?

“Tomo vitaminas y minerales. Tengo que tomar de todo, porque mi alimentación ya no es completa como debe ser. Es sana, pero no completa. Yo tendría que comer pan, arroz, fideos, pero los reemplacé por productos sin gluten”.

¿Sentiste que la Teresita prebanda estaba condenada a cumplir determinados papeles en la TV?

“Cuando estaba en 117 kilos, tenía personajes populares, pero nunca los sentí discriminatorios. Siempre hice de señora de clase media, de verdulera, de empleada… ¡hice una que hasta bailaba tap! Qué manera de divertirme, qué manera de aprender con esos papeles”.

 

¿Y ahora que eres mina?

“Todavía no llegamos a la clase alta-alta. Ahora, sí debo reconocer que en el teatro he hecho de todo, porque no hay problemas. Antes y ahora, gordita y todo. En cine también es así, porque los papeles de gordo se los dan a los actores. En cambio, la televisión te castiga. Son más los productores que quieren que los personajes se vean bonitos y, a mi modo de entender, los habría hecho normales: hay gordos, flacos; hay feos, bonitos; hay rubios, negros”.

 

Pero el hecho de perder tallas, ¿te favoreció en general para optar a más papeles?

“Sí, obvio. A mí, a mi vida personal, a quererme, a sentirme regia. A mis años, sentirme provocativa y estupenda, una sex symbol de la tercera edad. Pero, antes muerta que sencilla. Ando con mis pantalones rajados. Valor, porque ya no tengo 15 años”.

 

Desde tu experiencia personal, ¿cómo te explicas la tendencia actual al sobrepeso en Chile?

“No es una tendencia; estamos en sobrepeso. En Chile, en los años 60 y 70, había muy pocos gordos porque se caminaba más, porque los alimentos eran mucho menos procesados, más naturales, era otra cosa. Cuando Chile comenzó a crecer económicamente, empezamos con este tema y llegaron las famosas cadenas de comida chatarra que, por luca y media, te comes la hamburguesa así de grande con la bebida. Obvio, sale mucho más barato para los papás. Ahí está la cosa. Además,
estamos absolutamente sedentarios con la Internet, con el computador, con el celular. ¡El único ejercicio que se hace es con los pulgares! Atroz. Todo el mundo anda en auto porque las distancias son apoteósicas. En esos tiempos, sí funcionaba la locomoción. Bajabas y tenías que caminar tres o cuatro cuadras. Ahora, si el bus no te deja en la puerta de la casa, no bajas. Esto viene siendo un cambio cultural profundo”.

 

¿Cómo combates el sedentarismo?

“De momento, tengo el brazo malo, porque me desgarré dos tendones. Estoy con kinesiología y ya lo puedo subir. Por eso no puedo hacer ejercicios. Pero hago meditación y la mitad del yoga, ¡porque con la otra parte no puedo, jajajaja! Y camino, aunque reconozco que soy más bien sedentaria. Mis gustos son sedentarios. Me gusta pintar, bordar, coser, leer,  e gusta Netflix. ¡Me he visto todas las series! Me gustó mucho el Pilates y lo quiero retomar. Estuve como dos años y estaba regia. Y es maravilloso, porque tú piensas que no haces ningún ejercicio, y al otro día te duele hasta el alma. Como es tan liviano, no te das cuenta de cuánto has movido los músculos. ¡Es exquisito! Y natación, que hago en la casa. Me tiro a la piscina y nado una, dos, tres, cuatro brazadas. Y me salgo”.

 

El próximo mes cumplirás 69 años…

“Es un hermoso número, pero muy malo para mí, porque después cumplo 70 y ¡cagamos, pues! Ahí vives con lo que el Caballero quiere que vivas. No tengo un tema con la edad. Me pude haber puesto 58 años y la gente pudo haber dicho: ‘Puchas la Tere que se ha mantenido mal con 58 años’. No es lo mismo que tener 68 y que te digan: ‘¡Pero no puede ser! Yo pensé que tenías mucho menos’. En general, luzco bien, pero ya tengo mis años y se notan. ¡Pero este tarrito todavía tiene manjar! Ese es el mejor piropo que me ha tirado alguien en Internet en mi vida. Nunca lo había escuchado”.

 

Quien lo dijo, hoy sería acusado de acoso.

“¡Pero toda esta cosa absolutista, fundamentalista, que es como cuadrada, es espantosa! Echo de menos un piropito de
repente. ‘Puchas, que está rica mijita’. Uno lo agradece. Ahora no, porque te cuesta 200 lucas la gracia. Entonces, estoy por pagar esa plata para que alguien me piropee. Lo que pasa es que nos vamos al chancho. ¡Es ridículo! Hay que tener un poco de criterio. Hay unos tipos que me he dado vuelta para cachetearlos porque te dicen unas ordinarieces tremendas, pero son los menos. El piropo tiene esa cosa picaresca, más tierna. Pero esto otro de: ‘Mijita, le pasaría la lengua entera’. ¡Eso no! Me di vuelta una vez y le aforré un combo a un webón porque me hizo sentir pésimo. Fue un piropo sucio, indecente, atroz”.

 

¿Qué le aconsejarías a alguno de nuestros lectores que esté atravesando por una experiencia similar a la que tú viviste en 2003?

“Que se desnude frente a un espejo –yo lo hice varias veces– y que se vea. Si lo que ve ahí lo satisface y le gusta, vuelva a vestirse y sea feliz. Pero si lo que ve ahí lo angustia, lo avergüenza, le corren lágrimas, vaya y busque el mejor consejo para terminar con esa gordura y se pueda apreciar a sí mismo como quiere. Hay gente que se quiere gorda, ¡maravilloso! Y vive feliz siendo gorda, no hay problema. Pero la que no, no la van a mirar jamás porque anda escondiéndose las pechugas, que la guata, etc. No, pues. ¡Es una cosa de actitud! Para eso tienes que quererte. Es como hacerte amiga de tu cuerpo. Yo he logrado eso de a poco. Soy feliz así, tal como estoy. Pero vestida, porque en pelotas… sufro en el verano. La verdad es que no he tenido la valentía de pegarme un recauchaje, que es lo que tendría que haber hecho. Ni cagando me hago la cirugía, es dolorosa y digo: ‘¿Para qué?’ Estoy sana y voy a poder durar bastantes años más con mis nietos, haciendo cosas que me gustan. O sea, uno nunca tiene esto comprado, porque no sabes cuánto tiempo vas a vivir. Pero, como no lo sabes, trata de vivir lo mejor posible. Entonces, tienes que hacer ese ejercicio y mirarte a fondo. Y llorar, putear, gritar, lo que sea, lo que te provoque esa imagen a ti. Pero con conciencia, porque hay mucha gente que se mira muy críticamente. Yo siempre me encuentro gorda, porque hay un tema de uno. Siempre le digo a la gente: ‘Nunca voy a dejar de ser obesa, porque mi genética es de obesa’. Recién ahora estoy aprendiendo a ponerme poca comida en el plato, porque como poco. Antes me llenaba el plato y, al final, quedaba todo. Es una cosa  psicológica, pero cuesta cambiar. Es un cambio de vida. Y hay genes, cosas hereditarias. Pero se puede; cuando uno quiere, puede. Pero cuesta. Yo me sentía pésimo. Lo único que quería era que me sacaran la banda, porque estaba almorzando y corría al baño a vomitar. Me tenía chata esa cuestión. Y ahora que me la saqué, es como si me hubiera sacado un castigo. Me tenían frenada, pero en todos esos años que estuve frenada pude aprender. Es un tema de autodominio. Todo depende de mí. Paso de supermercado en supermercado buscando cosas sin gluten, pero el cortado me lo tomo sin lactosa y con la pastillita anti lactosa, porque, si no, me hincho y no estés cerca de mí
porque puede ser grado 3. ¡Horrible! Así (finge un estómago abultado). Y no puedes contenerlo. ‘¿Pero quién se tiró….?’ ‘Fui yo, perdón, es que la banda gástrica’. Los tenía enfermos con el cuento de la banda gástrica. Me acuerdo que estábamos grabando Hippie y yo era la mamá Chela, que fumaba marihuana y todo la vieja. Y Gonzalo Valenzuela se recostó en mi regazo, regaloneando, hasta que me sonaron las tripas. Sentí el ruido (lo imita) y miro a Gonzalo y él lloraba de la risa. Tuvimos que dejar para el final la grabación de la escena. ‘Los sonidistas, que omitan esa parte por favor’. ¡He pasado hartas vergüenzas!”.

 

Entrevista publicada originalmente en la Edición 176 de El Guardián de la Salud. Enero 2019.

Gabriela Hernández: “La vida hay que vivirla tal cual y en todas sus etapas”.

A un mes de cumplir 80 años, esta consagrada actriz de teatro, cine y televisión está en un inmejorable momento de su trayectoria profesional, gracias a sus más recientes apariciones en la pantalla chica con Pituca sin lucas y Casa de muñecos, ambas producciones de Mega –estación con la que tiene contrato hasta enero-, y donde encarna en esta última al personaje protagónico que padece de Alzheimer. Y también por el anunciado estreno en marzo de Viejas de mierda, en el teatro San Ginés, que la pondrá de nuevo sobre las tablas en compañía de otras dos reconocidas artistas como son Gloria Münchmeyer y Gloria Benavides.

 

Por Antonio Muñoz, Periodista PUC

 

Usted ha confesado que no tiene conflicto con la edad.

“Para nada. Parece que nací sin muchos complejos ni de edad ni de belleza, porque nunca fui muy bonita. Cuando estudiaba
teatro, tenía muchísimo acné y nunca me importó. Claro, ojalá tuviera veinte años menos, pero los últimos veinte años que
he vivido han sido provechosos, entretenidos. Ha habido de todo, como es la vida. Creo que la vida hay que vivirla tal cual y en todas sus etapas, vivirla bien mientras se tenga salud, porque la salud es lo más importante. Si no tienes salud, no puedes gozar de nada”.

 

A los 79 años, usted luce impecable en todos los sentidos. ¿Cuál es su secreto?

“Suerte y genes. Pero genes yo no sé de dónde, porque ni mi madre ni mi padre vivieron mucho. Mi padre murió a los 60
y mi madre a los 86, y bastante enferma. Yo nací con un solo riñón. De toda la vida he sido hipertensa y nunca he tenido
muy buena salud. De mayor me he afirmado un poco más. Lo que sí me pasó, en enero pasado, es que me quebré una
cadera. Hubo que ponerme 3 pernos y ya estaba grabando la teleserie. Dije en ese  momento: ‘Reemplácenme’, pero no me
reemplazaron. Me operaron y en 5 semanas ya estaba de vuelta. Cuando grabé los primeros capítulos de la teleserie, fuera
del set andaba con bastones, con burrito, con todo. Pero creo que quedé bien, con un poco de cojera, aunque la gente me
dice que no se nota. Me pegué un buen susto, porque fue muy fea la fractura”.

 

¿Practica terapias para mantenerse sana?

“A través del tiempo he hecho de todo, pero soy muy inconstante. Me matriculo en una cosa y por trabajo –porque, por
suerte, siempre he tenido trabajo, menos notorio que ahora, pero nunca me ha faltado, empiezo con Pilates, por ejemplo,
alcanzo a ir un mes y al otro ya no puedo ir. Entonces, ya no me inscribo, porque pierdo plata. He hecho Pilates, Yoga,
Hatha Yoga, Bikram Yoga, Tai Chi, Chi kung. Deportes, no; ni siquiera caminar mucho. Tengo que hacer bicicleta estática
para que no tenga el peso del cuerpo y no me la he comprado todavía. ¡Va a ser un año que estoy por comprármela! La
verdad es que no me cuido mucho”.

 

¿Usa productos rejuvenecedores?

“Una vez al año, sí, me pongo bótox porque, de lo contrario, me veo muy enojada, y yo no soy una persona enojada. Y sí me pongo –porque me hace falta–, ácido hialurónico en este rictus (señala las comisuras de la mejillas). Y ahora que soy más conocida, una marca francesa de productos cosméticos muy buenos me contrató como rostro o embajadora, pero solo para su tienda de Costanera. Nunca me he comprado cremas caras, pero, desde que me las regalan, las uso y parece que sí hacen bien, porque yo me siento un poco mejor la cara, más hidratada. Antes, por supuesto que usaba cremas, como cualquier mujer. En la noche me sacaba todo y después me ponía crema, no de las más baratas, pero tampoco de las más caras, normales”.

 

¿Cuál es su mirada de cómo se envejece hoy en Chile?

“Hoy, en Chile, se sigue castigando mucho al adulto mayor. Mira, yo tengo una opinión bien clara porque, en España, cuando tenía 30 y tantos, trabajé mucho con adultos mayores. Yo iba a El Escorial a dar clases de expresión corporal, que es como gimnasia pero con un contenido. Había talleres, incluso, de esmalte en cobre y fotografía. Y allá las casas no eran hogares, eran como casinos o como centros de reunión, con muchos estímulos, ya que los adultos mayores se pasaban el día entero jugando a las cartas o bailando, todos los jueves. De todo y gratis. Aquí, en las municipalidades ricas, que reciben hartos recursos de la gente que vive en el sector, tienen talleres gratuitos también de tejido y pintura para las mujeres, y pocas actividades para los hombres, Yoga a lo mejor”.

 

Considerando que su papel en la teleserie de Mega tiene que ver con el Alzheimer, ¿cómo ve usted esta enfermedad?

“Cada vez es más frecuente, eso es lo peor. Pero dicen que se está descubriendo el antídoto, que por lo menos te puede
frenar el deterioro. Sé que la enfermedad tiene 3 etapas. La primera es cuando empiezas a olvidar las cosas cada vez más seguido o cuando empiezas a repetir la misma pregunta en un lapso corto de tiempo. A todos se nos olvidan las cosas. Salgo para algún lugar y… dónde dejé las llaves, dónde dejé el auto. Me pasa a mí, que soy distraída. Eso es normal. Pero ya es terrible cuando te empiezas a dar cuenta de que va mucho más allá del olvido normal, del desgaste normal del cerebro de una persona. La segunda etapa, que es la peor, es cuando te defiendes como gato de espalda y crees que todo el mundo te está achacando, te están robando. Te pones agresiva, garabatera –como la demencia senil– y te da hasta por pegar. Muy terrible, sobre todo para las familias y para los que los cuidan. Y la tercera etapa es la que se conoce como “dulce indiferencia”, cuando ya no estás para nadie. Se ha descubierto que las personas igual sienten el afecto, por lo que las familias no deberían abandonarlas en hogares para la tercera edad. También se ha descubierto que pueden recordar momentos de su vida con la música. Les pones algo de su época y se acuerdan de la melodía entera y hasta de la letra. Gente que no se ha levantado de la silla durante 15 o 20 días, se levanta y canta y baila. Después se vuelven a sentar y le preguntas: ‘¿Tienes hijos?’. Y se quedan mirando al vacío, ya no están. Son paréntesis de lucidez. Por eso, no hay que abandonarlas nunca”.

 

Sabemos que estuvo en el Festival Woodstock, en 1969. Cuéntenos esa experiencia.

“En esa época, yo estaba de acuerdo con todos los principios del movimiento hippie. No quiero parecer la vieja chora, porque eso me cargaría, pero nací libertaria de verdad. Me parece bien el amor libre, me parecen bien las parejas abiertas. Por supuesto, estoy de acuerdo con la ley del divorcio, también con la unión civil entre personas de un mismo sexo, incluso con el matrimonio; y eso no se puede decir aquí en Chile. El que quiera estar casado de por vida con alguien y sea feliz, aleluya. Cada persona tiene que vivir su vida de acuerdo con lo que la hace feliz. También estoy a favor de la adopción de hijos por parte de homosexuales. ¡Tú ves lo niños en el Sename! ¿Cómo no van a estar mejor con una pareja? ¿Por qué creen que van a abusar de un niño? ¿Porque son homosexuales? Pero si los que abusan de los hijos son los padres, los abuelos, los tíos. Todos los abusadores están dentro de la familia. ¿Por qué estigmatizarlos a ellos? No se dan cuenta de que, generalmente, el abuso sucede dentro de las familias”.

 

¿También se declara ecológica?

“Absolutamente. Mira, aquí –yo vivo cerca de la plaza Las Lilas– hay un punto de reciclaje al que vengo y, en noviembre, me hicieron una notita para la revista Caras, con fotos tirando la basura en este punto con mi nieto, Clemente, porque él y mi hija, María José, son muy ecológicos. Reciclan en el Punto Limpio que está al costado del puente Centenario, en Vitacura, porque
ahí tienen para pilas, para remedios vencidos, para ropa, para todo. Ellos viven en Providencia, pero juntan toda su basura y, una vez cada quince días, van con todas las bolsas a reciclar allá. Yo reciclo desde hace harto tiempo por mi hija, porque es muy recicladora. Incluso, cuando vivía en casa, tenía los típicos basureros de distintos colores y cuidado con que yo accidentalmente echara algo en el basurero equivocado. Te llovían las penas del infierno, jajaja”.

 

Ha confesado en los medios que alguna vez fumó marihuana. ¿Cuál es su postura frente a la legalización del
consumo de esta hierba?

“Que se legalice el uso de la marihuana (a partir de los 18 años), porque ahí se van a acabar todas las mafias. Y la marihuana adulterada es terrible, porque incluso le echan veneno de ratones. Si ves que una persona no es adicta por naturaleza,
¿por qué no va a poder fumar marihuana? ¿Por qué, en cambio, dejan a las personas tomar alcohol? Por eso, estoy de acuerdo absolutamente con el uso de la marihuana para lo medicinal y para lo recreacional, aunque dicen que de todos los componentes de la marihuana solo algunos son beneficiosos, y otros no. Eso, justamente, lo dicen doctores que están en contra de su uso. Los que están a favor dicen lo contrario. Entonces, a menos que uno sea un experto y haga sus propios
experimentos, nunca vamos a saber la firme”.

 

¿Y su opinión frente a la donación de órganos?

“Necesario, absolutamente. Mega hizo esta campaña de la donación, donde participé. Lo que sí, yo tuve ictericia de niña y hepatitis A, a los 64 años, cosa muy rara porque te da hasta los 30 y tantos. Pasó cuando fui a Brasil y estaba tomando un jugo de cañas. Las cañas estaban en el suelo y un amigo me dice: ‘Cuidado, Gaby, mira cómo están’. Y le digo: ‘Pero si las pelan y después las meten en las maquinitas’. ‘Te va a dar hepatitis’ y me lo decretó. A los 15 días de llegar de Brasil, me dio una hepatitis que casi me fui para el patio de los callados. Mi hermana mayor, Nieves, que es médico –la primera neurofisiatra
de Chile–, veía los valores transaminasa. ‘¡Cinco millones! ¡Monita, no sé cómo no estás muerta!’. Te lo juro. Muy grave.
Reconozco que fui descuidada en ese momento, porque no estaba en un lugar con las mejores condiciones higiénicas y, además, la verdad es que tuve mala suerte. Por eso, hoy tengo que preguntar si puedo realmente donar mis órganos”.

 

Respecto de su trayectoria profesional, tiene un generoso registro de créditos en teatro, cine y televisión. ¿En qué
género se siente más cómoda?

“Es que es un lugar común y todos los actores respondemos lo mismo, porque es la verdad, pero el teatro es lo que más me gusta hacer. No quiero menospreciar a la televisión, donde hay muchos más factores: que la luz, que se ve un foco, que esto o que lo otro, que se puede repetir. Es tan diferente que la adrenalina no es la misma y, sí, a mí me gusta la adrenalina. Pero igual estoy agradecidísima. Además, el teatro no te da para vivir, al menos no en Chile; en el extranjero un poco más, pero tampoco tanto”.

 

¿Cómo se explica el cariño y simpatía que despertó su personaje en “Pituca sin lucas”?

“Lo curioso es que este personaje, siendo secundario, se fue para arriba porque le puse más humor a conciencia para humanizarlo, porque esa gente que es tan católica de los dientes para afuera, pero que no tiene la mínima piedad, que rotea y desprecia a todo el mundo, que trata así por arriba de los hombros a todo el mundo, son deleznables. Cuando leía al personaje, decía: ‘¡Qué horror!’ Tenía humor, pero también le puse mucho por cuenta mía. Además, cuando Rodrigo Bastidas y Elena Muñoz –que son los escritores de la telenovela– veían las grabaciones, decían: ‘Gaby, tenemos el mismo humor, así es que tú  ponle no más’. ¡Y le ponía! Hablaba en inglés, en francés, todo para hacer la diferencia con los demás. Salió un
personaje muy divertido”.

 

¿Qué le parece muy “clase media” en el Chile de hoy?

“Andar con las marcas; y falsas, además. Eso es muy clase media. Por suerte, ya no se usa tanto la cartera de Louis Vuitton. Tengo una que me regalaron, pero la verdad no la uso, porque no me gusta el diseño. Ahora han innovado harto, pero encuentro que la moda está horrible. Yo creo que los modistos odian a las mujeres, porque si nos pueden poner más feas, nos ponen”.

 

Diciembre: mes de mucho estrés por Navidad y Año Nuevo. ¿Qué le parecen estas fiestas?

“Me cargan las fiestas por obligación. Soy muy respetuosa de todas las religiones, pero no profeso ninguna. Soy agnóstica. Alguna vez celebré Navidad. Cuando mi hija era chica, el papá le hacía pesebre, porque en España se celebran Los Reyes Magos, que es el 6 de enero. Nosotros vivíamos en la Plaza Mayor de Madrid, que es enorme, con balcones, por donde iba
la caravana de reyes con elefantes, con camellos, con todo. Una caravana que duraba horas y con las tribunas donde estaban el rey Juan Carlos y la reina Sofía con su hijo Felipe, que es rey ahora, y con las infantas. Yo invitaba gente amiga, actores, y llenábamos el balcón y celebrábamos Reyes, que allá son los que llevan los regalos a los niños. Hay que dejar comida a los camellos, agua afuera de la puerta, y si te portas mal, en vez de dejarte regalos, te dejan carbón. A mi hija había que hacerle creer que los camellos habían estado ahí, revolviendo todo y dejando el agua chisporroteada para todos lados. Eso me divertía mucho. Pero ahora ya no, porque mi nieto tiene 11 años y no cree. Pero coopero, porque mi hija hace un árbol grande y yo pongo los regalos, nada más. Y compro solo uno para mi nieto”.

 

¿Algunas recomendaciones literarias para el verano?

“Cualquier novela de Paul Auster. A mí me encanta. Ahora estoy leyendo 4 3 2 1, su último libro, así de grueso, y ya voy por la mitad. Lo entretenido es que es profundo, pero te vas por un tobogán. Y lo fui a ver cuando estuvo acá con J. M. Coetzee, el Premio Nobel de Literatura sudafricano, porque me gusta mucho leer. También recomiendo a Jhumpa Lahiri, una escritora india que ganó el Premio Pulitzer con El intérprete del dolor. Es brillante. Le he leído La hondonada, muy buen libro. Y La dimensión desconocida, de Nona Fernández –la autora que escribió la teleserie–, que ganó el premio sor Juana Inés de la Cruz con esta novela, que también recomiendo”.

 

Copihue de Oro 2018!
El viernes 23 de noviembre, en Gran Arena Monticello, se celebró una nueva versión del Copihue de Oro 2018. En esta ocasión, nuestra querida entrevistada, Gaby Hernández, fue la gran ganadora del premio como “Mejor Actriz” por su personaje de Nora Elizalde, en la teleserie “Casa de Muñecos” de Mega. ¡Felicitaciones!

 

Entrevista publicada originalmente en la Edición 175 del Guardián de la Salud. Diciembre del 2018

 

Ivette Vergara: “Yo soy de comida bien saludable, pero soy dulcera, ese es mi gran pecado”.

A los 46 años, esta periodista y conductora de televisión luce una facha como pocas, a tal punto que una marca cosmética internacional la contrató para ser rostro de una reconocida crema. Estos atributos hace años impulsaron su carrera en los medios cuando, a los 17, fue elegida “Miss Paula”, concurso de belleza que le abrió las puertas del modelaje. Sus méritos, sumados al esfuerzo y profesionalismo, la han situado en diversos programas en La Red, TVN, Chilevisión y, desde 2013, en el exitoso matinal de Mega. Al igual que en su adolescencia, esta ex seleccionada nacional de voleibol –disciplina que abandonó por un tiempo a causa de las pasarelas, de su carrera y de la maternidad–, hoy se declara fanática del deporte más por salud que por estética.

 

Por Antonio Muñoz, Periodista PUC

 

¿Qué importancia le das al deporte?

“Creo que lo más importante es la disciplina que te entregan los deportes en términos de los hábitos, de la responsabilidad,
del trabajo en equipo; en fin, una serie de valores. Y no necesariamente tiene que ver con un tema alimentario, sino que
también con como tú te vas desarrollando y vas interactuando con tus pares en la vida misma, en tu trabajo, en el colegio,
en la universidad, en todos los ámbitos”.

 

Aunque fuiste seleccionada nacional de voleibol, dejaste tu carrera deportiva. ¿Por qué?

“Lamentablemente, en Chile, no se puede vivir del deporte. De hecho, yo tenía una beca deportiva para entrar a estudiar a
la Universidad de Chile. Sin embargo, no la ocupé y me fui a estudiar Tecnología en Alimentos en la USACH. No me imaginaba viéndome en la obligación de abandonar el deporte por los estudios, y sabía de la experiencia de compañeros
mayores que eran deportistas de alto rendimiento a quienes no se les daban las facilidades para competir y estudiar al mismo tiempo. De hecho, la mayoría de mis compañeras que sí estudió con beca en la Chile se demoró un año más en sacar la carrera. Así es que creo que tomé una buena decisión. Mi hijo mayor, que estudia con beca deportiva en Estados Unidos, vive una experiencia totalmente contraria, porque allá los deportistas no se quedan con ningún ramo. Si están complicados y les está yendo mal, ponen un tutor que les enseña, los guía, los ayuda. Si les toca una prueba, cuando tienen entrenamiento o concentración, el profesor está en la obligación de darles facilidades. Entonces, vemos cuáles son los resultados de países desarrollados como Estados Unidos, que tienen políticas públicas deportivas que fomentan el deporte en los niños desde muy pequeños, en los grandes juegos”.

 

En la actualidad, ¿practicas algún deporte?

“Sí, volví a jugar voleibol después de estar casi 18 años fuera del deporte. Y hace 8 años lo retomé. Me retiré básicamente
por mi trabajo en ese minuto, ya que empecé a trabajar como modelo y era incompatible, porque tirarse al suelo y llegar con las rodillas rasmilladas, con moretones, etc., me complicaba mucho. Después, también, por un tema de tiempo. Los desfiles de moda eran casi todos a partir de las 6 de la tarde. Tenía que ir a buscar los zapatos, peluquería, maquillaje, ese tipo de cosas, y yo entrenaba lunes, miércoles y viernes, de 6 a 8 de la tarde en un principio, luego de 8 a 10, en etapa universitaria. Además, fui mamá jovencita, a los 23 años primero y, luego, a los 27. Dejé entonces de hacer deporte, aunque siempre he hecho actividad física, toda mi vida. Incluso embarazada, el día antes de tener a mi hijo, estaba en el gimnasio entrenando, haciendo aeróbico, anaeróbico, porque mi cuerpo estaba acostumbrado. Ahora complemento el voleibol con Pilates, que me ha hecho superbién para las lesiones deportivas. Es buenísimo”.

 

Para mantenerme en forma, ¿cuidas tu alimentación?

“Sí. La verdad es que soy bastante cuidadosa con el tema alimentación. De hecho, ahora por ejemplo, estoy haciéndole caso
a mi amigo Giancarlo Petaccia, que está con este “Código Petaccia”. Yo soy de comida bien saludable, pero soy dulcera,
que es mi gran pecado. Entonces, cuando en el Mucho Gusto tenemos cosas dulces,como tortas por ejemplo, que son mi
debilidad, trato de hacerle caso cien por ciento a mi amigo Petaccia, así es que de lunes a viernes me porto muy bien, pero el fin de semana siempre me doy un permiso. Soy sibarita, me gusta la comida, me gusta comer rico, me gusta conocer comidas distintas o restoranes distintos. Si no puedo disfrutar eso, siento que la vida no tiene mucho sentido”.

 

Y en el matinal, con la sección de comida, debe ser un desafío diario.

“La hora del desayuno es terrible, porque siempre hay algo, o torta merengue lúcuma, o tres leches de frambuesa, que son mis dos postres favoritos. ¡Puedo sentarme a ver una película con un bol de merengue!, pero ahora lo hago con tagatosa, porque tengo eso: de muy chica recuerdo que mi familia, en general, ha tenido tendencia al colesterol alto. Por eso, en mi casa no se comen frituras, no se usa en general mucho aceite en las comidas. Tengo internalizado eso. Y como partí haciendo deporte desde muy pequeña, me acostumbré a cuidarmi alimentación, porque cada ciertotiempo teníamos control con los nutricionistas, nos hacían charlas nutricionales de qué era lo que debíamos comer los deportistas de alto rendimiento y qué no; teníamos medición de grasa. De hecho, a los 12 años ya tenía una cáliper en el brazo, midiéndome la grasa. Pero este cuidado no es por un tema estético, sino por un tema de salud, porque para rendir más, tener más rechazo, un salto más
alto, necesito estar más liviana. Por lo tanto, no puedo tener mucho porcentaje de grasa. Creces con eso y, al final, te das cuenta de que te acostumbras a  comer de manera sana. No obstante, cuando salíamos del entrenamiento por la selección en el Comité Olímpico, que quedaba en Tarapacá, abajo había un carrito de empanadas fritas y nos comíamos una. Luego nos íbamos a entrenar por la universidad”.

 

¿Quién cocina en casa: tú, tu marido (Fernando Solabarrieta) o la nana?

“En mi casa la que cocina es mi nana, pero todas las instrucciones se las doy yo. De hecho, tengo una minuta de 30 menús distintos para un mes completo. Soy superordenada para esas cosas. Entonces, lunes, lentejas con chorizo; martes, charquicán; miércoles, arroz chaufán con carne. Y claro, son recetas nuevas que he aprendido en la cocina del Mucho Gusto y que voy incorporando. Me gustan las recetas de Agustín (Romero), o de Serrucho (Miguel Valenzuela), y las anoto. Tengo una cantidad de recetas increíble en mi celular que hasta podría escribir un libro; una recopilación con las que más me gustan. Carola Bezamat, cuando venía al matinal, tenía una sección de comida saludable y ahí aprendí a hacer las hamburguesas de lentejas o de garbanzos con cúrcuma. Si de repente a uno se le pasa la mano con la cantidad de legumbres, al día siguiente no le vas a dar de nuevo lo mismo a los niños, así es que las disfrazas un poco, les echas un par de cosas y tienes otra comida distinta. En eso también he aprendido mucho. No es que me fascine estar todos los días en la cocina, pero sí me gusta atender a mis invitados. Cuando invito a mi casa, me gusta cocinar a mí. También me gusta cocinarle los fines de semana a mi familia, a Fernando, a los niños. A veces me dicen: ‘Pidamos algo’. ‘No. Yo les quiero cocinar’”.

 

¿Y están alineados contigo?

“¡Es que no tienen otra opción!”. “¡Imagínate lo que son las discusiones!

 

Sabemos que estudiaste Periodismo, por lo tanto eres colega de tu marido. Y, además, eres deportista, área que él cubre. ¿Cómo es la convivencia entre ustedes?

“Mi hijo mayor juega fútbol en Estados Unidos, mi hija es voleibolista y el más chico también es futbolista; o sea, toda la familia deportista. De repente, me llama mi hijo y me dice: ‘Mamá, ¿cómo viste el partido?’ ‘Bueno –le digo– pero cuando hiciste tal cosa, ¿por qué te cerraste tanto? ¿Por qué no te fuiste en la diagonal?’. Y Fernando empieza a decir: ‘Ella, la que sabe’. Entonces, le contesto: ‘¿Tú crees que esto es física nuclear?’. Si el deporte es uno solo, más o menos, y uno tiene nociones, conocimientos. Claro, yo no soy experta en fútbol ni voy a entrar a analizar la táctica del partido, porque ese no es mi dominio. Pero, en general, todos los deportes son similares en cuanto a las estrategias, las actitudes dentro de la cancha, los movimientos, las caras si se te fue el gol o se te fue el remache, si te quedas pegado. Porque una cosa es la táctica de los deportes y otra es el aspecto emocional, que influye tanto que a veces es mucho más importante. Yo guío mucho a mis hijos desde ese punto de vista, como una especie de coaching. Fernando orienta más a mis hijos desde lo táctico, en cómo se planteó el partido por el lado técnico. Pero es rico, porque cuando conversamos o discutimos, vamos compartiendo experiencias”.

 

¿Realizan actividades deportivas en familia?

“En verano, se viene el beach voley y las pichangas. Entonces, son los Solabarrieta hombres (Fernando, Nicolás e Iñaki) contra las dos Solabarrieta mujeres, ambas voleibolistas. Y ellos pasan la pelota con lo que sea, hasta con la pata. Pero, obvio, ganamos las mujeres. Entonces se pican, aunque a veces nos han dado harto la pelea. Si empiezan a perder, empiezan a pelear. Entonces, les digo: ‘Ya, véngase uno para acá’. Y les paso a la Maite, mi hija. ‘Ándate tú para allá, juega con ellos y trata de organizarlos’. Es para compensarlos y que no se peleen tanto, porque obviamente, como deportistas, somos todos competitivos y todos queremos ganar”.

 

¿Te sientes una mujer guapa?

“Nunca me sentí así. Como que ahora último, ya más vieja, empiezas a decir: ‘En realidad, algo debo de tener’, porque si todo el mundo te dice que eres atractiva, que eres buena moza, algo hay. Pero nunca ha sido mi tema, nunca me he preocupado mucho de: ‘¿Seré bonita?’. No. De modelo nunca me sentí así. Todas eran flacas y yo la más curvilínea. Me decía: ‘Tengo más cuerpo de brasileña’. Cuando llegué a la televisión, tampoco. Creo que, cuando pasé los 30, empecé a aceptarme primero, porque siempre me cargaron mis piernas, mi trasero. Me encontraba todo grande, demasiado voluptuosa. Empecé a decirme: ‘Sabes, no es tan malo ser grandota, no es tan malo ser alta’. Pero fue un tema de madurez, absolutamente”.

 

¿Cuál es tu postura frente a la cirugía plástica, el bótox o el ácido hialurónico?

“Creo que si uno el día de mañana siente la necesidad de hacerse un retoque, porque te molestan las patas de gallo y te hacen realmente sentir mal, me parece que no tiene nada de malo. Pero creo que siempre hay un límite. Yo todavía no me pongo ni bótox ni ácido hialurónico, porque siento que no los necesito. Si me río y se me producen estas arruguitas en el contorno de los ojos, no me molestan. Pero, a lo mejor, si en 5 años me empiezan a molestar, no dudaría en hacerme un retoque; pero un retoque. Mi problema son los excesos, como cuando tú ves a alguien y dices: ‘No, pues, se le transformó la cara’”.

 

¿Te suplementas para compensar el desgaste físico por estar en cámara y hacer deporte?

“Solo cuando estoy con sobrecarga de entrenamiento, muy exigida porque vienen campeonatos y empiezo a hacer preparación física. Si no, no lo hago, porque tampoco es bueno sobrecargar el cuerpo con proteínas, porque cargas mucho el trabajo del riñón. Por eso, soy cuidadosa de ir dosificando y de no bombardear el cuerpo con tanta cosa. Vitaminas sí, siempre estoy tomando multivitamínicos”.

 

¿Duermes 8 horas diarias?

“Ojalá. Mi tema es que descanso poco y no tengo un sueño profundo. No tomo nada para inducir el sueño, porque la última vez que tomé algo me hizo efecto como 10 horas después. Entonces, andaba lenta y ya a las 4 de la tarde estaba botada. Cuando tomo remedios, me pegan mal porque mi cuerpo no está acostumbrado a tomarlos. De repente, me compro melatonina, pero siento que no me hace efecto. A veces, cuando estoy muy reventada, trato de dormir una siesta de 20 a 30 minutos, porque me repone. Cuando entreno voleibol, es hasta las 10 de la noche los martes y jueves. Mi hija entrena hasta las 10:15, y yo la voy a buscar, por eso nunca llego a la casa antes de las 10 y media. Lo más temprano que me acuesto, y a
regañadientes de mi marido, es entre las 11 y media o un cuarto para las 12. Y me levanto a las 5 y media. La primera alarma del despertador es a las 5:30 y, la segunda, a las 5:45. No soy de las que suena el despertador y salen al tiro de la cama. Por eso, me regalo esos 15 minutos para convencerme de que me tengo que levantar”.

 

Entrevista publicada originalmente en la Edición 174 de El Guardián de la Salud, noviembre 2018.

 

Katherine Salosny: “Yo no transo el deporte, porque es parte de mi forma de vida y me hace bien”.

Desde mediados de abril, y luego de ser rostro emblemático del matinal de Mega por 5 años, la conductora dos veces galardonada con el premio “Copihue de Oro” en la misma categoría –Mejor Animadora de Televisión– se luce en el nuevo programa nocturno de conversación en TVN que ha cosechado buenas cifras de audiencia. A sus 54 años –y avalada por una prolífica carrera en pantalla chica, donde también ha incursionado como actriz en una decena de producciones–, luce vital y encantada con la vida. Razones hay de sobra. Pronto, y junto con dos socios, inaugurará un restorán en Tunquén, y para el próximo año, anuncia su debut en el teatro.

 

Por Antonio Muñoz, Periodista PUC

 

Llevas 35 años de carrera televisiva. ¿Cómo haces para mantenerte en forma?

“Deporte. Toda la vida. El deporte para mí es una forma de vida. Desde chiquitita fui seleccionada para todos los deportes de
alto impacto: hockey en césped, natación –que es mi deporte base–, atletismo. He hecho de todo”.

 

¿Por qué te gusta la natación?

“Cuando chica me crie muchos años en Argentina y allá, donde el deporte es superprotagónico, descubrieron en mí que tenía talento para la natación. Combinaba los estudios con este deporte, y ya era proyecto olímpico. Me estaban entrenando para eso. Pero, por razones familiares, tuvimos que volver a Chile y quedó trunco ese tema. En esa época yo tenía entre 15 y 16 años. Fue superfrustrante porque acá, en los años 70, ni una posibilidad para el deporte. Por más que buscamos, no fue posible. Después, cuando grande, volví a retomar la natación de una forma más sistemática y la practico hasta hoy. Me hago 2 lucas 3 veces a la semana, en forma regular”.

 

¿Qué te deja la práctica de este deporte?

“Me aporta mucha energía. Es un deporte solitario; por lo tanto, es muy meditativo. El nado siempre se puede perfeccionar,
entonces, siempre hay desafíos. Y, sobre todo, me ayuda con el estado de ánimo. Además, el cuerpo no sufre porque no es un deporte agresivo. Tengo muchas lesiones porque hice deportes de alto impacto. Tengo operaciones a la rodilla por los meniscos, me fracturé una muñeca, ese tipo de cosas. Lo otro que hago, también, y por varios años, es el yoga. Complemento la natación con el yoga, y mi bicicleta, que es la misma que tengo hace 25 años”.

 

Entre 2013 y 2018 fuiste  rostro del matinal de Mega. ¿Cómo te preparabas para estar siempre radiante y fresca en cámara, desde tan temprano en la mañana?

“¡Perdí la vida nocturna! Porque, para estar bien, necesito dormir mínimo 7, 8 o 9 horas. Tener un buen dormir es fundamental. Pero no siempre estás con ganas de quedarte dormida a las 9:30 o 10 de la noche, porque me levantaba a las
5:15 de la mañana. O te quedas pegada con una película, o estás un poco más estresada. Cuesta, entonces, conciliar el
sueño. Pero, a veces me ayudaba con mis hierbas de melisa. También es muy agotador hacer 5 horas de programa, siempre
arriba de la pelota. Pero, cuando lo pasas bien en la pega, la verdad es que también te reenergizas. Y, claro, lo pasé increíble
durante los primeros años”.

 

Hoy, en cambio, estás en un programa nocturno, “No culpes a la noche”, en TVN. ¿Cómo fue este proceso de adaptación horaria?

“Igual pasaron algunos meses, donde fue como “Living la vida loca”, porque empecé a encontrarme con mis amigos de
nuevo, a salir en la noche, a ir al teatro. Ya no había problema. Me costó volver a ese hábito, pero era necesario comenzar
a hacer la transición; comer más tarde, tomarte tu vinito. Y, claro, el primer tiempo hicimos el programa en vivo todos los días. Llegaba a mi casa como a la 1 y media de la mañana y, entre sacarte el maquillaje y todo, terminaba acostándome a las 2 y media de la mañana. ¡Y ya no estoy en edad! Ya no me gusta acostarme tarde, pero también era complicado el tema de conseguir invitados para las 11 y media o 12 de la noche. Entonces, empezamos a grabar el programa y, de repente, lo hicimos en vivo. A mí me encanta el ‘en vivo’, pero también era heavy ese cuento”.

 

¿Y cómo te las arreglas con el deporte?

“Lo que pasa es que yo no transo el deporte, porque es parte de mi forma de vida y me hace bien. Eso que la gente dice: ´No
tengo tiempo para hacerlo´, no me cabe en la cabeza. Porque, en mi caso, me deprimo, dejaría de ser la Kathy. Y lo pongo
como condición en mis pegas. ´No, en este horario no puedo, porque estoy en yoga´. Entonces, ahora hago natación a las 8 y
media de la mañana, que es exquisito. Lo mejor es hacer deporte en ayuno, porque estás con una energía distinta. Si tú te
alimentas antes, el alimento te come la energía de tu cuerpo y es más cansador hacer deporte. Entonces, en la mañana me tomo mis dos vasos de agua y nado con mucha energía y, después, me voy a tomar desayuno. Y ahí parte mi día”.

 

Con este nuevo horario, ¿se vio afectada tu alimentación?

“Ahora no tengo almuerzo, porque tengo que estar a las 12 a más tardar en el canal. Primero, pauta, y después maquillaje
y peinado porque hay que hacerse entera. En el estudio a las 14:15; 14:30 grabando. Y terminamos como a las 4. Entonces, me salto el almuerzo. Por eso, es superimportante el desayuno. Y, después, viene la cena. Hoy, dejo de comer entre 7 y 8 de la tarde, porque si lo hago más tarde me cuesta dormir. Yo no soy de comer 5 veces al día, aunque dicen que es saludable hacerlo. Tomo mucha agua, eso sí, litros de agua. Té, litros de té, y té negro, de hoja, no en bolsita. Vino también, aunque espumante más que nada. Nada de tragos elaborados. Soy gozadora del vino. El sauvignon blanc y los ensamblajes me encantan”.

 

¿Tienes alimentos prohibidos?

“No tengo alimentos tabúes. De repente, mi nana me hace un lomo saltado y le lleva la papa frita. ¡Puchas que son ricas las papas fritas! Pero no consumo nada de azúcar, bebidas o todo ese tipo de cosas dietéticas. Y, de comida, cada vez me estoy alejando más de la carne. He sido supercarnívora, porque la carne tiene mucha proteína para recuperarte por los deportes. Pero tengo un tema animalista, también. Ahora he visto algunos documentales y he empezado a tomar conciencia de cómo sufren esos animales cuando los faenan para que nos alimentemos. Eso me choca un poco y me parece que es un contrasentido”.

 

¿Cómo suplementas las proteínas?

“Del huevo. Me fascinan mis huevos. Todos los días consumo y de campo, porque al ser de gallinas libres no tienen ese olor a pescado que tienen los de las gallinas de criadero, que se alimentan con mucha harina de pescado. Las gallinitas, cuando comen lombrices o maíz, que es lo natural, y están en la tierra y no estresadas, –como esas pobres gallinas ponedoras de huevos en los criaderos, que es espantoso–, ponen huevos fantásticos. Tampoco consumo lácteos. Sí me gusta la leche de coco, el agua de coco y el aceite de coco. Me encanta el pescado y me fascinan las pastas. Como muchas ensaladas, pero en el invierno me cuesta más por el frío. Soy medio floja para las frutas, que hay que lavarlas y picarlas, pero son necesarias”.

 

¿Qué opinas de las personas que se esclavizan a una dieta?

“Ay, me carga. Ahí me pongo pesada. Siempre les digo: ‘Hay que hacer deporte, hay que caminar. Deja el auto’. El sedentarismo es lo peor para el ser humano, aunque cada cual es dueño de hacer lo que quiera. Por ejemplo, es muy
gracioso lo que pasa con los chicos que me maquillan y me peinan. Tanto les hablo del tema, que ahora están todos en el gimnasio del canal, que es muy barato y muy bueno. Y me encanta, porque se están sintiendo bien, se han ido contagiando. La Javi, que es quien me maquilla, me dice: ‘Kathy, me porté mal y te vi todo el rato’, porque ve mi cara como un sello negro en todas las leseras que empieza a comer. Le dije: ‘No hay que ser tan estricto ni tan represivo con uno. Estas cosas son de a poco, hay que ir adquiriendo el hábito y, de repente, desordenarse también está bien. Obvio, ¡yo también lo hago!’ Pero eso
de las dietas, mmm, no sé. Hay algunas personas para las cuales es necesario por temas de obesidad, porque tenemos una altísima tasa de obesidad en Chile, pero, curiosamente, tiene que ver con la altísima tasa de depresión que hoy tenemos, sobre todo en los niños”.

 

¿Te preparas para el verano?

“Estoy permanentemente preparada, jajaja. No, no hago nada especial”.

 

¿Qué significa para ti vivir junto al mar?

“Esa es la vida que yo quiero. Quiero terminar en la playa, al lado del mar, al igual como hizo mi mamá hace dos años, cuando tenía 78 y se fue a vivir a Algarrobo. Vi en ella un cambio demasiado concreto y real. Y en mi hermana también, que vive con ella. Algarrobo tiene una riqueza que hay que saber encontrar, lo mismo que en las regiones. Y he encontrado eso, gracias a este cambio en mi mamá. También tengo a mis amigos allá, que se han puesto con sus mini PYMES, como Gonzalo
Donoso, que es el dueño del Macerado, que lo puso ahora en Algarrobo, porque primero lo tenía en Casablanca. Él vive en Algarrobo, donde sus niñitas andan a pata pelá y van solitas al mar a tirarse al agua; o sea, una vida superdistinta. Entonces, uno se empieza a contagiar con eso. Y la historia del restorán es larga de contar, pero es mágica y muy romántica”.

 

Cuéntanos esa historia.

“Voy a hacer una síntesis, porque tengo que hacer el homenaje. Tunquén es mi refugio, ahí tengo mi casa. Me encanta. Es un lugar de silencio. No tengo televisión, no tengo nada, solo mi casa, la vista y el aire. Hace un tiempo, fui pareja de Patricio Errázuriz. Era de mi colegio, pero nos volvimos a encontrar en Tunquén. No duró mucho la relación, pero nos queríamos mucho. Nos separamos y pasó el tiempo. El Pato era dueño de un restorán muy exitoso en Algarrobo Norte y me enteré de que estaba poniendo otro en Reñaca. De pronto, se muere el año pasado. Fue fulminante, muy doloroso. Una persona capísima, lindo en todo sentido, un tipo que se fue a vivir un año con los pescadores de Caldera para estudiar los peces de roca a Caldera, porque esa era su especialidad. Volado, loquísimo. Me emociona acordarme. Por esa época, pasó que justo me accidenté en Tunquén, porque me botó mi perra. Me fracturé la mandíbula y el pie, y estuve dos meses fuera. En ese intertanto murió el Pato. Y, dos semanas después de la misa, recibo un whatsapp de la hermana mayor, Carmen Errázuriz, que no conocía personalmente, pero sabía quién era. Me dijo: ‘Tengo que contarte esto: el Pato se quería ir a Tunquén, porque estaba armando un proyecto gastronómico allá. Te voy a dar el teléfono de Gonzalo Álvarez, que era su socio, para
ver si puedes continuar con esta obra’. ¡No lo podía creer! Entonces, llamo a Gonzalo Álvarez, que va a verme a mi  casa cuando aún estaba convaleciente, y me cuenta la historia de cómo llegó el Pato. Se demoró ocho años en tomar la decisión. Gonzalo, que quedó en estado de shock porque había perdido a su socio, me dice: ‘Echémosle para adelante’. Y ahí fue a conversar con Gonzalo Donoso al Macerado, para que nos asesorara. Él tiene mucha pega, le va muy bien con sus restaurantes y tiene una onda superparecida al Pato. Y me dijo: ‘Déjame ir a cachar el lugar, a ver cómo los puedo asesorar’. Y fue. Cuento corto: me dice: ‘Pero si acá está el Pato. Ya, me meto en esto’. Y ahí estamos los tres como socios. El restorán se llama Casa Tunquén-Macerado, porque tiene el respaldo del Macerado. El 70% de la pega la hace Gonzalo Donoso, porque él sabe de todo, y su cocina es espectacular. A todo esto, el restorán lo veo desde mi casa. Eso también es bien increíble y mágico. Estamos muy entusiasmados, porque inauguramos la última semana de octubre o a principios de noviembre”.

 

Volviendo a tu carrera en televisión, ¿en cuál de todos tus programas has sido más tú?

“En todos los he pasado súper bién. Recuerdo Esta es mi familia, un programa que quise mucho de este canal, donde
tengo 11 años de carrera. Fui y volví varias veces. Ahora, el programa que me sacó la identidad, digamos, para ejercer
este rol social –porque yo siempre hablo del rol social como comunicadora– fue el Extra Jóvenes. Ahí aparece mi esencia,
porque nunca pensé hacer tele. Quería estudiar teatro, cosa que hice a los 30. La televisión fue casi como un acto de
sobrevivencia. Me fui a vivir sola muy chica, tenía que juntar las lucas y empecé a hacer comerciales. Me vieron en uno
específico y me llamaron para hacer un casting y quedé. Ahí parto con el Extra Mujeres y, después, el Extra Jóvenes, que es mi nicho, mi programa, que lo  creamos con una amiga. En general, el oficio de la televisión a mí me queda bien. Y me encanta”.

 

¿Quedó un poco de lado tu carrera como actriz?

“Haciendo matinal, es complejo el tema. Hice un retiro. Pero, la extraño mucho y, probablemente, el próximo año esté en un proyecto de teatro”.

 

¿Sientes que ya llegaste al tope en la televisión?

“Lo digo siempre: la televisión es muy machista, como la sociedad misma en que vivimos. Me encanta el movimiento que hay hoy, porque las mujeres tenemos la oportunidad de revisitar nuestra historia y conectarnos con ese machismo que nos ha aplastado y nos ha reprimido bastante; y nos ha maltratado también. ¿A qué voy con esto? Que siempre tuve en mi consciente inconsciente una fecha de término, porque las mujeres no podemos envejecer en pantalla, no se nos puede caer el pelo, no nos puede salir una arruga. Y uno ha cargado con eso fuerte. Entonces, no tengo ambiciones. ‘Ah, qué bueno, una nueva oportunidad a los 30, a los 40 y, ahora, a los 50, haciendo un late. Nunca lo había hecho, sola, a los 54 años’. Entonces, es bonito eso. Pero, sí, es un medio machista. Las cosas se me han dado de manera súper oportuna y con proyectos muy estimulantes en los que me he sentido realizada. Pero esto puede acabarse mañana, y si sucede, habrá otros escenarios”.

 

Entrevista publicada Originalmente en la Edición 173 de el Guardián de la Salud. Octubre del 2018

Luis Jara “Creo mucho en la búsqueda de la felicidad. Siento que es un compromiso que tenemos con nosotros mismos”.

Con 12 álbumes de estudios, 2 recopilatorios y 3 en vivo, el exitoso cantante que inició su carrera musical en 1985 con Ámame se apronta a lanzar un nuevo disco en octubre, del que hasta ahora se conocen dos singles que lo han regresado en gloria y majestad a las listas de popularidad, cautivando incluso a los más jóvenes. Su estrategia:aliarse con exponentes de la nueva generación de artistas, como en Enamorado, acompañado de los hermanos chilenos de origen gitano 330 AM, y en La última tentación, incluyendo a María José Quintanilla ya Franco El Gorila. Mientras, continúa como rostro estable del matinal de Mega con ratings imbatibles. Méritos por los que ha recibido en 11 oportunidades el “Copihue de Oro” en diversas categorías. Por si fuera poco, ofrece conciertos por todo Chile. En esta entrevista, nos revela sus secretos para mantenerse en óptimas condiciones físicas.

 

Por Antonio Muñoz, Periodista PUC

Fotografo, Sergio Iglesias

 

Con 30 años de carrera musical y en televisión,¿cómo haces para mantenerte en forma?

“Dejé de fumar hace 13 años. Dejé de comer carnes rojas hace 4 años. No consumo nada astringente como pisco sour ni destilados ni café ni bebidas gaseosas. He ido restringiendo algunas cosas que eran parte de una dieta que tiene que ver con la juventud. Pero he ido entendiendo también a mi cuerpo y sabiendo que, si yo quiero funcionar de la manera en que estoy funcionando hoy, necesito mejorar mi dieta. Pero no es una dieta relacionada con el peso; es una dieta de vida, de salud. Y esas cosas que yo he ido sacando de mi vida, me han traído muchos beneficios”.

 

¿Practicas algún deporte?

“Voy al gimnasio y ando mucho en bicicleta, unas 3 veces a la semana”.

 

¿Cómo cuidas tus cuerdas vocales?

“Las hidrato mucho. Tomo mucha agua.También tengo una dieta vocal, por así decirlo, porque hoy no como ni siquiera tomate. Lo que pasa es que tengo un reflujo; entonces evito todo lo que me lo produzca. Y para la hidratación de mis cuerdas, también uso vaporizadores en la mañana, antes de hablar, porque el desgaste es muy grande. Y hago ejercicios vocales todos los días”.Se te ve bien y con mucha energía en el matinal.

 

¿Cuál es tu secreto?

“Primero, me gusta mucho mi trabajo, lo que hago. Tengo un equilibrio en mi casa y, cuando tengo algún problema –por-que todo el mundo tiene problemas–, lo dejo en el camarín. La gente no paga un concierto y tampoco prende el televisor para que uno le cuente lo mal que está.Trato de ser lo más honesto posible. Creo que, en mi trabajo, lo que ve la gente es lo que soy yo. A muchos puede gustarle,a otros no, pero trato de ser lo más yo posible. Creo que si buscan saber cómo soy, pongan la televisión no más”.

 

Esta exposición mediática por tu carrera, ¿te produce desgaste,como las giras por ejemplo?

“A mí las giras no me desgastan. Es como si parara cada cierto tiempo en una carretera y le echara bencina al auto,porque cuando el público te aplaude y te quiere de la manera que a mí me quiere,uno llega con mucho entusiasmo a la casa. Y la televisión no tiene esa configuración.La televisión se mide minuto a minuto, y los contenidos son dirigidos. Cuando canto, a mí no me dirige nadie; me dirige el público. Entonces,hay un desgaste porque la televisión te expone demasiado, sobre todo cuando trabajas cinco horas diarias. Te expone en lo que dices, lo que piensas, lo que haces. La gente se siente con el derecho a opinar, y no siempre a uno le gusta,pero estoy acostumbrado. Yo sé cómo es este trabajo. No rehúyo de aquello”.

 

En tu trayectoria, ¿has pasado por momentos críticos y cómo saliste adelante?

“Sí, muchos. Tengo una familia muy fuerte, espectacular. También tengo un carácter muy fuerte. Soy un resiliente absoluto. He convertido y he capitalizado mis momentos más difíciles en momentos que después digo: ́¿Cómo cresta me volví a reinventar? ́. Cuando mucha gente me daba por muerto, incluso las personas más cercanas, yo me decía: ́Tengo una fuerza interior muy potente ́. Creo que también está muy cimentada por mi mujer, mis hijos y, en su momento, mi mamá, que hoy no está conmigo. Tengo mucha gente por quien luchar. Y, particularmente, porque también me quiero mucho. Le tengo mucho cariño a lo que hago. No me permito que se me doblen las piernas o se me bajen los brazos. Es parte de una esencia que traigo desde chico”.

 

Aparte de nutrirte desde lo emocional, ¿recurres a nutrición por suplementación?

“No tomo proteínas porque tengo gota.Cuando voy al gimnasio, la gente me dice que después de entrenar tengo que tomar proteínas. Entonces, o como pollo o como pescado. Además, cada año me pongo Neurobionta, en inyecciones, 3veces al año. Y con eso estoy”.

 

¿Cómo es tu alimentación diaria?

“Como cinco veces al día y no como después de las 8 pm. Tomo desayuno a las 7, tengo una merienda a las 10,almuerzo a las 2, tengo otra merienda a las 5 y ceno a las 8. No soy mañoso para comer: si hay cazuela, como cazuela; si hay carbonada, carbonada;si hay charquicán, charquicán. Como legumbres también. Lo que no consumo son los productos elaborados o los azúcares refinados”.

 

Aparte de las carnes rojas,¿qué otros alimentos has sacado de tu alimentación?

“Nunca he tomado destilados. Para mí, el licor no es atractivo. El vino sí,me gusta mucho. Es un antioxidante,dicen, para justificar las ganas de tomar,pero… Mucho té de manzanilla, agua,frutas, sobre todo manzanas verdes.Todas las mañanas me como una manzana verde”.

 

¿Te das el permiso de comer comida chatarra?

“No. No como comida chatarra. Pizza puede ser. Muy de vez en cuando, una pizza bien hecha, casera. Pero comida chatarra, no. No la he comido nunca,ni siquiera en los momentos en que he tenido sobrepeso, que me ha pasado por otras cosas. También he tenido gula”.

 

Cuéntanos de tu experiencia de sobrepeso.

“Llegué a pesar 107 kilos el año 2010. Pucha, no sé cómo llegué a ese peso.Creo que por falta de cariño. Me estaba queriendo poco.Creo que la gordura va muy de lado de lo emocional. Unose dejó de querer en algún momento y no paraste de comer. Lo revertí con esa resiliencia de la que hablé. Me miré al espejo un día y dije: ́Este gallo que está ahí viejo, cansado, gordo, no soy yo. No tiene nada que ver con el que soy yo. No tiene que ver con mi apariencia. Tiene que ver con cómo me siento ́. Y paré”.

 

Septiembre, mes de Fiestas Patrias. ¿Te gusta la comida chilena? ¿Tu plato favorito?

“Amo el charquicán. Lamentablemente,ya no puedo comer cordero, que me gustaba mucho, ni plateada ni costillar al horno. Pero sí me voy a comer una empanada de pino de todas maneras. Me gusta también el pastel de choclo. Soy de comida casera, de comida chilena.Creo que la cocina chilena ha agarrado cada día más fuerza y se ha sofisticado un poquito. Pero una buena carbonada es imbatible. Y cocino muy bien”.

 

¿Le cocinas a tu familia?

“Me doy el gusto de cocinarle, a pesar de que mi esposa cocina también muy bien. Y tengo una nana peruana espectacular. Pero cuando quiero cocinar en la casa, me dejan”.

 

¿Y el menú es más chileno,peruano o internacional?

“De repente, le pido a mi nana que nos haga comida peruana. Ella hace un arroz chaufan muy rico y nos hace cariño con algunas otras cosas. Pero, habitualmente, yo hago los menús de la casa. Ayer comimos lentejas, por ejemplo. Hoy,comimos reineta. Mañana, escalopas de pavo. Super sano”.

 

Los pecados del 18:¿te gustan el mote con huesillos y el terremoto?

“El mote con huesillos, sí, con mucha culpa, porque sé que el huesillo se hace con azúcar. Pero, si encuentro un huesillo que sea con endulzante, me lo como igual. No tomo terremoto”.

 

¿Qué le sugerirías a los que se desordenan en Fiestas Patrias con las comidas?

“Creo que no hay que volverse loco haciendo dieta. Básicamente, creo que hay que volver a consumir lo que se consumía antes del 18. Mucha agua,porque hace muy bien. Y no saltarse las comidas. Tenemos la mala costumbre de saltarnos el desayuno, que es super importante. En el desayuno, yo me como una manzana verde, un jugo de fruta natural, me tomo una taza de té grande y pan pita con jamón de pavo.Y si puedo comer con huevos, también lo hago; o con palta”.

 

¿Y lácteos?

“Sí. También me sirvo un yogur natural con arándanos y avena”.

 

¿Sales a comer afuera?

“Sí. El otro día fui a un restaurante espectacular, de comida italiana que me gusta mucho. No me acuerdo el nombre,pero estaba en la Nueva Costanera. Pero no tengo para qué hacerle publicidad,porque me cobraron mucho, jajaja”.

 

¿Cuáles han sido los aprendizajes de tu pasada por grandes canales de televisión, incluyendo TVN donde debutaste en la teleserie “De cara al mañana”?

“Chilevisión me dio la posibilidad de saber hacer un programa sin plata. Te dicen: ́Mira, ahí tienes un estudio,un micrófono, tres cámaras. Haz un programa de televisión ́. Entonces, eso me provocó colocar mi creatividad y la de todos los que trabajamos en el equipo. Canal 13 me puso glamour. Me di cuenta de que el glamour, lo pomposo, lo grande, lo elegante, me gusta.Me gustan las cámaras, me gustan las luces, las grandes orquestas. Y creo que Mega me ha dado la naturalidad. Lo que a mí me ha hecho el matinal Mucho gusto es realmente vivir en una casa de vidrio, estar super expuesto. Entonces,cada canal me ha permitido gozar de manera distinta”.

 

¿En qué proyectos estás ahora?

“En mi carrera musical; estoy a punto de lanzar mi disco de música urbana.Tengo dos canciones rotando, que están muy escuchadas. A fines de agosto canté en La Serena y Coronel. Es que yo no paro de girar por Chile. Y tengo un concierto grande el 3 de noviembre,en el Gran Arena Monticello”.

 

¿Sigues en el matinal de Mega?

“Mi contrato termina en diciembre de este año. Estoy negociando”.

 

Eres reconocido por ser un cantante romántico.¿Qué significado tiene para ti el amor?

“Uno, cuando habla del amor, es tan cursi. Uno siempre dice: ́El amor es lo que me mueve, es la fuerza, el motor ́.Pero es verdad. Uno vuelve a repetirlo que ha escuchado en tanta gente.Pero yo te diría que no tengo otra fór-mula para vivir, porque amo hasta mis amigos. Soy un gallo que gira en 360 grados. Soy esposo, soy papá, fui hijo,soy hermano, soy cuñado, soy amigo,soy sobrino, soy padrino. Y todos esos roles en mi vida hacen que brote lo mejor de mí. Los vínculos personales,las relaciones humanas, todo eso es amor. Probablemente, el amor vive conmigo. No soy un gallo perfecto.Me cargaría serlo. Me encanta tener errores. Me gusta equivocarme. Me gusta ser incorrecto.No soy un gallo lleno de virtudes, pero sí soy un tipo que ama mucho”.

 

¿Consideras que hoy estás en tu mejor momento profesional?

“Creo que todavía estoy al debe. Todavía no hago ni mi mejor concierto ni mi mejor programa. Todavía no me saco mi mejor fotografía. Todavía no grabo mi mejor canción”.

 

¿Pese al éxito en nuestro país?

“Sí, pero a mí nunca me interesó la fama.Me interesó básicamente que me dejaran hacer mi pega. La fama es una consecuencia de los discos que he grabado, de lo hincha pelotas que soy, de los programas que he hecho. Pero, básicamente, he buscado hacer lo que me gusta. Soy un trabajador incansable en su pega. Y demasiado auto crítico. Y, cuando estoy terminando un disco, digo siempre: ́Podría haberlo hecho mejor. Pero no importa, el que viene lo haré mejor ́. Hasta ahora, no he pensado dejar de grabar o dejar de trabajar en televisión. No he dejado de pensar en hacer lo que me gusta, porque todavía creo que estoy al debe. Todavía no doy lo mejor de mí”.

 

Hablando de tu carrera televisiva,¿qué tienes pendiente?

“¡A mí solamente me falta leer noticias! Y,claramente, no lo voy a hacer. Pero quiero volver a hacer lo mío, que es conversar y hacerlo mejor, como un gallo de 53 años,con alguien enfrente. Es una cuestión que,definitivamente, tengo que volver a hacer”.

 

¿Sientes que en ese rol te muestras mejor?

“No es que yo quiera que me escuchen a mí. Me gustaría sacar lo mejor de la otra persona. Y, en ese sentido, creo que hoy tengo mejores herramientas para entrevistar que antes. Pienso que siempre fui un buen entrevistador. Pero hoy puedo hacerlo mejor. Lo que pasa es que el matinal no me pone en ese escenario. Y, claro, me gustaría tener un programa de conversación”.

 

En lo musical, ¿te falta explorar algún ritmo, abordar otras temáticas, presentarte en algún escenario donde aún no has estado?

“He estado en todos los escenarios en Chile. He estado en el Teatro Colón,de Buenos Aires. He sido un gallo muy afortunado. No pienso en lo que me falta. Pienso, básicamente, en cómo hacerlo mejor. Porque si pienso en lo que me falta, no disfruto de lo que estoy haciendo. Lo que me pasa es que nunca quedo conforme. He estado en Viña 9 veces (en el Festival Internacional dela Canción de Viña del Mar). He hecho hasta el Teatro Municipal. Entonces, es el cómo hacerlo mejor lo que me mueve”.¿Algún mensaje que quieras dejar para nuestro público?“Creo mucho en la búsqueda de la felicidad. Siento que es un compromiso que tenemos con nosotros mismos. Cada vez que me acerco a una persona y trato de sacarle una sonrisa, pongo una pata en el suelo y me siento un gallo agradecido. Esas son cosas super simples. No hay que pasar por ninguna universidad para tenerlas. Todos vivimos momentos difíciles. Todos tenemos que enfrentar dificultades. Algunos tenemos, quizás, la fortuna de contar con mayores recursos,pero la vida es mucho más simple que eso. Por eso,es bueno cada mañana dar las gracias, porque es un acto degenerosidad con uno mismo”.

Artículo publicado originalmente en la Edición 172 del Guardián de la Salud. Septiembre del 2018.

René O’Ryan: “Creo que el Caballero de allá arriba quiere que siga acá por un buen tiempo”.

En una época de su vida en que –según confiesa– “estaba como avión”, al ex instructor del exitoso reality show “Pelotón” se le diagnostica cáncer que, luego de una aparente remisión, rebrota en otro órgano de su cuerpo, aunque esta vez con una prognosis de-vastadora. Haciendo caso omiso, este oficial de marina, capitán de fragata y buzo táctico de 52 años, casado y padre de 5 hijos (2 de su primer matrimonio y 1 con su actual pareja, más 2 de esta última),se embarcó en una lucha quijotesca que estaría doblándole la manoa la muerte. ¿Cómo lo hizo? En entrevista exclusiva responde éstay otras inquietudes, que desarrollará en extenso en un anunciado libro, de próxima aparición, y que también comparte en charlas motivacionales a lo largo de todo el país

 

Por Antonio Muñoz, Periodista PUC

 

¿Cómo cambió su día a día luego del diagnóstico del adenocarcinoma?

“Hubo varios cambios. Primero, le puse freno a todas mis actividades. Paré la máquina en que estaba metido. Dije:‘No, hay que bajar el ritmo’. Y, lo más importante, es que me concentré en dar la pelea. Y le di prioridad a lo importante,que es el entorno familiar”.

 

Antes de iniciar la radio y la quimioterapia, solicitó un mes para investigar.Cuéntenos de esa etapa

“Cuando a mí me detectan este cáncer,que fue a fines de diciembre de 2016,a los pocos días ya tenía hora con los mejores especialistas. Me presentaron varias estrategias, porque obviamente estaba contra reloj, y me quedé con la que era menos invasiva. Una opción era sacarme todo el estómago, gran parte del esófago y cortar el colon, para re ubicar-los y unir lo que quedaría de esófago con el intestino delgado. Y, de ahí, todo el tratamiento de quimio y de radio, que también estaba considerado. Me quedé con la opción de no intervención, deque no me tocaran. Pedí que me dieran un tiempo para mí, no solamente para vivir la enfermedad, y prepararme para lo que veía más adelante, sino también para estudiarla, entenderla y, de mi parte,combatirla. Ese mes fue un tiempo decrecimiento, porque me di cuenta de todos los malos hábitos y abusos que tenía. Por ejemplo: consumía exceso de azúcar, cinco cucharadas en una taza de café. Me di cuenta, también, de que era fanático de los lácteos y de la carne.Todo eso lo dejé”.

 

¿Qué pasó con su cuerpo al someterlo al tratamiento convencional con radio y quimioterapia?

La verdad es que, al principio, nada. No sé si a causa de esa dieta orgánica que seguí de manera extrema, consistente en no consumir nada de azúcar ni sal refinada. En cambio, consumía brotes de alfalfa y de lentejas. Estaba más power que antes, nunca tuve molestias, nunca me sangraron las encías, el pelo por supuesto no se me cayó –jajajaja– jamás me sentí débil. ¿Cuándo viene esto?Cuando termino el tratamiento; en ese momento me doy cuenta de que estoy pálido, débil, sin fuerzas y con una baja de energía tremenda. Lo que pasa es que hay que entender que a mí me quemaron el esófago, ahí estaba el gran tumor, y al quemarlo, es increíble que tú no puedes tomar ni siquiera agua, porque es un dolor que ni te explico cómo me revolcaba. No podía comer ni cosas molidas,ni coladas, ni cremas; eso, para mí, era fuego, por eso tuvieron que hacerme una gastrostomía para alimentarme por una sonda. Esto que debía durar unos cinco o seis meses, duró apenas tres semanas.Yo mismo lo detuve, porque ahí me fui en picada, desnutriendo, aunque supuestamente estaba comiendo alimento muy refinado para mi organismo”.

 

Finalizada esta etapa, se supone que su salud repuntó.

“Siempre, después de todos estos tratamientos, tiene que haber una pausa,porque el efecto en tu organismo se vaa notar dos o tres meses después. En febrero, terminé con la radioterapia y quimioterapia; casi todo marzo estuve conectado a un goteo para alimentarme y me fui al suelo, porque me estaba desnutriendo realmente. Por otro lado,mi organismo se fue regenerando y, entres meses, ese problema desapareció entre comillas, porque, al hacerme el nuevo examen, había pasado a ser un cáncer linfático, saltando al hígado. Esto ocurre por el hecho de estar en una condición débil, producto de una cantidad de químicos que está en tu organismo para, supuestamente, matar el cáncer,envenenándolo, lo que genera que tu sistema inmunológico se vaya al suelo. Y si se va al suelo y queda algo de cáncer,nada lo va a detener, porque no tienes sistema inmunológico para impedir que avance; por eso, a otras personas les salta por ejemplo al pulmón, al cerebro o a los huesos. En junio me dicen: ‘Lo único que podemos hacer es evitar que sigan apareciendo células cancerígenas en otros órganos. Ya no podemos matarlo,porque no sabemos dónde va a aparecer después, y con tratamiento, a lo más vasa durar 8 meses’. Tenía que seguir con la quimios, pero más intensas. Pero yo no lo acepté”.

 

¿Entonces buscó la medicina integrativa?

“Así es, pero, respecto de lo anterior, hayque dejar más claro un punto, porque la gente siempre me pregunta o cree que yo recomiendo no hacerse quimio. No es así. A mí no me agradó la experiencia de ver cómo la gente se muere con esos tratamientos. Porque no vi uno, sino que ya he visto 12 casos de conocidos y amigos míos. Entonces, dije: “No quiero ese camino, no me voy a hacer ni una sola quimio más”. Pero, a su vez, entendiendolo que me hacía la quimio, me propuse hacer lo contrario:“En vez de que mi sistema inmunológico se destruya como consecuencia de la quimio, quiero potenciarlo”.En ese momento, se me abrela posibilidad de entrar en un protocolo de estudio para hacerme inmunoterapia. Me aceptan. Tenían que pasar 6 meses desde mi última quimio para asegurarse deque en mi organismo no hubiese ningún metal, ni ningún químico. Entonces, en agosto, estoy listo para partir. Me había focalizado solamente en potenciar mi sistema inmunológico, inyectándome muérdago Helixor en las dosis más al-tas y consumiendo todo lo que nutriera mi cuerpo. Entonces, cuando me hago la primera inmunoterapia, y me voy al suelo por dos semanas y media, me dije:“Este no es el camino”. Aparte, ves to-das las secuelas con las cuales puedes terminar, como lupus, hepatitis, etc., y pensé: ‘¿Por qué voy a ser conejillo de Indias si todavía yo no he dado mi 100%en la lucha contra el cáncer?’. Así es que renuncié a este protocolo experimental con la primera inyección. ¡Eran 2 años y duré 20 días! A todo esto, tú tienes que pensar que, detrás de ti, hay una familia que cree en esto, al igual que pasa en todas las sociedades. Y yo iba en contra de lo establecido. Soy duro y terco, pero ahora estaba siendo extremista porque se trataba de la vida o la muerte. Pero cuando tú ves gente que entra en estos estudios y termina con un hígado cuatro veces su tamaño, o con hepatitis de equis tipo, o con problemas en los ganglios, es decir,cuando tú vas viendo secuelas irreparables, tú te lo preguntas. Probemos, mejor,sin ser conejillo de Indias. Probemos la línea natural, lo que el sentido común me dice: sin químicos. Y ahí me fui de lleno por este camino”.

 

¿En qué terapias se apoyó?

“De partida, hay que entender que todo suma. Me hice acupuntura, porque hubo una época en que todo lo que comía tenía el mismo sabor, como si estuviese comiendo excrementos, aunque fuesen sabores con contrastes tremendos, todo tenía el mismo sabor asqueroso. De verdad es traumático, porque tú quieres sentir el sabor de la lechuga o del limón,y no logras diferenciarlos. Entonces me hice una acupuntura con una chinita y me recuperó el sabor en un día.Maravilloso. Me hice, y sigo hasta hoy haciendo, biomagnetismo. Desde mayo me hago bioscanner o biorresonancia magnética en Bio Kine Salud y eso ha mantenido muy controlado el avance del cáncer”.

 

¿Y respecto de su alimentación?

“He vuelto a consumir carnes por una simple lógica de generar cetosis en mi organismo; es decir, comer grasas sanas.Por eso consumo pescado, idealmente salmón; pocas carnes blancas; carnes rojas, porque hay más grasa en éstas; y también consumo mariscos. No ingiero casi ningún alimento procesado. Y mi familia come lo mismo que yo, se adaptaron a este régimen alimentario.La verdad es que cuando uno ve cambios, crea conciencia de inmediato. No sacas nada con seguir un camino si te vas muriendo y apagando. Es diferente cuando estás siguiendo otro camino y cada vez estás mejor. Entonces la gente dice: ‘Algo de lo que está haciendo, lo está haciendo bien’”.

 

Sabemos que consume FitLine.¿Cómo llegó al producto?

“Nuevamente te insisto: creo que el Caballero de allá arriba quiere que siga acá por un buen tiempo. En junio, llega un amigo a mostrarle estos productos a mi señora, porque los estaba metiendo en Chile, aunque lo más impactante es que estos productos en el mundo ya llevan 25 años. Y cuando me explica lo que son, lo primero que pienso es: ‘¡Obvio que eso es para mí!’ Porque hoy comer orgánico es carísimo. Aparte, aunque comiésemos siempre de forma orgánica y natural, igual nos van a faltar nutrientes en el cuerpo. Y lo que este producto hace es llevar la cantidad necesaria de vitaminas, minerales y nutrientes, para que tus células estén nutridas las 24 horas del día. El costo es otro tema. Si la gente toma conciencia de cómo alimentarse,este no es un producto caro, porque el pack tiene un precio de venta para público de $115 mil. Si lo dividimos por 30 días, te da un costo de $3.800 para nutrirte perfectamente a diario. Entonces,cuando entiendes el concepto de nutrirse,te das cuenta de que no es caro. Es lo que cuesta, por ejemplo, una pasada por el Starbucks. Pero será caro si tú sigues teniendo el mismo gasto en compras en el supermercado y en la feria. Porque lo que debieras hacer es reducir y seleccionar lo que realmente es nutricional. Pero la gente piensa que debe seguir comiendo como siempre y sumarle esto.De lo que se trata es replantear la forma de vivir y de alimentarse. Hoy, toda mi familia lo consume a diario, porque vilos cambios no solo en mí. Y no se trata solo de energía, sino de calidad de vida en general. Es una lógica simple: si tu organismo y tus células se nutren en un 100%, tus órganos van a funcionar 100%. Si tus órganos funcionan en un 100%, tu sistema inmunológico no se desgasta en reparar un órgano que funciona bien, y va a hacer su pega. ¿Cuáles? Combatir lo que no corresponde:virus, bacterias, células cancerígenas,células que se mueren”.

 

¿Cómo se relaciona este producto con la nanoterapia?

“Yo creo que la gente lo malinterpretó.Lo que pasa es que estos productos,que son alemanes, tienen aplicado la nano tecnología. Ellos patentaron el nombre NTC o Concepto de Transporte de Nutrientes, que hace que los nutrientes que entran en tu organismo se vayan hasta donde está el déficit nutricional. Es focalizado. ¿Qué pasa? Los alemanes –que son re tontos y cuando hacen las cosas, las hacen super mal,jajaja– aplicaron en este producto lo que saben de la nanotecnología, que ellos utilizaron primero en otra área,que fue la militar. Después se fue a la construcción y, de ahí, a la medicina. Y,hoy, a los alimentos. Lo que yo hago es nutrirme perfectamente gracias al NTC. Nada más. Es bueno aclararlo, porque la gente me dice: ‘Deme el nombre de la medicina que está tomando con nanonutrientes’. Pero ¡si no es medicina!También me preguntan: ‘¿Tengo que dejar de consumir el producto para seguir con quimio o con radio?’. Y yo les digo:‘¿Por qué tiene que dejar de comer para seguir ese tratamiento u otro? Ustedes pueden consumirlo porque estos son solo nutrientes que se encuentran en los alimentos orgánicos. No tienen químicos,no tienen pesticidas ni antibióticos”.

 

Entiendo que plasmará esta experiencia en un libro,“El combate de mi vida”.

“El libro está detenido. Cuando yo partí esta pelea, en mi libro parto diciendo: ‘El cáncer ya no me ganó’. Y sin saber todo lo que iba a vivir. Pero estaba seguro de que la pelea que yo iba a dar, la iba a ganar. Han pasado cosas durante este período que han enriquecido el libro. Por eso, el libro ha ido mutando en la medida de que yo he visto los resultados. Y he hecho cosas que todavía no puedo contar. Mi idea no es contar una historia: ‘Señores,la forma de ganar esto es así’. ¡No! Mi idea es que partamos comprendiendo qué es el cáncer, metiéndole cabeza,estudiando. Una vez que lo tengamos claro, hagamos trabajar al cerebro:‘Entiendo cuáles son tus condiciones de vida y cuáles son las mías.

 

¿Qué puedes hacer tú contra eso?

¡Nada!,porque el control lo tengo yo, porque te conozco’.Lo que quiero traspasar hoy es que las personas se empoderen de su capacidad para ganarle al cáncer, de que si uno pone de su parte, va a ganar.Porque cuando tú entras en una terapia, entras angustiado,porque tu mente está en otro lado y eso no ayuda a tu organismo a focalizarse”.

 

De allí la frase que declaró a los medios: “El 50% está en la cabeza de uno, que es fuerza,voluntad, fe y esperanza. Y el otro 50% está en la dieta y todo lo que es alternativas”.

“Lo que pasa, y ocurre a diario, es que tú puedes ver a una persona con los mejores tratamientos y con todos los medios económicos para viajar a Estados Unidos y decir: ‘Quiero al mejor especialista en esta área’. Y al final se mueren igual. Mucha gente se muere cuando el médico le dice: ‘No hay nada que hacer. Con suerte, te quedan 3 meses de vida’. ¿Qué pasó con esa persona?Lo asumió y lo decretó. Y se fue a los 3 meses. Cuando me dijeron: ‘Te quedan 8 meses de vida’, mi señora se puso a llorar a mares y le dije: ‘¿Por qué le estás creyendo, si él no es Dios? Cree en mí.No voy a dejar que el cáncer me mate’.Y no me morí. Te vuelvo a repetir: la gente es a veces tan insegura, que sus propios miedos la llevan a la tumba”.

 

¿Qué sugerencia daría a los pacientes con cáncer?

“Mi consejo es, primero, que no tengan miedo. Es algo muy difícil, porque la palabra cáncer genera pánico, devastación, algo terrible. Deben entender que el cáncer es parte de ustedes, son células que por alguna razón mutaron.Entonces, cuando uno entiende que ese ser desagradable llamado cánceres parte mío, no tengo por qué tener-le miedo. Porque lo digo siempre: no son fantasmas, no son extraterrestres,no me los contagiaron. Yo los generé.Entiendan lo que tienen o cargan en su cuerpo, para saber qué hacer y por qué lo hacen. Mucha gente me pregunta:‘¿Está tomando zeolita? ¿Está tomando amalaki?’ y yo les pregunto ¿y por qué tengo que tomarlo? Señores, esta guerra se gana entendiendo qué es el cáncer,por qué lo tengo, cómo se alimenta,de qué vive, qué hay que hacer para combatirlo. Y, por favor, cada cosa que vayan a hacer, investíguenla. De lo contrario, estarán dando puñetazos al aire, golpes que no van a llegar a ningún rostro. Y se van a morir”.

 

¿Cómo es su relación con el cáncer?

“Tengo un sueño que es encontrar la cura del cáncer. Y estoy cerca. Y no lo quiero contar porque me van a hacer  desaparecer del mapa. Es lo único que yo sé. No creo que haya un complot contra las terapias alternativas. Creo que y estoy seguro que lo que hay es un lindo negocio que se llama cáncer,porque las clínicas no están paradas por los by pass gástricos, ni por las cirugías estéticas, ni por los cambios de siliconas, ni por los partos. Están paradas por los enfermos de cáncer. Tú no te imaginas cuánta gente está enferma de cáncer. Hace poco me comuniqué con un chileno que está en Nueva York con un cáncer muy severo. ¡En un mes se ha gastado más de 300 mil dólares!Y él me cuenta que, cuando llega ala clínica, hay 200 personas que se están haciendo quimioterapia. Entonces, cuando tú ves lo que se gana, o lo que rentabiliza esta enfermedad, te das cuenta de lo asqueroso de todo esto. Es posible que yo genere mucha urticaria por esto, pero no estoy diciendo nada que no lo puedan comprobar. Averigüen. Por eso, pónganme un oncólogo al frente y que me rebata todo lo que le voy a decir. Sí. Puede ser que haya gente que se salve. ¿Cuánto? ¿Un 7%,10%? ¿Es la solución? No es la solución. Cuando me dicen que la solución para un obeso mórbido es la operación,estoy seguro de que no lo es, porque,después de 3 años, el 70% vuelve a ser mórbido. La solución es cuando entras en su cabeza y creas conciencia de que se está nutriendo mal, de que tiene hábitos alimentarios tan malos que lo llevaron a ese estado. Con el cáncer pasa lo mismo. Obviamente,tengo una sola meta y es encontrar la cura. Quiero abrir el centro más grande del país donde pueda ayudar al 30% o al 40% de la población gratis; a todos los que no tiene los medios económicos. Yo me gasté todos mis ahorros para que me trataran en cierta clínica de mucho prestigio internacional y no me salvaron. Cuando tú ves eso,¿qué le queda a la gente que vive en La Pintana, por ejemplo? Ellos tienen cero opción, porque son tratamientos carísimos y aparte no te salvan. Se salva la minoría. ¿Por qué? Porque es un cáncer incipiente; o lo detectaron muy temprano o porque lo extirparon y después le hicieron de todo. Pero los cánceres que se salvan con esas terapias son mínimos. La gente no lo dice por temor, porque piensa que esta es la única opción que le queda. Mentira. Mírame cómo estoy. A mí me deben estar dando puñaladas o prendiendo velitas para que me muera pronto, porque la verdad es que soy un mal negocio para muchos. Y lo sé, porque se me acerca gente y me dice: ‘Don René, tuve que ir a la clínica porque me dijeron que tenía que partir con quimio y yo le dije al médico: No quiero quimio. ‘Es que si no te haces quimio te vas a morir’ ¿Y cómo O’ Ryan? ‘No, no me lo nombre a él’. Soy un pésimo marketing. Pero no me vengan con que lo estudios dicen esto o aquello. Estoy vivo, en circunstancias que debí morir en septiembre o primeros días de diciembre, de la forma como se mueren los que sufren esta enfermedad,que se apagan como vela, lentamente.Yo me aburrí de ver eso y no creo que el Caballero de allá arriba lo quiera así.Puede ser que genere mucha bulla ahora,pero la que voy a generar más adelante sí que va a ser potente. Algunos me van a creer, otros no. Algunos lo van aprobar y les va a ir bien. Estoy luchando porque no le tengo miedo a la muerte.Ahí está la clave. Toda la vida jugué con la muerte, iba al lado mío en cada ejercicio que me tocaba realizar como Buzo Táctico de la Armada de Chile.Me podía morir en cualquier momento pero estaba preparado para eso; sin embargo, no sería fácil pues yo daría la mejor de las peleas. Entonces, ese dar la pelea me ha llevado a encontrar información en Internet que no se comenta. Y todas esas dudas y preguntas que llegan a mi cabeza, solo me dejan un aprendizaje, que es: ‘Todo pasa por algo, pero mientras yo no haga nada el desenlace es predecible; la muerte’”

Publicado Originalmente en la edición 168 de El Guardián de la Salud, en el mes de mayo del año 2018

Primeros auxilios para controlar mareos y ansiedad

Lorena Castillo, Naturópata holística / Iridióloga / Paramedico

 

Mareo es aquella sensación repentina de vértigo, embotamiento y, en algunos casos, alteración dela conciencia. Puede surgir en diversas situaciones y se activa con una sensación de malestar, hipotonía muscular, y aparición de visión borrosa o efecto túnel.

Son múltiples los motivos por los que podemos llegar a marearnos, tales como deshidratación, hipoglucemia o algunas enfermedades de mayor o menor grave-dad, pero también los mareos pueden ser provocados por estrés continuado, estados de ánimo extremos o ansiedad.

En este artículo aprenderemos a reconocer uno de los mareos más recurrentes, los mareos por ansiedad, y cómo abordar los de manera rápida y efectiva.

 

Mareos por ansiedad

Los mareos por ansiedad se diferencian de los mareos causados por un problema físico subyacente, porque la persona que los sufre suele sentir o experimentar lo siguiente:

Estados de estrés muy altos, por situaciones que le generan miedo, temor, angustia o una tensión excesiva y prolongada. El mareo se manifiesta con: Sensación de que todo da vueltas alrededor o de que todo se mueve de forma repentina.

-Aturdimiento.

-Debilidad generalizada intensa.

-Inestabilidad.

-Alteración de las funciones psicomotoras. En algunos casos severos, la persona puede llegar incluso a desmayarse.

Muchas veces, las emociones negativas son tan intensas que nuestra mente tiene la capacidad de provocar algunos síntomas físicos como los mareos.

 

Alerta de urgencia

 

Miedo y tensión alta: Cuando sentimos miedo, nuestra frecuencia cardíaca aumenta y, con ella, nuestra tensión arterial. Una vez pasado el momento estresante y de angustia, nuestro cuerpo reduce la tensión arterial para equilibrarla, y es entonces cuando muchas personas pueden sufrir mareos y sensación de confusión.

 

Tensión muscular: Este tipo de tensión también puede favorecer la aparición de mareos por ansiedad. Ante situaciones que nos producen miedo o angustia, nuestros músculos se tensan como un mecanismo de defensa o huida.

 

Respiración: Unos niveles de ansiedad elevados provocan una alteración en la respiración, siendo esta más acelerada, entrecortada o superficial. Cuando nuestra frecuencia respiratoria aumenta, podemos sufrir de hiperventilación, lo que significa que en nuestro cuerpo entra una mayor cantidad de oxígeno de la que necesitamos y disminuye el dióxido de carbono. Este desequilibrio provoca que nuestro organismo trate de equilibrar el pH de la sangre, la cual se vuelve alcalina y esto puede generarnos esa sensación de mareo, además de otros síntomas como debilidad, visión borrosa y hormigueo pasajero.

 

Primeros auxilios

 

*Controlar la respiración

Recomiendo como tratamiento de urgencia la respiración diafragmática. Este es un tipo de respiración relajante que usa el diafragma. El diafragma es el músculo que se encuentra debajo de las costillas y arriba del estómago. Cuando los pulmones se llenan de aire el diafragma presiona hacia abajo y el estómago sube (se mueve hacia adelante).

1.Siéntate en una silla cómoda o acuéstate boca arriba con una almohada debajo de tu cabeza. Asegúrate de que tu espalda esté apoyada.

2.Coloca una de tus manos sobre tu pecho y la otra sobre tu abdomen, encima de tu estómago.

3.Inhala lentamente a través de tu nariz. Cuenta hasta 2. A medida que inhalas, tu abdomen debe levantar tu mano. Tu pecho debe mantenerse quieto.

4.Expulsa el aire lentamente con tus labios juntos (casi cerrados). Cuenta hasta 4. A medida que expulsas el aire, debes sentir que tu estómago se hunde.

Observa que al inhalar cuentas hasta 2 y que cuando expulsas el aire cuentas hasta 4. Esto te ayuda a mantener tu respiración lenta y pareja. Practica esta técnica de respiración durante 5 a 10 minutos hasta calmar los síntomas.

 

Los mareos por ansiedad no constituyen un síntoma de grave peligro, y es necesario mantener la calma cuando aparezcan para no empeorar la situación.

 

 * Mirar un punto fijo

Lo que se debe hacer es mantener los ojos abiertos y mirar fijamente a un punto. Esta es una excelente estrategia para combatir la crisis de mareo o vértigo en pocos minutos.

 

*Realizar la maniobra de Epley

La maniobra de Epley es una de las más utilizadas para tratar los mareos y el vértigo:

-Debes acostarte boca arriba, con la cabeza por fuera de la cama, extendiendo el cuello en aproximadamente 45°, manteniendo así por 30 segundos;

-Ahora debes girar la cabeza lateralmente y mantener la posición por otros 30 segundos;

-Enseguida debes girar el cuerpo hacia el mismo lado en que está girada tu cabeza y permanecer por 30 segundos; Después debes levantar el cuerpo de la cama, pero mantener la cabeza girada por otros 30 segundos;

Por último, puedes girar la cabeza hacia enfrente, y permanecer parado con los ojos abiertos por algunos segundos más.  Esta maniobra no debe ser realizada en caso de hernia cervical, y en lo posible debe hacerse con la ayuda de otra persona debido a que la cabeza debe ser movida lentamente.

 

Métodos preventivos:

A continuación, algunos ejercicios que pueden ser realizados en casa a diario, en un momento tranquilo, como método preventivo:

1.Sentado con la cabeza en movimiento: Sujeta un objeto con una mano y colócalo enfrente con el brazo estirado. A continuación debes abrir el brazo hacia un lado y seguir el movimiento con los ojos y con la cabeza. Repetir 10 veces hacia un lado y luego repetir el ejercicio hacia el otro lado.

2.Sentado con la cabeza en movimiento: Sujeta un objeto con una mano y colócalo enfrente con el brazo estirado. A continuación debes mover el brazo hacia arriba y hacia abajo 10 veces, y seguir el movimiento con los ojos y la cabeza.

3.Sentado con la cabeza fija y con los ojos en movimiento: Mueve el brazo hacia un lado y mantén la cabeza fija. Sigue el objeto solamente con los ojos.

4.Sentado con la cabeza fija y con los ojos en movimiento: Estira el brazo hacia enfrente y mantén la mirada sobre el objeto. A continuación debes acercar el objeto hacia tus ojos, hasta llegar a una distancia más o menos de una palma de la mano, siempre mirando fijamente el objeto mientras se aproxima y se aleja.

No puede dejar pasar esta oportunidad. Un compilado de toda la información que necesitas saber respecto al COVID-19. Artículos de investigación, científicos, tratamientos, protocolos, autopsias, Noticias internacionales, nacionales, información científica y genética de la vacuna y mucho más! Adquiérelo pinchando aquí:

 

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¿Sabías que el aceite de coco contiene moléculas que son eficaces contra el coronavirus?

Una nueva investigación de Filipinas ha descubierto otro candidato potencialmente viable para tratar y prevenir el coronavirus de Wuhan (COVID-19), sin la necesidad de productos farmacéuticos o vacunas, y muchos de nuestros lectores lo conocen con cariño como aceite de coco.

 

Compilado por Equipo GS

El Dr. Fabian M. Dayrit, PhD, de la Universidad Ateneo de Manila, junto con la ayuda de la Dra. Mary T. Newport, MD, de Spring Hill Neonatology en Florida, analizaron los beneficios antivirales conocidos del aceite de coco con el fin de determinar si pueden aplicarlos también contra el COVID-19. Lo que encontraron es ciertamente prometedor, en especial, porque no hay otro remedio o cura conocida para este nuevo virus.

Desde hace muchos años se sabe que el ácido láurico, junto con su derivado monolaurina, posee actividad antiviral natural. El ácido láurico es un ácido graso de cadena media que comprende aproximadamente el 50 por ciento de la composición del aceite de coco, y es ampliamente reconocido como un supernutriente, al igual que la monolaurina, que es producida por las propias enzimas del cuerpo al ingerir el aceite de coco. Estos nutrientes funcionan en conjunto para desintegrar las “envolturas” que rodean a los virus, explican los doctores Dayrit y Newport, y esto incluye el COVID-19. Estos dos nutrientes también parecen poder inhibir la maduración en etapa tardía en el ciclo replicativo de los virus, así como prevenir la unión de proteínas virales a la membrana de la célula huésped.

Este modo de acción triple hace que el aceite de coco sea una solución muy prometedora para la pandemia, especialmente porque está muy disponible, es relativamente económico y fácil de consumir. En teoría, las personas de todas partes podrían tomar unas pocas cucharadas de aceite de coco al día para ayudar a protegerse contra la infección del virus, o tomar un poco más si ya lo tienen.

Otro compuesto antiviral encontrado en el aceite de coco que también juega un papel protector es el ácido cáprico, junto con su derivado monocaprina. Aunque solo representa aproximadamente el siete por ciento del aceite de coco, el ácido cáprico ha demostrado su eficacia contra el VIH-1, lo cual es importante porque ha aparecido evidencia que sugiere que el COVID-19 puede contener ADN del VIH.

Los investigadores recomiendan que el aceite de coco simplemente sea reconocido como una sustancia preventiva general contra la infección viral y microbiana “dada su seguridad y amplia disponibilidad”.

Varios estudios in vitro, en animales y humanos, respaldan el potencial del aceite de coco, el ácido láurico y sus derivados como agentes efectivos y seguros contra un virus como el COVID-19”, concluyen. “Este tratamiento es asequible y prácticamente libre de riesgos, y los beneficios tienen potenciales enormes”.

 

Fuente:

www.naturalnews.com